LA MUERTE, EL ÁNGEL LIBERADOR. CAP. VII


Capítulo. VII.


“LA MUERTE”

“EL ÁNGEL LIBERADOR”



"Espléndido y Luminoso es el Ángel de la Muerte, que con la Ley en su mano, desnuda nuestra Alma de sus vestiduras, liberándonos así pues, hacia una más plena y pura dimensión".

Después de las lecciones anteriores, cabe fácilmente comprender que la "muerte" tal y como su terminología indica -eliminación total de la vida- no existe. Más adelante a medida que la ciencia moderna vaya evolucionando, esta palabra dejará definitivamente de existir, y será sustituida por la expresión "TRANSICIÓN", que en su significado real, sí que expresa adecuadamente el desarrollo de la mal utilizada ex­presión "muerte".
La humanidad, por lo general, está hipnotizada por la idea de la muerte. El vulgar empleo de esta palabra denota la ilusión, y el espejismo existente en las mentes materialistas y superficiales de nuestra enferma civilización occidental. En labios de quienes deberían tener mayor conocimiento, oímos expresiones como las de: "la implacable guadaña de la muerte", "tronchada en la flor de su vida", "desa­parecido para siempre", "todo acabó para él", "pérdida irreparable", etc., al ha­blar de una persona que acaba de marchase de este mundo, como si diesen a enten­der que ha dejado de existir y ya no es nada en ningún plano de la existencia infinita... La nada no existe, y donde hay o ha habido existencia y vida no puede sobrevenir la nada. La nada es nada, y donde hay algo, ese algo no puede desaparecer así como así como por arte de magia. Comprobado está que " TODO ES ENERGÍA, Y LA ENERGÍA NI MUERE NI SE DESTRUYE SINO QUE SE TRANSFORMA INCESANTEMENTE".., Esto puede ser per­fectamente corroborado par la ciencia moderna, que así lo afirma.
Por lo tanto, pensar que el gran esfuerzo que realiza la Madre Naturaleza por cre­ar incesantemente mejores MODELOS o FORMAS para cultivar la vida, y desarrollarla dentro del Gran IMPULSO de la Evolución, y que la VIDA que anima todos los Reinos de la Naturaleza, con sus cualidades, sus sufrimientos y experiencias, que en definitiva es su IMPULSO DE "SER", no sirvan para nada, y la de que su destino no es más que desaparecer, morir para siempre, como si nunca hubiese existido, es francamente una herejía. El que así piensa, ciertamente va en contra de la Sabia Naturaleza, Naturaleza que denota incansablemente y antes nuestros ojos su manifestación majestuosa, y una tremenda Inteligencia Creativa. Luego, cabría fácilmente decir, que ni es sensato ni lógico pensar en la muer­te como algo que denote "vacío vital".
Sobre todo en el mundo occidental predominan estas pesimistas y escépticas ideas, a pesar que la religión Cristiana allí prevaleciente describe las delicias del Cielo en tan vigorosos y atractivos términos que todos sus fieles deberían desear el TRÁNSITO a tan feliz y dichosa vida.
"Si los cristianos creyeran sinceramente lo que su esotérica religión les enseña y promete, en vez de lamentarse amargamente y vestirse de luto cuando alguno de sus deudos y allegados muere con las debidas disposiciones, deberían de entonar CÁNTICOS de JUBILO y engalanarse floridamente -como hacen algunas de las Religiones orientales, por ejemplo- al pasar el ser querido a la dichosa, feliz y bienaventurada vida celeste". La generalidad de las gentes, no obstante a pesar de la fe que teóricamente profe­san, temen a la muerte, les espanta su imagen y les perturba su recuerdo con invencible terror. Sin embargo, quienes conocen la ILUSIÓN de la muerte no experimentan tan siniestras emociones, y aunque naturalmente sientan la temporánea separación del ser querido, saben que no lo han perdido para siempre, sino que tan sólo ha pasado a otra fase de vida y que nada de su verdadero Ser se ha aniquilado, tan sólo su vestido corpóreo que le mantuvo en este plano físico.

Relata una FÁBULA:

"Que al notar una oruga su enlanguezida anunciación del fin de su estado reptante como gusano, y el principio de su largo sueño de crisálida, reunió a sus compañe­ras y les dijo: "Triste es pensar en el forzoso abandono de esta vida que tan ha­lagüeñas venturas me prometía. Segada por la guadaña de la muerte en la flor de mi existencia, soy un ejemplo le la crueldad de la Naturaleza. ¡Agur! mis buenas amigas, ¡agur! para siempre. Mañana ya no existiré. "Acompañada por las lágrimas y lamentaciones de las amigas que rodeaban su lecho de muerte, la oruga pasó a su otro estado. Una vieja oruga exclamó tristemente: "Nuestra hermana nos ha dejado. Su destino es también el nuestro. Una tras otra nos abatirá la guadaña destructo­ra como a la hierba de los prados. La fe nos mueve a esperar otra vida, pero aca­so sea una vana esperanza. Ninguna de nosotras sabe nada cierto sobre otra vida. Lamentamos el común destino de nuestra especie "Después se marcharon todas tristemente....... ".

Bien claro se ve la ironía de esta fábula y nos sonreímos de que la oruga ignore la GLORIOSA vida que le espera cuando despierte del sueño de la aparente muerte y se metamorfosee en una policromada y bella MARIPOSA. Pero no hemos de son­reírnos, porque todos tenemos el mismo espejismo que la oruga.

"Todos Los Ocultistas Reconocen Que En Los Tres Estados De: Oruga; Crisálida Y Mariposa, Hay Una Imagen Divina De La Transformación Que Le Aguarda A Cada Ser Humano"­

La muerte para el hombre no es más que el estado de crisálida para la oruga. En ninguno de ambos casos cesa la vida por un sólo instante, sino que persiste mien­tras la Naturaleza efectúa sus transformaciones. Aconsejamos al estudiante que asimile bien la moraleja de esta fábula, que de siglo en siglo y de generación en generación aprenden los niños hinduistas.
Estrictamente hablando, desde el punto de vista oriental, no existe la muerte. Y desde el punto de vista científico occidental -en cuanto a la continuidad de la energía en diversos estados- tampoco. No hay muerte. Solo hay vida con muchas fa­ses y modalidades, a una de las cuales llaman "muerte" los "ciegos" del mundo...

" Nada Muere Realmente Aunque Todo Experimenta Un Cambio De Forma Y Actividad "

Así dice el Bhagavad Gita (Libro Sagrado oriental):

"Nunca nació el espíritu ni nunca dejará de ser. Nunca hubo tiempo en que no fuera, pues sueños son el principio y el fin. Sin nacimiento ni muertes ni mudanzas permanece el espíritu por siempre. La muerte no lo toca, aunque parezca muerta la casa en que mora".
Los materialistas dogmáticos arguyen frecuentemente contra la inmortalidad del alma diciendo que todo en la naturaleza se disuelve y destruye. Si así fuese, resultaría lógico inferir de ello la muerte del alma; pero en verdad no hay nada semejante porque nada muere realmente. Lo que llamamos muerte o destrucción, aún del más insignificante ser inanimado, no es más que un cambio de forma o condición de su energía y actividades. Ni siquiera el cuerpo muere realmente, en el estricto sentido de la palabra. EL cuerpo no es una entidad sino un agregado de células que sirven de vehículo a ciertas modalidades de energía que la vitalizan. Cuando el Alma deja el cuerpo, las células se disgregan en vez de agregarse como antes. La unificante fuerza que las mantenía agregadas retiró su poder y se mani­fiesta la actividad inversa. Cuando esa vida ya no anima al cuerpo, éste se descompone naturalmente y cada elemento del mismo, calcio, fósforo, magnesio, hierro etc.. va nuevamente a unirse a su verdadero hogar, y ocupar su lugar en la economía de la naturaleza de donde partió. Comprendemos ahora lo que dijo un Sabio autor cuando dijo que: "Nunca está el cuerpo más vivo que cuando muere".
Así vemos que el silogismo de los materialistas carece de premisa mayor y por tan­to han de ser forzosamente falsas las conclusiones de todo razonamiento en el funda­do. Pero ni los Ocultistas expertos ni nadie que esté un tanto espiritualizado tomarían en serio el argumento de los materialistas dogmáticos, aunque fuera cien veces más lógico. Esto es debido a que los Ocultistas y Místicos han educido y ac­tualizado sus superiores facultades psíquicas y espirituales que les dan a conocer por vía directa que el alma no perece cuando se disgrega el cuerpo. Cuando el individuo es capaz de desprenderse temporáneamente de su cuerpo físico y actuar efectivamente en los planos ultraterrenos, le parece absolutamente fútil y absurda toda discusión especulativa sobre la vida después de la muerte. Si un hombre que no ha llegado todavía a la etapa de desenvolvimiento psíquico y espiritual en que se tiene la prueba sensoria de la supervivencia del alma, deman­da una prueba de ella, digámosle que en vez de fijar su mirada mental en el exterior la enfoque en su interior y allí hallará la prueba deseada. Porque como nos en­seña la filosofía, el mundo interno es mucho más real que el mundo externo. En efecto el hombre no tiene un positivo conocimiento del mundo exteri­or, pues todo cuanto posee es el informe que el cerebro interno le proporciona de las impresiones recibidas del mundo exterior. El hombre no ve el árbol que mira, sino tan sólo la imagen invertida del árbol retratada en su retina. Además, su mente ni siquiera percibe esta imagen, sino tan sólo el vibratorio informe de los nervios cuyos filamentos terminales excitó la imagen.
Así no hemos de avergonzarnos de aprovechar las reservas acopiadas en las intimidades de la mente donde permanecen muchas PROFUNDAS VERDADES. En las regiones subconsciente y supraconsciente de la mente esta el conocimiento de muchas fundamentales verdades, entre ellas las dos siguientes:
            1º)       La certidumbre de la existencia de una SUPREMA POTESTAD que compenetra y mantiene el Universo.

2º)        La  certidumbre  de  la  INMORTALIDAD de nuestro verdadero SER,  del  Íntimo YO que ni el fuego abrasa ni el agua ahoga ni el aire aventa.

La vista mental enfocada en nuestro interior hallará siempre el YO con la certeza de su indestructibilidad. Desde luego que esta prueba es muy diferente de la que requieren objetos de materia física; pero ¿qué importa? La verdad buscada pertene­ce a la interna VIDA ESPIRITUAL, y así por DENTRO y no por fuera se ha de buscar al ALMA.

"Dejad que el alma hable por sí misma y escucharéis su sonoro, armónico, vigoroso y esplendente CANTO, que dice: " No hay muerte, no hay muerte, no hay muerte. No hay más que VIDA, y esta vida es ETERNA. "Tal es el canto del alma". Es el canto de vida negador de la muerte. No hay muerte. Solo hay  eterna, sempiterna "vida". Escuchadlo en el SILENCIO, porque únicamente así podrán llegar a vuestro oído sus Vibraciones".

Antes de introducirnos de lleno en las diversas etapas o fases que tiene lugar después de la muerte, vamos, en esta introducción, a tocar diversos aspectos relaciona­dos con la misma, para aumentar nuestros conocimientos y ángulos de vista, ya que tratamos verdaderamente de un problema profundo, arraigado en lo más hondo de muestras dudas y de nuestros miedos.
Ante todo tratamos de definir este misterioso proceso al cual están sujetas todas las formas, y que frecuentemente solo constituye el fin temido, temido por no ser comprendido. La mente del hombre está tan poco desarrollada que el temor a lo des­conocido, el terror a lo no familiar y el apego a la forma, han provocado una situación en la que uno de los acontecimientos más benéficos en el ciclo de vida de un encarnado HIJO DE DIOS, es visto cono algo que debe ser evitado y postergado el mayor tiempo posible. Naturalmente que debemos cuidarnos, y procurar estar lo más sanos posible, pero cuando esto se convierte en obsesión crea el individuo un campo magnético a su alrededor que dificulta toda correcta expresión de las leyes que regulan toda su naturaleza.
En la medida en que nuestra conciencia se IDENTIFICA con el aspecto forma, la muerte continuará manteniendo su antiguo terror. Tan pronto nos reconozcamos como almas y hallemos que somos capaces de enfocar a voluntad nuestra conciencia y sentido de percepción en cualquier forma o plano, o en cualquier dirección dentro de la for­ma de Dios, ya no conoceremos la muerte.
Un ejemplo para ver como actúa el problema de la IDENTIFICACIÓN lo podemos comprobar cuando estamos conduciendo un coche. Al principio cuando entramos en el coche somos bastante conscientes de la diferencia entre el coche y nuestro “yo”, pero cuando estamos conduciendo, nos identificamos y nos compenetramos tanto con él, que de alguna manera formamos parte de él mismo, incluso a un nivel subconsciente, ya que casi todos nuestros movimientos dentro del vehículo son automáticos o mecánicos. Y ¿qué ocurre cuando alguien raya el chasis del coche, o éste percibe algún golpecito?... nos enfu­recemos, nos alteramos, e incluso somos capaces de insultar o hasta de agredir, y decimos cosas  que denotan una profunda identificación nuestra con el coche, como por ejemplo ¡qué me has hecho! ¡me has golpeado!. Hablando como si nos hubiera tocado a nosotros, tal es el extremo actual de identificación. Como si el coche formara parte de nuestro ser. Ciertamente así es cuando nos identificamos, entonces se produce el APEGO y por extensión el “dolor”. Y Igual que nuestro coche es nuestro pero no nosotros, también nuestro cuerpo físico es nuestro pero no nosotros, el YO INTERNO o el Alma que lo habita. EL cuerpo humano es una máquina y nosotros el que la conduce. Ahí esta la clave, debemos reconocernos coma conductores y no como el vehículo conducido. Cuando sepamos hacer esto permanentemente, el temor a la muerte desaparecerá.

Dormir Y Morir Son Sinónimos: La naturaleza es un libro abierto y el Verdadero Iniciado lo sabe leer. La vida está llena de ejemplos que nos revela aún a veces los más complicados enigmas. ¿Dónde podemos buscar algún sinónimo de la muerte? , y la respuesta es tan clara y sencilla que to­dos los días la ensayamos... al dormir. Casi todas las personas por lo general olvidan que todas las noches, durante las horas del sueño, morimos en lo que res­pecta al Plano Físico y vivimos y actuamos en otro lugar. Olvidan también que han adquirido ya la facilidad de dejar el cuerpo físico, porque aún no pueden conser­var en la conciencia del cerebro físico los recuerdos de esa "muerte" y el consigui­ente intervalo de vida activa, y no relaciona la muerte con el sueño. Después de todo la muerte es sólo un intervalo más extenso en la vida de acción en el Plano Físico; nos "vamos al exterior" por un período más largo. Pero el proceso del sueño diario y el proceso de la muerte ocasional son idénticos, con la única diferen­cia que en el sueño el HILO MAGNÉTICO (Cordón de Plata), a través del cual corren las fuerzas vitales, se mantiene intacto, y constituye el camino de retorno al cu­erpo. Con la muerte, este hilo de vida se rompe o corta. Cuando esto acontece, la entidad consciente no puede volver al cuerpo físico denso, y al faltarle a ese cuerpo el principio vital de coherencia, se desintegra.

El Terror a la Muerte Suele Estar Basado En:

a)      El terror, en el proceso final del desgarramiento en el acto de la muerte.
b)         El horror a lo desconocido y a lo indefinido.                             
c)          La duda respecto a la inmortalidad.
d)      El pesar por tener que abandonar a los seres queridos o ser abandonados por ellos.
e)       Las  antiguas   reacciones  a   las   pasadas   muertes    violentas,   arraigadas profundamente en el subconsciente. (Se refiere a las encarnaciones pasadas).
f)       El  aferrarse a  la vida de la forma o la materia,  el  apego a ésta,  por estar  principalmente identificados con ella en la conciencia.
g)      Las  viejas  y  erróneas  enseñanzas  referentes  al  cielo y al infierno, siendo ambas, perspectivas desagradables para cierto tipo de personas.

El instinto de auto conservación también tiene su raíz en un innato temor a la muer­te; mediante la presencia de ese temor, la raza ha luchado hasta alcanzar el presente punto de longevidad y resistencia.

Ahora trataremos de destacar cuales son los diferentes pilares de estudio que poseemos para poder investigar este fenómeno desde distintos puntos de mira. Estos pilares son: Las Religiones, la hipnosis, las investigaciones realizadas por docto­res a pacientes que han estado entre la vida y la muerte, la clarividencia, el desdoblamiento astral y, principalmente por el conocimiento trasmitido por los Discípulos, Iniciados y Ma­estros de Sabiduría de todos los Tiempos, siendo este último pilar una fuente de Sabiduría inagotable. Veamos a continuación cada una de estos pilares por separado:

Las Religiones

Prácticamente, todas las Religiones del mundo sostienen la idea básica de la vida después de la muerte. En sí, en eso se basan para poder mantener una coherencia dentro de la existencia, manteniendo vivo el sentido profundo y místico de Dios y su creación. Prometiendo al hombre el triunfo del alma sobre la muerte.

La Hipnosis

La hipnosis es una ciencia PSICO-MENTAL reconocida y practicada hoy en día por di­versas ramas científicas, como podrían ser las de: psicología, psiquiatría y por algunos médicos más progresistas dentro de las diversas ramas de la medicina. También es verdad que hay que decir, que esta ciencia ha sido regularmente utilizada con fi­nes puramente "titiriteros" por algunos desaprensivos en medios televisivos, y espectáculos varios. Si bien hay que recordar, que la práctica de esta ciencia es sumamente peligrosa especialmente para el sujeto hipnotizado, por lo que se encarece seriamente de no practicarla ni ser sujetos de la misma.
Ahora bien, en cuanto a lo que nos atañe en este capítulo sobre la muerte, dire­mos que estudios serios y rigurosos realizados por verdaderos profesionales, han podido repetidamente comprobar -utilizando un método conocido como REGRESIÓN; hurgando en las capas más subconscientes del sujeto en estudio, y haciéndole retroceder en el tiempo, más allá de su nacimiento- que los sujetos dicen haber vivido en otras vidas, con otros nombres, en otros países y conociendo perfectamente otros idiomas y circunstancias del mismo.
Esto ya en sí demostraría suficientemente la existencia del alma después de la mu­erte. Siempre, claro está, hay quien dice que estos sujetos pueden estar delirando o imaginándose -a través de su desconocido subconsciente- esas historias pasadas. Pero lo cierto es que en la mayoría de los casos, tras haber dicho su identidad anterior ésta ha sido investigada en el lugar y en los registros civiles pertinentes, y han sido ciertos, por lo que los experimentos hipnóticos forman parte del estudio para corroborar la vida después de la muerte.

Estudios Clínicos

Aquí nos gustaría destacar -sin menospreciar a los demás investigadores- al Doctor Raymond A. Moody  Jr. Dr. en medicina, y a su libro "Vida después de la Vida". Este libro fue un sorprendente best-seller que describe las experiencias de muchas personas declaradas "clínicamente muertas". Descripciones estas, tan coincidentes, tan vividas y tan positivas, capaces de cambiar para siempre las ideas sobre la vida, la muerte y la supervivencia del espíritu. Esta basado en testimonios de casos reales .

Últimamente se habla mucho sobre estos casos de personas que reviven  -por decirlo de alguna manera- tras una muerte clínica. Ante estas sorprendentes declaraciones pos­t-mortem, siempre hay quién intenta por todos los medios posibles tratar de buscar una explicación lo más materialista posible, para tirar por tierra las posibles connotaciones supraterrenas o suprafísicas de éstas (desde luego a estas personas hay que darles también un merecido papel, todo sea dicho). Algunos de estos aseguran que el cerebro, justo antes de morir, segrega una sustancia alucinógena, que son las que producen todas las imágenes post-mortem, por lo tanto dan a entender que no existe nada de Divino en ello, sino que es una cuestión puramente físico-cerebral. Pero en nombre de la verdad, hay que decir que una cosa es alucinar y la otra ser completamente consciente de la salida del cuerpo, y ver desde un punto elevado de la habitación -como ellos aseguran- como los médicos tratan de salvarlos, pudiendo ser capaces de oír perfectamente todas sus conversaciones y pudiéndose deslizar hacia otras habitaciones, y ver y oír lo que allí sucede. Este he­cho prueba substancialmente que hay una verdadera salida del cuerpo, y que no son alucinaciones como suponen otros. El Dr. Raymond recopila todas las experiencias, y entre ellas hay una gran semejanza independientemente de cualquier condicionamiento cultural o religioso, y llega a la siguiente conclusión:

" Un hombre está muriendo y, cuando llega al punto de mayor tensión, oye que su doctor le declara muerto. Comienza a escuchar un ruido desagradable, un zumbido chillón, y al mismo tiempo siente que se mueve rápidamente por un largo túnel. A conti­nuación se encuentra fuera del cuerpo físico... En seguida empieza a ocurrir algo. Otros vienen a recibirle y ayudarle. Ve los espíritus de parientes y amigos que ya habían muerto y aparece ante él un Espíritu amoroso y cordial que nunca antes había visto: (( UN SER LUMINOSO ))... "
La Visión Clarividente

La visión clarividente es otro pilar de estudio para la demostración de la vida después de la muerte. Son muchas las personas que han desarrollado la visión etérica y astral. Con este desarrollo visual de los planos más sutiles, es posible evidenciar con toda seguridad la diferencia sustancial que existe entre el cuerpo físico y el etérico, y entre éste y el astral. Esa visión además nos capacita para ver a otros seres que viven en otros planos, y también nos permite conocer el campo energético que cubre todas las formas materiales. El desarrollo de la visión clarividente, tiene muchos niveles de percepción por lo que unos ven más que otros. El desarrollo clarividente en lo que a sus aspectos más inferiores se refiere, es independiente al grado de evolución del in­dividuo que lo posea. Ahora bien, la Clarividencia Superior; que es la que nos per­mite vislumbrar los planos más elevados del sistema solar, sólo la poseen los Iniciados de cierto grado de evolución, por lo cual podemos estar seguros que los Secre­tos más Codiciados de la Creación están bien salvaguardados de cualquier intrusismo negativo .

El Desdoblamiento Astral
­
El desdoblamiento o viaje astral consciente, es otro punto a tener presente a la hora de abordar el tema de la muerte. Son innumerables los casos de esta índole, donde el hombre o mujer se van abandonando y desplazándose suavemente fuera del cuerpo físico. En verdad es un proceso sumamente sencillo cuando se ha ejercitado en ello, ya que es un proceso natural que cuando el cuerpo descansa y sus sentidos no ejer­cen ningún estimulo para el individuo, su enfoque de conciencia se traslada a otro punto o nivel, donde la mente o el YO sigue teniendo una intensa actividad como lo demuestra los estudios científicos realizados con encefalogramas. Para un individuo que es capaz de desdoblarse, la muerte, evidentemente, no le asusta, porque reconoce con su propia experiencia la independencia que hay entre él y su cuerpo físico, ya que puede sa­lir y entrar en él voluntariamente.

El Legado Esotérico Trasmitido Por Los Maestros


Otro pilar es, y posiblemente el más exacto, el conocimiento que durante todas las edades de la humanidad, ha si­do trasmitido por los Seres más Evolucionados. Y este conocimiento esotérico es el LEGADO MÁS BENDITO que nos han podido ofrecer. Aunque en principio solo sean datos teóricos -como lo son también los contenidos en todas las Religiones- también contienen -y esto es lo importante- Los Pasos Que Hay Que Dar para llegar con nues­tra propia visión y experiencia, a la evidenciación directa y real de sus MÁS PROFUNDAS VERDADES. Todo conocimiento teórico que no pueda ser evidenciado por nues­tra propia consciencia, carece esencialmente de validez directa, ya que al no poderla investigar, nunca podremos estar seguros de su certeza como tal. Y por lo tanto no po­demos anclarla como pilar que sustente el Templo de la Verdad en nuestro interior.
Los Discípulos más avanzados, los Iniciados y Maestros de Sabiduría, nos han dado las herramientas y conocimientos necesarios para poder investigar directamente, to­dos los procesos de la vida y de la muerte. Ellos han dicho enfáticamente ¡NO HAY MUERTE! sino transición, y nos han dado los métodos para evidenciarlo. Especialmente a través de la PROFUNDA Y SERENA ATENCIÓN, la Meditación y el correcto encauce de los principios espirituales en la vida cotidiana.
(Otro método de estudio podría ser, por ejemplo, la investigación de lo que sucede en las autenticas sesiones espiritistas. Pero no entraremos en este campo por ser muy extenso y dificultoso).

LAS ETAPAS SUCESIVAS DEL ALMA TRAS LA MUERTE

A continuación trataremos de dar  las sucesivas ETAPAS del proceso de la muerte, tal y como lo registra el Alma cuando inicia el acto de abandonar el cuerpo físico. Esto, en principio, y naturalmente po­drá parecer especulativo o hipotético (hasta que no pueda ser comprobado por uno mismo, como es obvio); pero en todo caso constituirá una afirmación cuya exactitud pocos de ustedes, de momento, podrán comprobar. Pero, seguramente, puede ser más sensato y saludable, más sólido y bello, que la actual oscuridad y enfermiza esperanza, o la desafortunada especulación y frecuente que se cierne en la actualidad sobre cada lecho de muerte.
El Señor de la Muerte (Ángel), ejecuta el plan subsiguiente de liberación de la forma en los tres planos definidos de la Naturaleza: el físico, el astral y el men­tal. Se trata de un proceso alquímico de sublimación de las energías mediante el cual y a través de los llamados ÁNGELES DEL SILENCIO, el alma se va liberando progresivamente de sus vehículos o cuerpos inferiores de manifestación.
Esta liberación consta de cuatro fases:

   1º)    Rotura Del Cordón Plateado. (El Señor de la Muerte)
2º)    Recapitulación De Hechos.   (El Señor de los Registros)
   3º)    Examen De Conciencia.       (El Señor de la Justicia)­
   4º)    La Entrada En El Devachán.   (El Señor de la Liberación)

(El “Devachán” significa lo mismo que el Cielo para los Cristianos)

Tras el abandono del cuerpo físico, el Ego (alma) continúa viviendo en su cuerpo astral hasta consumir la energía generada por las emociones y pasiones que consintió durante la vida terrena, pues entonces sobreviene lo que se ha venido a llamar ‘LA MUERTE SEGUNDA”, y también se desintegra el cuerpo astral, de modo que el Ego continúa viviendo en su cuerpo mental y en el mundo Mental Inferior. En esta condición permanece hasta que se extinguen las energías mentales generadas durante sus últimas vidas astral y física, más tarde a su vez abandona el cuerpo mental y vuelve a ser un Ego en su pro­pio mundo, actuando en su cuerpo CAUSAL (situado en los subplanos más elevados del plano mental). Por lo tanto no es la muerte lo que de ordinario se entiende por tal, sino una sucesión de ETAPAS DE VIDA CONTINUA, que se pasan una tras otra en los tres mundos físico, astral y mental.

El Proceso Oculto De La Muerte Es El Siguiente:

PRIMERA ETAPA

La orden del alma de retirarse a su propio plano. Esta orden tiene un efecto muy definido y, evoca una reacción interna en el hombre, en el plano físico. Veamos:

   A)     Tienen lugar ciertos sucesos fisiológicos, afectando decididamente a los tres grandes sistemas que tan poderosamente condicionan al hombre físico: la corriente sanguínea, el sistema nervioso en sus diversas expresiones, y el sistema endocrino. La patología de la muerte es bien conocida por la medicina tradicional.
   B)     Se produce una vibración que corre a lo largo de los NADIS. Los nadis son, la contraparte etérica de todo el sistema nervioso y subyace en todo nervio del cuerpo físico. Son los agentes, por excelencia, de los im­pulsos directrices del alma, reaccionando a la actividad vibratoria que emana de la contraparte etérica del cerebro. Responden a la PALABRA directriz, reaccionando a la "atracción" del alma, y entonces se organizan para la retirada o ABSTRACCIÓN.
   C)     La corriente sanguínea es afectada en forma oculta peculiar. Se dice que la "SANGRE ES VIDA"; es cambiada interiormente como resultado de dos etapas previas, pero principalmente como resultado de una actividad, aún posiblemente no descubierta por la ciencia moderna, de la cual es responsable el "sistema glandular". Las glándulas, en respuesta al llamado de la muerte, inyectan en la corriente sanguínea una sustancia que a su vez a­fecta al corazón. Allí está anclado el HILO DE VIDA (cordón de plata); esta sustancia en la sangre es considerada como "productora de la muerte" y una de las causas básicas del estado de coma y de la pérdida de conci­encia, evocando una acción refleja en el cerebro.
   D)     Se produce el temblor síquico, cuyo efecto es aflojar o romper la conexión entre los nadis y el sistema nervioso; por ello el cuerpo etérico se desprenderá de su envoltura densa, aunque todavía interpenetre cada una de sus partes .

Resumiendo la PRIMERA ETAPA, vemos que esencialmente consiste en retirar la fuerza vital del vehículo etérico, y la consiguiente "corrupción", siendo "dispersado en los elementos".

SEGUNDA ETAPA

En esta etapa se produce frecuentemente una PAUSA, de corta o larga duración. Esto es permitido a fin de que el proceso de aflojamiento se lleve a cabo lo más suave­mente posible y sin dolor. Dicho aflojamiento de los nadis empieza en los ojos. Este proceso de desprendimiento a menudo se demuestra en el relajamiento y falta de temor que el moribundo demuestra a menudo; evidenciando una condición de PAZ y la vo­luntad de irse, más la incapacidad de hacer un esfuerzo mental.

TERCERA ETAPA

El cuerpo etérico organizado comienza a recogerse para la partida final. Se retira de las extremidades hacia la requerida "puerta de salida". Esta puerta de salida pueden ser tres, y son respectivamente utilizadas por el hombre dependiendo de su estado evolutivo alcanzado. Estas son:
1)   LA SALIDA EN LA CABEZA,... utilizada por las mujeres y los hombres de tipo verdaderamente INTELECTUAL. También, por supuesto, por los Iniciados y discípulos del mundo.
2)   LA SALIDA EN EL CORAZÓN,. utilizada por hombres y mujeres bondadosos y bien intencionados, por los buenos ciudadanos, amigos inteligentes y trabajadores filántropos.
3) LA SALIDA DEL PLEXO SOLAR, utilizada por las personas muy emocionales, irreflexivas y por aquellos cuya naturaleza animal es muy pronunciada.

Todos los hombre se enfocan alrededor de  alguna de estas tres puertas, esperando el "TIRÓN" final del alma directriz. Es curioso notar que en este nivel existen dos tipos de "TIRÓN", uno producido por el alma atrayendo hacia sí la conciencia, y el otro tirón lo rea­liza la "tierra" y es ejercida por esa misteriosa Entidad que llamamos el "ESPÍRITU DE LA TIERRA" el cual reclama la parte material del cuerpo, ya que éste le pertenece. Se ha dicho: " DAD AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR, Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS " pues esto resume muy bien los dos tirones que tienen lugar en este nivel.

CUARTA ETAPA

EL Cuerpo Etérico sale definitivamente del cuerpo físico denso. En el momento mis­mo que se ROMPE el Cordón de Plata (Hilo de Vida) que unía el cuerpo al alma, ésta penetra en el CUARTO SUBPLANO del Plano Físico, llamado esotéricamente SUBETÉRICO, e inicia allí un proceso increíblemente rápido de MEMORIZACIÓN O RECAPITULACIÓN de todos los hechos realizados en la existencia física, apreciados en sus más mínimos detalles. Durante este proceso de separación, debe observarse gran tranquilidad y dominio de sí mismo en la cámara mortuoria. Pues durante este tiempo, TODA LA VIDA pasa velozmente en revista delante del Ego, como lo han relatado los que se han estado aho­gando y han pasado a este estado de inconsciencia y casi de muerte total. Un Maestro ha escrito:

"En el último momento toda la vida se refleja en nuestra memoria y surgen de todos los ángulos y rincones olvidados, cuadro tras cuadro, suceso tras suceso. El hombre puede parecer a menudo muerto; sin embargo, desde la última pulsación, desde el último latido del corazón, hasta el momento en que la última chispa de calor animal abandona el cuerpo el cerebro piensa, y el Ego pasa durante estos breves segundos POR TODA SU VIDA........."

Los Vehículos Superiores -etérico, astral y mental- pueden verse abandonando al cuerpo denso con un movimiento de ESPIRAL, llevando consigo el alma de un átomo denso. No el átomo en sí mismo, sino las fuerzas que obraban a través de él. Cada uno de los cuerpos del hombre posee un ÁTOMO SIMIENTE o "ÁTOMO PERMANENTE", el cual tiene la misión de recoger todas las experiencias vividas de su respectivo cuerpo. Es como un diminuto super-ordenador, siendo siempre el mismo (pero cada vez con mayor información) y el encargado de formar, con su experiencia adquirida vida tras vida, los nuevos cuerpos cuando vuelva el alma a encarnarse. Este ÁTOMO está situado en el ventrículo izquierdo del corazón, cerca del ápice. Al ocurrir la muerte, dicho átomo-simiente sube al cerebro por medio del nervio pneuno-gástrico, abando­nando el cuerpo denso, junto con los vehículo superiores, por medio de la comisura de los huesos parietal y occital.
El Cordón Plateado

Cuando los cuerpos superiores han dejado el cuerpo denso, permanecen todavía conec­tados con él por medio de una serie de CORDÓN o HILO vibrante plateado, muy parecido a dos números 6 unidos y puestos al revés, el uno en posición vertical y el otro horizontal, conectados ambos por las extremidades de sus horquillas. Un extremo está unido al CORAZÓN por medio del átomo-simiente y la ruptura de aquél produce la paralización del corazón. El cordón no se rompe hasta que el panorama de la pasada vida, contenido en el cuerpo etérico o vital, ha sido completado. En cuanto el Ángel de la Muerte o Liberador rompe ese cordón, el cuerpo denso está completamente muerto. El cordón plateado se rompe en el punto donde los 6 se unen, permaneciendo la mi­tad con el cuerpo denso y la otra mitad con los vehículos superiores.
En esta cuarta etapa, cuando el cuerpo etérico ha terminado de salir, el cuerpo VI­TAL asume entonces los vagos contornos de la forma que energetizó, haciéndolo bajo la influencia de la forma mental que el hombre ha construido de sí mismo durante años, o sea la misma imagen que tenía el cuerpo físico que habitó. Aunque liberado de la prisión del cuerpo físico, el cuerpo etérico no esta aun li­bre de su influencia. Existe todavía una pequeña relación entre ambos, la cual mantiene al hombre espiritual cerca del cuerpo recién abandonado. Debido a ello los Clarividentes pretenden a menudo haber visto el cuerpo etérico flotando alrededor del lecho de muerte o del ataúd. INTERPENETRANDO todavía el Cuerpo Etérico se ha­llan las energías integradas que llamamos Cuerpo Astral y Vehículo Mental, y en el centro existe un punto de LUZ que indica la presencia del ALMA.

QUINTA ETAPA

­
El cuerpo etérico se dispersa gradualmente a medida que las energías que lo componen se reorganizan y retiran, dejando únicamente la SUSTANCIA PRÁNICA que se identifica con el Vehículo Etérico del planeta mismo. En el caso de la persona no evolucionada, el cuerpo etérico puede permanecer durante largo tiempo en la cercanía de su cascarón externo en desintegración. Cuando una persona es evolucionada y su pensamiento está desligado del plano físico, la disolución del cuerpo vital puede ser excesivamente rápida.
Algunas veces el cuerpo etérico es visto por personas en la casa o en la proximidad de la misma, cuando el pensamiento del moribundo se ha fijado de un modo intenso en alguno de los que deja, cuando alguna gran ansiedad ha preocupado a la mente en el último momento, algo se ha dejado por hacer y que es necesidad que se haga, o cuando algún trastorno local ha perturbado la tranquilidad de la entidad que parte. Bajo estas condiciones u otras similares, el DOBLE o Cuerpo Etérico puede ser visto u oído de alguna manera, dependiendo de la sensibilidad de las personas allí presentes. A medida que pasa el tiempo (depende de su evolución) el hombre espiritual se DESPRENDE de su cuerpo etérico, así como lo hizo de su cuer­po físico denso, y empieza a actuar en sus cuerpos más sutiles: el ASTRAL y MENTAL.

Comentarios:

Una de las grandes ventajas de la CREMACIÓN (incineración), aparte de las condiciones sanitarias notables, consiste en la pronta devolución de sus componentes a la MADRE NATURA­LEZA, por medio del FUEGO, de los elementos materiales que componen el cadáver físico y el etéreo. En lugar de una descomposición lenta y gradual, tiene lugar una RÁPIDA DESINTEGRACIÓN sin que queden restos físicos ni etéreos que produzcan perjuicios posibles en los planos respectivos ni al hombre interno. Una vez que el hombre interno se ha desligado definitivamente de su cuerpo físico y etéreo, el proceso de restitución ha concluido; el hombre esta libre, temporal­mente al menos, de toda reacción física; y permanece en sus cuerpos SUTILES preparándose para el Gran Acto que se ha denominado "El Arte de la Eliminación".

Antes de seguir en las siguientes etapas, y al finalizar esta inadecuada explicación de la muerte del cuerpo físico y etéreo, surge un pensamiento: LA INTEGRIDAD DEL HOMBRE INTERNO. ¿Permanece siendo el mismo?, ¿Queda intacto y sin trabas?: LA INDIVIDUALIDAD NO SE PIERDE, es la misma persona que se halla todavía en el planeta. Sólo ha desaparecido lo que fue parte integrante de la apariencia tangible de nuestro planeta. Lo que ha sido amado u odiado, lo que ha sido útil para la humanidad, quien ha servido a la raza o ha sido ineficaz, aún persisten como INDIVIDUALIDAD.

SEXTA ETAPA

Una vez que el Hombre Espiritual Interno ha descartado sus cuerpos físico y etéricos, permanece en un CUERPO SUTIL, compuesto de sustancia ASTRAL y MENTAL. El alma, entonces, se refugia normalmente, en el segundo subplano o nivel del Plano Astral (el sexto, a partir de arriba), en donde pasará un cierto tiempo dedicado a lo que esotérica y místicamente se denomina "EXAMEN DE CONCIENCIA". Este período de tiempo, considerado de acuerdo con nuestro concepto tridimensional del tiempo, puede ser corto o largo, desde días o meses hasta muchos años, dependiendo en todo caso de la evolución espiritual alcanzada por el alma. Cuanto menos evolucionado se esté mayor será el tiempo de permanencia.
Ahí, en este nivel, tiene lugar también UNA SEGUNDA RECAPITULACIÓN enteramente astral, y consiste en recapitular o memorizar todos los acontecimientos astrales vi­vidos por el alma a través de los DESEOS, EMOCIONES y SENTIMIENTOS durante el proceso de la encarnación física. Si el difunto pudiera dejar tras sí todos sus deseos, se desprendería bien pron­to del cuerpo de deseos o astral, quedando así libre para entrar en el Mundo Ce­leste situado en el Plano mental. Pero no sucede así generalmente. La mayoría de los hombres, especialmente si mueren en la primavera de su vida, tienen muchos lazos y mucho interés por la vida de la tierra. Al perder su cuerpo físico, no por eso son alterados sus deseos. Y, en realidad, muy a menudo sus deseos son AUMENTA­DOS por un anhelo intensísimo de volver. Y esto obra sujetándolos más al Mundo del Deseo o Plano Astral en una forma poco agradable, aunque desgraciadamente no lo comprendan así. Por otra parte, las personas viejas y decrépitas, y todos los que han sido debilitados por una larga enfermedad y están cansados de la vida, pasan por él rápidamente.
Mientras el hombre mantenga deseos relacionados con la vida terrestre, debe perma­necer en su cuerpo de deseos; y como el progreso de un individuo requiere que és­te pase a las regiones superiores, la existencia en el mundo del deseo debe ser forzosamente PURGADORA, tendiendo a Purificarlo de las cadenas de sus deseos. El cómo se efectúa, será bien comprendido tomando algunos ejemplos definidos:

"El avaro que ama a su oro en la vida terrestre lo sigue amando igual después de la muerte; pero, en primer lugar, no puede ya adquirir más, porque no tiene cuerpo denso a su disposición para adquirirlo y, lo que es peor de todo, ya no puede guardar lo que ACUMULÓ durante su vida. Y sus parientes se lo repartirán, posiblemente hablando muy mal del viejo avaro. Éste entonces SUFRIRÁ INTENSAMENTE, su sufrimiento será tanto más horrible porque no es completamente mental. En el Mun­do Astral este sufrimiento tiene amplia expansión, y el mísero sufrirá hasta que aprenda que "oro" puede ser una calamidad o un azote. En esta forma se va contentando gradualmente con su suerte y se LIBERA, por último, de su cuerpo de deseos o astral y puede seguir adelante...".

Tomemos otro ejemplo:

" En el caso de un bebedor. Tiene tanto gusto por los licores después de su muerte como antes de ella. no es un cuerpo denso el que le pide bebida. Se ha enfermado por el alcohol y no puede pasar sin él. Vanamente protestará de manera diversa, pero el cuerpo de deseos del bebedor exigirá la bebida y obligará al cuerpo denso a tomarla, para que así resulte una sensación de placer, pues aquel producto aumenta la vibración. Este cuerpo astral subsiste después de la muerte del cuerpo denso; pero el bebedor que se encuentra en su CUERPO DE DESEOS no tiene ni boca ni estómago capaces de contener licores físicos. Puede, y así lo hace, ir a los bares o cafés donde interpola su cuerpo astral denso del de los bebedores para aprovecharse así un tanto de sus vibraciones por inducción; pero es demasiado débil para darle satisfacción. Puede mantenerse dentro de un tonel de aguardiente; pero esto tampoco le da resultado porque un barril no produce vapores que sólo se generan en los órganos digestivos del bebedor. No tiene el menor efecto sobre él y se encuentra en parecidas circunstancias a las que se encuentra el hombre que en un barquichuelo estuviera en medio del océano... "agua, agua por doquier, pero ni una sola gota para beber", y, en consecuencia, sufre intensamente. Con el tiempo aprende, sin embargo, la inutilidad de desear bebidas que no puede saborear. De la misma manera como sucede con muchos de nuestros DESEOS DE LA VIDA TERRESTRE, todos los deseos en el mundo astral mueren por falta de oportunidad para satisfacerlo. Cuando el bebedor ha sido así PURGADO, está preparado, en lo que concierne a esa costumbre, para dejar el estado de "PURGATORIO" y ascender al Mundo celeste.

"Vemos, pues, que no hay tal dios vengativo que ha hecho el purgatorio o el infierno para nosotros, sino que los creadores de estos han sido nuestros propios actos y malos hábitos. De acuerdo con la intensidad de nuestros deseos será el tiempo que tengamos que sufrir para su purificación".

 El avaro se preocupó por su oro y el borracho por su bebida, y así la inconmovible LEY da a cada uno lo que necesita para PURIFICARSE de sus intensos deseos y malos hábitos. Esta es la LEY de CAUSA Y EFECTO "KARMA" que regula todas las cosas, restableciendo todo el equilibrio del universo. Los Evangelios dicen: "aquello que el hombre siembre, eso mismo recogerá". Tarde o temprano llega la cosecha, puede que pronto o puede que tarde en varias reencarnaciones después, pero siempre llega, porque la Ley Divina no es sobornable como lo puede ser la humana, y cada uno recoge el fruto de su siembra. Esta Ley es realmente como una BENDITA MEDICINA, ya que cura todos los desajustes físicos, emocionales y mentales. Enseñando al hombre, aunque sea por el sufrimiento el verdadero VALOR de sus acciones en los tres mundos.
Tras la muerte, en el mundo del deseo o Plano Astral esta Ley de Causa y Efecto obra PURIFICANDO o PURGANDO al hombre de sus deseos inferiores, corrigiendo las debilidades y vicios que obstaculizan su progreso, haciéndolo sufrir de la manera más adaptada a ese propósito. Si ha hecho sufrir a otros o se ha portado injusta­mente con ellos, tendrá que sufrir de idéntica manera -es lo justo-. Pero debe no­tarse, sin embargo, que si una persona ha estado sujeta por sus vicios o ha hecho mal a otros, pero ha conseguido al fin DOMINAR aquellos defectos o se ha arrepentido sinceramente y en lo posible REMEDIADO el mal causado, tal ARREPENTIMIENTO REFORMA y RESTITUCIÓN, lo ha purificado de esos vicios y malas acciones. El EQUILI­BRIO ha sido restablecido y la lección se ha aprendido durante esa encarnación y, por lo tanto, no causará sufrimiento después de la muerte. "Esa Es La Ley Divina, Justa Y Misericordiosa Al Mismo Tiempo".
En el Mundo Astral se vive TRES VECES más rápidamente que en el mundo físico. Un hombre que haya vivido 50 años en el mundo físico viviría los mismos sucesos en el Mundo Astral en unos 16 años. Esto es, por supuesto, generalmente hablando. Hay personas que permanecen en el Mundo Astral mucho más tiempo que el que pasaron en su vida física. Otras, por el contrario, que han abandonado la vida con muy pocos DESEOS GROSEROS, pasan por ese Mundo en un período de tiempo mucho más corto, pero el tiempo indicado es el usual en lo que se refiere al hombre corriente del día. Debe recordarse que conforme el hombre deja su cuerpo denso al morir, su vida pasa­da se despliega ante el en imágenes, a orden inverso de acontecimientos, es decir, empezando por la vejez, después la madurez, juventud y por último la infancia. Pero este recordatorio no produce ninguna tensión al hombre, ya que lo mira serenamente, como juez y observador a la vez.
Mas, durante su vida, en el Plano Astral estas imágenes de vida se despliegan ha­cia atrás, como antes; pero ahora tiene el hombre TODOS LOS SENTIMIENTOS que le es posible tener conforme las escenas van pasando una por una ante él. CADA INCIDENTE EN SU VIDA QUE ACABA DE DEJAR VUELVE A SER VIVIDA DE NUEVO.. a una velocidad sumamente rápida.  Cuan­do ha llegado al punto en que ha INJURIADO a alguien, el mismo sufre el dolor que sufrió la persona injuriada. Vive toda la aflicción, y el sufrimiento que causó a los demás y APRENDE cuán dura de soportar fue la herida o la aflicción que el causó.

"El objeto del PURGATORIO es borrar los malos hábitos haciendo imposible su gratificación. El individuo sufre exactamente lo que ha hecho sufrir a otros con su deshonestidad, crueldad, intolerancia o lo que fuera. Por este sufrimiento aprende a OBRAR cariñosa, honesta y benevolentemente y con toda paciencia para los demás en el futuro. Y en consecuencia de este beneficioso estado, el hombre aprende el valor DE LA VIRTUD y de la ACCIÓN JUSTA y RECTA".

Algunos pueden pensar, que ¿cómo habiendo anteriormente pasado por el purgatorio en pasadas vidas no hemos aprendido la lección ?. La respuesta es sencilla, en nuestra actual situación sí que conoce­mos en gran medida lo que está bien y lo que está mal, de hecho cuando obramos mal siempre hay una vocecilla en nuestras conciencias que nos advierte, y a veces nos da remordimientos. Esa vocecilla es LA VOZ DE LA CONCIENCIA, sabia y justa, ella es el resultado de todas nuestras ex­periencias y, de hecho si la siguiéramos, seríamos Hombres Sabios. Por lo tanto, en nuestro interior, si hemos aprendido la Lección, pero muchas veces nuestra Naturaleza Inferior nos gana la partida y en consecuencia sufrimos y seguimos haciendo sufrir con lo cual sufriremos aún más...
La Religión Cristiana llama a el sufrimiento producido por los Deseos Inferiores en el Plano Astral "LA MUERTE SEGUNDA", ya que ha de morir en sus deseos terrenales antes de seguir su ASCENSIÓN en los Mundos Superiores. Cuando el hombre ya es­tá libre de toda ATADURA EMOCIONAL abandona su cuerpo astral y, pasa entonces al PLANO MENTAL libre de las amarras del deseo animal. Por lo tanto el hombre desen­carnado, SALE por completo fuera de la esfera de atracción de la tierra.
La muerte no cambia a un hombre en manera alguna; éste si­gue siendo el mismo en todo respecto, excepto en haber perdido su cuerpo físico. Sus pensamientos, deseos y emociones, son exactamente los mismos, y su felicidad o desgracia dependen del grado en que lo hubiere afectado la pérdida de su cuerpo físico. A menudo no cree él que está muerto, ya que mira sus antiguos objetos fami­liares y sus amigos alrededor de sí, pero empieza a darse cuenta de la realidad en cuanto ve que no puede comunicarse con ellos. Les habla poco después de su muerte y parece como que ellos no lo oyen, trata de tocarlos, pero con sorpresa ve que no hace nin­guna impresión en ellos. Durante algún tiempo trata de persuadirse de que está soñando, pero gradualmente descubre que, después de todo, ya “murió”. Entonces, por regla general, empiezan los muertos a sentirse decepcionados de las enseñanzas que recibieron. No com­prenden donde se hallan o que les ha sucedido, ya que su situación no es la que esperaban desde el punto de vista ortodoxo. Como lo dijo un general Inglés al encontrarse en condición semejante: "¿En­tonces, si estoy muerto, en dónde me hallo? Si este, es el cielo, no me parece gran cosa. Y si es el infierno, está mejor de lo que yo es­peraba"
Y así, a causa de esta infundada y blasfema teoría del fuego in­fernal, se ocasiona gran cantidad de inquietud y aún de agudo sufrimiento, por completo innecesario, pero prontamente se encuentra el desen­carnado con un protector astral o con algún otro muerto ya bien instruido y aprenderá por él que no hay causa alguna de temor y que hay una vida razonable que puede vivirse en este mundo nuevo lo mismo que en el que abandonó. Entonces descubre él, por grados, que hay mucho que es nuevo y mucho que tan sólo es contraparte de lo que ya conoce, pues en este mundo astral los pensamientos y los deseos se expresan en for­mas visibles, sí bien están compuestos, en su mayor parte, de la ma­teria más fina del plano. Esto se hace más y más patente a medida que avanza su vida astral y que él se va retirando más y más dentro de sí mismo. A medida que el tiempo transcurre, presta menos y menos atención a la materia inferior que forma la contraparte de los objetos físicos, y se ocupa más y más de la materia superior de la cual se construyen las formas mentales, esto es, hasta donde sea posible que las formas mentales aparezcan en el mundo astral; y así su vida se va transformando en una vida en el mundo del pensa­miento, y se desvanece de su horizonte la contraparte del mundo que él ha dejado tras de sí, no porque él haya cambiado de localidad en el espacio, sino porque su interés ha cambiado de centro. Todavía persisten sus deseos, y las formas que lo rodean serán en gran parte la expresión de tales deseos, pero las felicidades o contrariedades de su nueva vida dependerán principalmente de la naturaleza de aquellos deseos.
Toda la vida astral después de la muerte es un proceso cons­tante y firme de retrotraerse el Ego dentro de sí mismo, y cuando a su debido tiempo llega el alma al “límite” de aquel plano, muere para él de la misma manera que murió para el mundo físico, es decir, de­secha el cuerpo de la materia de aquel plano y lo deja tras de sí, pasando a una Vida más elevada y más plena en el mundo Celeste.
Pero un, ebrio, o un sensual que durante la vida física, hubieren sido presa del "vino" o de la lujuria al grado de supeditar a su vicio toda razón y sentimientos de decencia o afectos de familia, se encontrarán, después de la muerte, en las más bajas subdivisiones del mundo astral pues sus anhelos fueron tales que exigían un cuerpo físico para su satisfacción. Esas ansias se manifiestan como vibra­ción en el cuerpo astral, y mientras el hombre vivió en el mundo físico, la mayor parte de su fuerza se empleó en poner en movi­miento las pesadas partículas físicas. Pero hallándose en el mundo astral sin cuerpo físico para amortiguar y demorar la fuerza de las vibraciones del deseo, siente los apetitos tal vez centuplicados en su poder y sin embargo se mira completamente incapaz de satisfacerlos por falta del organismo físico; y así su vida es entonces un verdadero infierno, el único infierno que existe. Empero, él se halla cosechando el resultado perfectamente natural de su propia acción y ningún poder exterior lo está castigando. Gran parte del sufrimiento resulta allí de la falta de satisfacción del vicioso deseo fortalecido y fomen­tado mientras usaba el cuerpo físico; el pecador es su propio verdugo. Todo eso fue bien conocido en el mundo antiguo, aún entre los Griegos quienes lo representaban fielmente bajo el mito de Tántalo, quien constantemente sufría una rabiosa sed y estaba por siempre condenado a mirar que el agua se alejaba de él a medida que sus labios estaban a punto de tocarla...
            Un asesino que en Kámaloka (plano astral) está reconstruyendo  una y otra vez las escenas del asesinato y los sucesos subsiguientes, repitiendo incesantemente su nefasto crimen y pasando de nuevo por todos los terrores de su arresto y ejecución, está sin duda experimentando un "infierno" en comparación del cual el fuego y el azufre son meras ficciones teatrales. En muchos casos, como el asesino piensa y piensa otra vez en el crimen cometido, por esta incesante medita­ción, medio maligna, medio terrorífica, producirá algo semejante a una obsesión de la escena de su violenta muerte. Pero ninguna de estas condiciones es eterna y ninguna es puni­tiva. Son el inevitable resultado de causas puestas en juego durante la vida en el mundo físico, condiciones que duran tan sólo mien­tras subsisten las fuerzas generadoras. Con el transcurso del tiempo se agota la fuerza-deseo, pero tan sólo a costa de terrible sufrimien­to para el hombre; y como en el mundo astral el tiempo se puede medir únicamente por medio de sensaciones, ya que no hay otro me­dio de computarlo como los que tenemos en el mundo físico, cada día puede compararse a mil años. Por tanto la blasfema idea de la condenación eterna parece ser una tergiversación de este hecho.
El destino de Sísifo, en la mitología Griega, tipifica exactamen­te la vida astral del hombre de ambiciones mundanas. Sísifo estaba para siempre condenado a empujar una pesada roca hacia la cima de una montaña únicamente para mirar cómo la piedra rodaba de nuevo hacia el abismo ya al momento de obtener el ansiado éxito. El hom­bre de ambiciones egoístas alimentó durante toda su vida la costumbre de formar planes para su propio interés, por lo cual continuará haciendo lo mismo durante su vida en el mundo astral; él formula cuidadosamente sus planes hasta que, ya perfectos en su mente, se da cuenta de haber perdido el cuerpo físico necesario para su cumplimiento; caen por completo sus esperanzas; empero, de tal manera se inculcó la costumbre, que continúa una y otra vez rodando su misma piedra hacia la cúspide de la montaña de la ambición hasta que llega tiempo en que el vicio se agota por completo. Por último se da cuenta de que no precisa empujar más su piedra y la deja que descanse en paz al pie de la montaña.
Con todo, excepto para una pequeña minoría, la situación después de la muerte es para todos más feliz que sobre la tierra, puesto que desde luego ya no hay necesidad de ganarse el sustento diario. El cuerpo astral no siente hambre, ni frío, ni sufre enfermedades; cada ser, en el mundo astral, por el sólo ejercicio de su pensamiento, podrá vestirse como guste. Por vez primera, desde su temprana niñez, el hombre se siente allí enteramente libre para emplear su tiempo en hacer exactamente lo que le plazca. - Las personas que tuvieren los mismos gustos y propósitos se agruparán, naturalmente, tal como lo hacen en el mundo físico; y nunca faltará ocupación provechosa para un hombre que abrigue in­tereses razonables, con tal de que éstos no requieran un cuerpo físico para su expresión. Un enamorado de las bellezas de la naturaleza podrá viajar rápidamente, a cientos de kilómetros por segundo, sin fati­ga, hasta los más deliciosos parajes del mundo; otro cuyo goce sea el Arte, tendrá a su disposición las obras maestras del mundo entero, en tanto que el estudiante de ciencias encontrará abiertos todos los laboratorios del mundo; podrá visitar a todos los hombres de ciencia y captar sus pensamientos. Para un ser que durante su vida terrenal hu­biere hallado sus complacencias en acciones altruistas y en el trabajo por el bienestar de otros, este será un mundo de la más vivida alegría y del más rápido progreso. Para un hombre que haya sido inteligente a la par que útil, que comprenda las condiciones de esta existencia no-física y se tome la molestia de  adaptarse a ellas, se abre una esplén­dida perspectiva de oportunidades, tanto para adquirir nuevos conocimientos, como para efectuar útiles labores. De hecho podrá él ha­cer mayor bien en pocos años de tal existencia astral que el que pudo haber hecho durante su vida física por larga que hubiere sido. Por consiguiente, el mundo astral está lleno de amplias posibilidades tanto para el júbilo cuanto para el Progreso.



SÉPTIMA ETAPA

Una vez abandonado el cuerpo astral, el hombre interno sigue su curso de ascensión dentro de la evolución hacia su fuente, que es el alma en Su propio plano particu­lar. El hombre, en consecuencia, deja tras de sí sus su cuerpo astral , sus deseos y se traslada y actúa en su cuerpo mental, allí también tiene lugar una TERCERA RECAPITULACIÓN de todos los sucesos a nivel mental y de pensamientos que ha tenido el hombre durante su vi­da que acaba de dejar. En este estado se encuentra más próximo al Alma de lo que antes estaba; y aunque VELOS DE ILUSIÓN oscurecen todavía su vista, son mucho más trasparentes que los que le cegaban cuando estaba revestido de carne y emocio­nes.
El Cuerpo Mental para la generalidad de la gente, es un vehículo que no ha sido creado adecuadamente. Ya que este cuerpo se perfecciona a través de ENERGÍA producida por pensamientos elevados e in-egoístas. Los Pensamientos Egoístas Y Materialistas Crean En El Hombre Un Revestimiento Kama-Manásico, es decir, una mezcla entre dese­os y pensamientos emocionales, dirigidos por impulsos de la personalidad inferior. El cuerpo mental del hombre no está entonces completamente desarrollado, pues solo actúan en toda plenitud las partes que utilizó in-egoístamente. Al despertar de su "segunda muerte" en el plano astral, su primer sentimiento es de INDESCRIPTIBLE DICHA y VITALIDAD, de tan intensa alegría de vivir que de momento no anhela otra cosa que disfrutar de esa intensa vitalidad espiritual que respira. Esta dicha es la esencia de la vida en todos los planos o mundos Superiores del Sistema.

"A medida que aumenta la FELICIDAD se acrecienta                      la SABIDURÍA y es mucho más amplia la visión".­

La naturaleza inferior de su personalidad se consumió durante la vida astral, y ahora sólo le quedan los altos y puros pensamientos, las nobles y altruistas aspiraciones que tuvo en la vida terrena, y que le envuelven a manera de concha por cuyo me­dio es capaz de responder a determinadas vibraciones de aquella sutilísima materia.

"En El Mundo Mental, La Infinita Plenitud De La "Mente Divina" Está Abierta Con Ilimitada Abundancia A Todas Las Almas En La Justa Proporción De Sus Merecimientos Para Recibirlas".

La recapitulación en el plano mental es mucho más breve que en las anteriores, y una vez realizada y completada, el EGO (alma) penetra entonces en el DEVACHÁN. El DEVACHÁN es el CIELO Superior para los cristianos, es, podríamos decir, el "Paraíso perfecto". Éste se encuentra situado en el Plano Mental Superior muy cerca, co­mo dijimos ya en un capítulo pasado, del Plano Causal -Plano Mental Superior, morada del Alma Divina-. Más que un plano, el estado Devachánico es un ESTADO DE CONCIENCIA, donde, por lo que respecta al mortal ordinario, su dicha en el Devachán es COMPLE­TA. Es el olvido absoluto de todo lo que le causaba dolor o pena en la encarnación pasada, y hasta el olvido de que exista pesar ni sufrimiento. La entidad devachánica vive este ciclo intermedio entre dos encarnaciones rodeada de todo aquello a que había aspirado en vano, -se hacen realidad todas sus ilusiones y sueños que du­rante la vida terrena nunca pudo realizar- en la compañía de todo lo que en la    tierra amaba. Allí obtiene la REALIZACIÓN de todos los deseos del alma y así durante largos siglos una existencia de felicidad no interrumpida, que es la recompensa de sus sufrimientos en la vida terrestre. En una palabra, "se baña en un mar de felicidad constante intercalada por sucesos dichosos en un grado aún superior". El DEVACHÁN es llamado también la "Tierra De Los Dioses" y "El Mundo De Los Devas" (Jerarquía Angélica Superior).
Lo que el hombre desea, proyecta, piensa y vive en el Devachán son precisamente todos aquellos hechos, experiencias, situaciones y circunstancias que no pudieran ser exteriorizadas o actualizadas en el Plano Físico durante la existencia terrestre. EL DEVACHÁN ES PUES, El PLANO DE LA CONSUMACIÓN TOTAL DE LOS MEJORES ANHELOS DEL HOMBRE. El Devachán es en realidad un verdadero CIELO, pero no la eterna y pasiva contemplación, sino la más DINÁMICA actividad y realización creadora. Liberado de la necesidad Kármica, aunque sea solamente con carácter temporal, vive el ser humano más cerca de sí mismo y de la Gracia Divina que jamás lo estuvo ante­riormente. En el Devachán se halla su GLORIA inmediata, el máximo poder a su alcan­ce y el punto más elevado de su UNIÓN y CONTACTO con el Ser supremo.





OCTAVA ETAPA

Finalmente, las CAUSAS que condujeron al Ego al Devachán, se agotan; las experien­cias adquiridas han sido ASIMILADAS por completo y el Alma principia a sentir de nuevo la necesidad y la sed de vida material que solo puede satisfacer en el Plano Físico. Mientras mayor es el grado de espiritualidad alcanzado, mientras más pura y más elevada ha sido la vida terrestre precedente, tanto más larga es la estancia en el Devachán. "El tiempo medio de la estancia en el Devachán, es de diez a quince siglos, aproximadamente por lo general, aunque siempre, por supuesto, hay excepciones de muchos tipos". El Ego está entonces pronto para volver, y trae consigo la experiencia entonces aumentada y cualquiera otra adquisición que haya hecho en el Devachán en el campo del Pensamiento Abstracto; pues mientras se halle allí "puede adquirir, en cierto modo, más conocimiento; esto es, puede desarrollar cualquier facultad que haya AMADO y deseado durante la vida terrestre, siempre que se relacione con cosas abstractas e ideales."
(Las fases que ANTERIORMENTE hemos enumerado, son sólo introductorias, dando simplemente un bosquejo de lo que realmente sucede tras la muerte física. Existe toda una serie de etapas menores, y toda una gran variedad de excepciones y casos particula­res que por su extensión podrían escribirse volúmenes enteros. Por lo tanto se re­comienda al estudiante, que las 8 etapas mencionadas las tome en consideración y que siga investigando.)

Comentarios:

PREG.- ¿Tienen algún valor las plegarias por los difuntos? Sí es así ¿cómo deberían ofrecerse?
RESP.- Las plegarias siempre tienen valor tanto para los vivien­tes corno para los muertos, cuando éstas son dictadas por el amor; pe­ro una plegaria será eficaz en proporción a la intensidad del pensa­miento expresado por ella; de la pureza y fuerza de voluntad con la cual se dirige hacia la persona en cuestión, y del conocimiento que posea el que la conduce. Una oración, como un pensamiento, crea una forma, un elemental artificial, "un poder benéfico activo" que va hacia la persona para cuyo beneficio fue creada y que la ayuda en cuanto se presente la oportunidad. Esta energía puesta en juego en el plano astral puede afectar a cualquier persona en su cuerpo astral; por tanto, es posible auxiliar y proteger a un muerto con tales formas mentales mientras él permanezca en el mundo astral. Un hombre que sepa, que comprenda, la constitución del cuerpo astral y el poder del pensamiento, puede aumentar enormemente su ayuda por el envío deliberado de un elemental artificial que ayude en la desintegración de los cascarones astrales que aprisionan el alma, y que impulse en gran manera su paso hacia el Devachán. Algunos de los Mantrams de los Shraddhas Indús (ceremonias para los muertos) tienen este objeto en perspectiva y son muy eficaces cuando se emplean por un hombre santo y sabio.

PREG.- ¿Encontraremos a los seres queridos que nos han precedido en la muerte?
RESP.- Seguramente que sí, pues la atracción actuará como un imán y nos reunirá. Si el ser amado murió recientemente, lo encontra­remos en el plano astral, pero si él abandonó la tierra hace mucho tiempo, es posible que haya pasado ya del astral al mundo celestial; y cuando nosotros lleguemos hasta aquel mundo, lo tendremos de nue­vo a nuestro lado en su mejor condición posible, mediante nuestra forma o imagen mental de él, vivificada por el Ego de aquel amigo. No hemos perdido a aquellos a quienes amamos; cuando el afecto existe, la reunión es segura, ya que el amor es uno de los mayores poderes del Universo, sea en Vida o sea en Muerte.

RESUMEN  DE  LAS  8  ETAPAS:

1º)            El Alma da la orden de retirarse a su propio plano.
                        A:   Tienen lugar ciertos sucesos fisiológicos.
        B:     Se produce una vibración que hace temblar a todo el Cuerpo Etérico.
2º)           Se  produce  una  "Pausa" de aflojamiento  para la salida suave del Etérico.
3º)           EL C. Etérico se recoge y se sitúa en la correspondiente puerta de salida .
4º)            Se rompe el "CORDÓN DE PLATA" y el C.Etérico sale del C. Físico.
        A:    Se produce una RECAPITULACIÓN escena tras escena de la vida.
        B:    Es absorbido El ÁTOMO FÍSICO PERMANENTE.
5º)            EL hombre deja el  C.etérico y se sitúa en el Cuerpo Astral.
6º)            El hombre pasa  por una fase denominada  EXAMEN DE CONCIENCIA  y en este nivel astral, también­ tiene otra RECAPITULACIÓN, EMOCIONAL. Pasando también,  por el más o menos desagradable trance del "purgatorio" eliminando todo residuo de deseos.
7º)            El hombre  interno abandona el  cuerpo astral y pasa al Cuerpo Mental. Pasa allí otra RECAPITULACIÓN, DE LOS PENSAMIENTOS,  y  en  este estado  siente  una­  gran   dicha  y  bienaventuranza.  En  esta  fase   también desecha  el  Cuerpo  Mental  inferior y se sitúa en  El Superior, donde entra en el DEVACHÁN "El Paraíso o Cielo" donde todos sus verdaderos anhelos se convierten en realidad.
8º)            El  Ego una  vez  descansado  y  asimiladas  todas  las experiencias   pasadas decide volver a encarnar, para seguir su evolución.

LOS ÁTOMOS PERMANENTES


En cada uno de los Cuerpos de la Personalidad: físico, astral y mental, existe un asimilador de experiencias que tiene el nombre de "ÁTOMO PERMANENTE". Es permanente porque siempre es el mismo en todas las existencias del hombre. Desde su primera encarnación hasta la última. Su misión consiste, en registrar, archivar y asimilar todas y cada una de las impresiones y experiencias de su cuerpo respectivo. De esta manera se puede seguir uniformemente la evolución de cada uno de los cuerpos. Cada vez serán más perfectos y sensibles, por lo cual el alma podrá utilizarlos poco a poco con más incidencia. Al morir el cuerpo físico el átomo físico permanente es retirado y absorbido por el alma en el plano astral. Y cuando se produce la SEGUNDA MUERTE, es decir, la del cuerpo astral, el átomo físico y el átomo astral permanente son a su vez retirados y absorbidos por el Alma en el plano mental. Y finalmente cuando el Ego deja su cuerpo mental inferior y se sitúa en las capas más elevadas del plano mental, retirándose a su cuerpo CAUSAL, nuevamente el alma atrae hacia sí los TRES ÁTOMOS PERMANENTES y los mantiene allí hasta que vuelve nuevamente a encarnar. Una vez decidido encarnar, para seguir su desarrollo espiritual, los tres átomos permanentes, cada uno en su plano y cuerpo correspondiente, van configurando y moldeando con la experiencia acumulada, los nuevos cuerpos: físico, astral y mental, que el alma va a utilizar para esa nueva encarnación. Por lo tanto de, acuerdo con la Ley Justa y Misericordiosa de Dios, cada uno tiene exactamente lo que se merece, y cada cuerpo es más o menos evolucionado respectivamente a su grado de evolución alcanzado en su anterior existencia. Este concepto nos brinda la posibilidad y la seguridad de que nada se pierde tras la muerte, y que nuestros actos en el presente son las siembras que hacemos para el futuro. Lo que cada uno de nosotros alcancemos HOY nunca se perderá.

Cielo e Infierno
                               
El Cielo y el Infierno están dentro del hombre, lo lleva consigo en su interior, y a este estado interno le corresponde por afinidad un espacio o plano externo. Luego sí hay Cielo y sí hay Infierno, pero son resultantes internos de nuestra propia idiosincrasia particular. No sólo sucede así en la vida terrena, sino mayormente todavía en la Astral, porque cada alma desencarnada lleva consigo su propio CIELO o su propio INFIERNO, según sus creencias y sus obras en la tierra, y participa de la respectiva dicha o infortunio, conforme a sus méritos. Pero el Juez que da el fallo no es una Potestad externa sino la propia conciencia individual, que en la otra vida se afirma vigorosamente, y su voz, que casi siempre estuvo sofocada por los tumultos del mundo físico, resuena tonante, y el alma la oye y obedece...

"La Conciencia Individual, Cuando Habla Clara Y Firmemente,
Es El Más Severo Juez Que Existe"
Prescindiendo de todo engaño e hipocresía, la CONCIENCIA desnuda al alma ante su ­vista Espiritual; y el alma, después de escuchada la voz de su conciencia, se sen­tencia de conformidad con Sus conceptos del BIEN y del MAL y acepta el fallo por merecido y justo. Puede el hombre substraerse al fallo ajeno, pero no al de su propia conciencia en el Plano Astral. Esta es la Ley  de CAUSA y EFECTO (Karma), superior a cuanto la mente humana forjó en sus especulaciones religiosas. Conviene notar la absoluta JUSTI­CIA y EQUIDAD de todo ello. El hombre es juzgado de conformidad con las superiores normas de Su propia alma, que representan las normas de Su época y ambiente. Lo mejor que hay en el hombre, lo más noble de que sea capaz, se sobrepone a lo in­ferior, y el alma asimila lo que la razón concibe como absoluta Justicia.
            Tanto el CIELO como el INFIERNO lo forjamos en nuestro interior durante la vida. El cielo y el infierno son niveles de conciencia. Ningún hombre normal es verdaderamente bueno ni verdaderamente malo, por lo cual es obvio reconocer que tampoco existe algo totalmente blanco para los buenos y algo totalmente negro para los malos. El infierno como el cielo son múltiples niveles interiores, y cada Uno de acuerdo a su negrura o blancura interior participa de algunos de aquellos. Es curioso notar que muchos de nosotros durante la vida terrena forjamos, aun­que la mayoría de veces, subconscientemente, nuestro futuro cielo o infierno particular. Y cuando morimos en el cuerpo y entramos en el plano astral, muchas de las ideas forjadas desde la infancia sobre el infierno temible o el cielo dichoso, se ha­cen realidad, aunque sólo sea durante un tiempo, hasta que aprendamos a reconocer verdaderamente donde estamos y para que estamos allí. Por lo cual el hombre cruel que a pesar de todo teme la muerte y la posible entrada en el infierno por haber sido malo, cuando fallece, el mismo temor que ha construido con su imaginación, lo encuentra allí, y padece verdaderamente, aunque todo sea producto de su propia proyección mental. Lo mismo se puede decir de los hombres que tienen la conciencia muy tranquila, ellos, naturalmente, encontrarán un cielo a su medida, al menos al prin­cipio.
Recordemos, y esto es muy importante que:  "El cielo y el infierno no significan premio y castigo sino que son los medios naturales de desenvolver y vigorizar las cualidades superiores y restringir o eliminar las viciosas, a fin de que el alma pueda adelantar en el sendero de perfección". Pero toda vida en el mundo astral no consiste solamente en los estados de concien­cia correspondientes a los conceptos del CIELO e INFIERNO "Hay también gozos que nada tiene que ver con las buenas acciones practicadas durante la vida terrena, si­no que surgen de la manifestación de las facultades CREADORAS del Alma y del intenso ejercicio de su inteligencia. Son GOZOS de expresión y conocimiento, como el hombre terreno no soñó jamás experimentar".

El Suicidio


Ante nada decir que la circunstancia del suicido es realmente lastimosa, ya que ex­presan plenamente la IGNORANCIA del que así obra, ya que nadie puede escapar de sí mismo, vaya donde vaya, nunca conseguirá escapar de sí mismo, de su propia Grandeza o flaqueza, y por lo tanto, al igual que el agua no puede escapar de su humedad, él tampoco podrá huir de su propio estado y condición. El suicida no comprende que las tensiones y los problemas de la vida son el maravilloso campo para la evolución, porque el alma necesita de ellas para exteriorizarse y mostrar que no hay circunstancia ni prueba que el alma en ese nivel no pueda vencer. Y esta es la verdad a la cual debemos enfrentar­nos, no con miedo sino con valentía espiritual, porque no hay nada que pueda vencer al Espíritu, y en consecuencia en espíritu debemos obrar...
El suicida, que trató de huir de la vida, únicamente encuentra que en ese nuevo plano de existencia al cual va, está más vivo que nunca, y en el más lastimoso estado. Puede ob­servar a aquellos a quienes ha perjudicado quizás por su acto y lo que es peor de todo, es que tiene un inexpresable sentimiento de "VACUIDAD", de estar "ahuecado" o "vacío". La parte del aura ovoide en la que generalmente esta el cuerpo denso, está vacía, y aunque el cuerpo astral ha tomado la forma del cuerpo físico perdido, se siente como si fuera una cáscara vacía. El espantoso sentimiento de vacío permanece hasta que llegue el tiempo en el que, por el curso natural de los acontecimientos, debía ocurrir su muerte. También es cierto que existen muchos tipos de suicidas, y por supuesto, ya que la Ley es justa y misericordiosa, a cada uno, o cada tipo de suicida tiene diferente tratamiento.

La Cremación

Es algo afortunado y feliz que la CREMACIÓN (incineración del cuerpo por el fuego) se vaya imponiendo acrecentadamente en nuestra sociedad. Dentro de poco tiempo la tarea de sepultar a los muertos en la tierra será contraria a la ley, y la cremación obligatoria será considerada una medida saludable y sanitaria. Cuando esto ocurra, poco a poco irán desapareciendo eventualmente esos lugares síquicos e insalubres llamados cementerios.

PREG.- ¿Por qué es preferible la cremación al enterramiento?
RESP.- Hay varias razones para ello. Nada de lo que ordinariamente se hace al cadáver físico de­be causar molestia alguna al hombre real que ya vive en el plano astral, si bien a veces la ocasiona debido a su ignorancia e insensa­tez. Y así, aunque ni el enterramiento ni el embalsamamiento de un cadáver pueda forzar en manera alguna al Alma al cual perteneció, a prolongar su estancia en el mundo astral en contra de su voluntad, cualquiera de estas causas es una positiva tentación que él tiene para detenerse, y le facilitaría el hacerlo si él ignorantemente lo deseara. Por tanto, la incineración libra al hombre de sí mismo en este asun­to, pues cuando su cuerpo ha sido desintegrado de esa manera, sus naves fueron, literalmente, quemadas tras de sí, y su poder de re­troceso disminuyó grandemente.
Una importante razón es que mediante la aplicación del FUEGO, todas las formas son disueltas; cuanto más rápidamente se destruye el vehículo físico humano, con más rapidez se romperá el aferramiento del alma que se retira. Debe decirse, que en cuanto se ha establecido científicamente la verdadera muerte (por el médico ortodoxo a cargo del caso) y se ha asegurado que no queda una chispa de vida en el cuerpo físico, entonces es posible la cre­mación. La pretensión de que el cuerpo etérico no debe ser precipitadamente cremado y la creencia de que debe deambular durante un período determinado de varios días, no tienen una verdadera base esotérica. No existe una necesidad etérica para esta demora. El proceso de MOMIFICACIÓN, tal como se practicó en Egipto, y el embalsamiento, tal como se practica en Occidente, han sido responsable de la perpetuación del cuerpo etérico, a veces durante siglos. Esto es particularmente así cuando la MOMIA o la persona embalsamada fue un individuo malo durante su vida; el ambulante cuerpo etérico a menudo "POSEÍDO" por una entidad mala o una fuerza maligna. Esta es la causa de los ataques y desastres que frecuentemente persiguen a quienes descubren an­tiguas TUMBAS y sus MORADORES, las antiguas momias, y se desentierran a ellas y sus posesiones. Donde se practica la cremación no sólo se logra la inmediata destrucción del cuerpo físico y su restitución a la fuente de sustancia, sino que el cuerpo VI­TAL o ETÉRICO también rápidamente se disuelve y sus fuerzas son arrastradas por la corriente      ÍGNEA al depósito de energías vitales.
Si es necesario esperar debido al sentimiento de la familia o a los requerimientos municipales del lugar, la cremación debería hacerse      dentro de las 36 horas; cuando no hay ra­zón para esperar, la cremación puede hacerse 12 horas después. Sin embargo es pru­dente esperar esas 12 horas a fin de asegurarse que se ha producido la verdadera muerte.

LA CIENCIA Y EL ARTE DE  " MORIR "
                                         
Ciertamente existe una CIENCIA para morir, y a medida que el hombre se vaya sensibilizando a la Naturaleza de las ENERGÍAS, mayor será la respuesta a esta Sagrada, Mística y Científica tarea. Daremos aquí algunas básicas instrucciones, que nos han sido transmitidas desde las Fuentes Espirituales a tal efecto:

PRIMERO: se debe guardar SILENCIO en la habitación. Esto con frecuencia se hace. Cuando el silencio y la COMPRENSIÓN reinan en la habitación del moribundo, el alma que parte, puede retener con claridad la posesión de su instrumento hasta el últi­mo minuto y hacer la debida preparación. El estudiante deberá comprender, que durante el proceso al cual está sometido el moribundo, es sumamente importante, no solamente hay que estar en silencio, si­no con una ACTITUD INTERIOR POSITIVA, esto ayuda en gran medida al ser que va a pasar al otro mundo. La actitud de los familiares, en estos casos, suele ser muy ne­gativa, ya que con sus sufrimientos (debido a su ignorancia), sus lloros escandalosamente emocionales y el tormento que rodean muchas veces los velatorios suele ser un verdadero "infierno" para el que se va. Por lo tanto, la actitud más correcta sería (aunque se comprende que la más difícil debido a nuestra errónea educaci­ón) es:

        a)   Guardar silencio.
        b)   Situarnos  como  conciencias  y utilizar nuestra serena  comprensión del asunto.
        c)   Mostrar una actitud positiva, especialmente de amor espiritual.

SEGUNDO: En el futuro, cuando se sepa más sobre los colores, sólo se permitirá la LUZ ANARANJADA en la habitación de un moribundo, siendo insta­lada con una ceremonia apropiada. El color anaranjado ayuda al enfoque en la cabeza, así como el rojo estimula el plexo     solar y el verde tiene un efecto definido sobre el corazón y las corrientes de la vida.

TERCERO: Ciertos tipos de MÚSICA se utilizarán cuando se conozca algo más en conexión con el sonido. En el momento exacto de la muerte, si se emite la misma nota del moribundo, se coordinarán las dos CORRIENTES de energía y eventualmente se cortará el HILO DE VIDA  (cordón plateado), pero este conocimiento es demasiado peligroso y sólo podrá darse más adelante -así asegura el Maestro Tibetano- .

CUARTO: Se encontrará que la PRESIÓN sobre ciertos centros nerviosos y arterias, facilitará el trabajo. (Esta ciencia de la muerte es mantenida en custodia en el Tíbet, como lo saben muchos estudiantes). Más tarde se elaborará inevitablemente una ciencia definida de morir, pero sólo cuando la existencia del alma sea reconocida y su relación con el cuerpo haya sido científicamente demostrada.

QUINTO: También se emplearán FRASES "MÁNTRICAS" (palabras de poder) y serán definidamente construidas en la conciencia de la persona moribunda por quienes les circundan, o serán empleadas deliberada y mentalmente por el mismo. Cristo demostró su empleo cuando exclamó: "PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPÍRITU", Y tenemos otro ejemplo en las palabras: "SEÑOR, AHORA DEJARÁS A TU SIERVO IRSE EN PAZ". El constante uso de la PALABRA SAGRADA (OM) entonada en voz baja o en una nota especial (a la cual responde la persona moribunda), podrá más adelante constituir una parte del ritual de TRANSICIÓN acompañado con la UNCIÓN DE ACEITE, según se practica en la Iglesia Católica. La extrema unción tiene una base oculta científica. La cima de la cabeza del moribundo debería también situarse hacia el ESTE y las manos y las piernas cruzados. Debería quemarse en la habitación sólo MADERA DE SÁNDALO y no permitirse ninguna otra clase de incienso, porque la madera de sándalo es el incienso de PRIMER RAYO o DESTRUCTOR, y el alma en esos momentos está en proceso de destruir su morada física.
"Verdaderamente cuando nacemos morimos, porque en ese preciso momento de nacer abandonamos el lugar  de donde nos encontrábamos sin cuerpo físico. Y cuando morimos, también, verdaderamente nacemos en otro Reino de la Vida, en los planos sutiles y sin cuerpo de carne. Nacer y morir; su significado depende desde el ángulo de percepción que lo estudiemos. Cuando nacemos morimos y cuando morimos nacemos, morir y nacer, dos caras de la misma moneda. No existe la vida, porque tampoco existe la muerte, luego si nada de esto es real, sólo existe una cosa infalible, EL  S E R. "

"... Cuando el labrador ha arado y sembrado la tierra, éste se encuentra can­sado y espera ansioso la tranquila noche para descansar y recuperar fuerzas. Y al igual que el fatigado labrador el ALMA también se cansa y necesita reposar tran­quila y largamente. "LA MUERTE ES PARA EL ALMA, LO QUE LA NOCHE PARA EL LABRADOR". La diferencia consiste, en que el ALMA necesita morir TRES VECES, una en cada pla­no (despojándose gradualmente de sus vestiduras inferiores), para así DESNUDA, poder descansar tranquila y LIBRE de cualquier ruido o murmullo de la carne, deseos o pensamientos  mundanos que la envolvió...




“QUE ES LA MUERTE SINO EL NACIMIENTO DEL MISMO SER EN OTRO REINO DE LA VIDA”