Diccionario terminológico
A
Abnegación
Exigencia indispensable para ser
discípulo de Jesús [Mt10,37]; [Mt16,24]; [Mt19,17], [Mt19,29].
[Mc8,34]; [Lc9,23]. Tomar la cruz y seguir a Jesús [Mt16,24] par,
crucificar la propia carne [Gál5,24], preferir los intereses de
Cristo a los propios [Mt10,37]; [Lc14,26], son otras tantas
expresiones neotestamentarias de la abnegación cristiana. San Pablo
la recomienda encarecidamente [Rom6,12-13]; [1Cor7,29-31]; [Tit2,12].
Acepción de personas
Defecto reprobado por la ley
[Lev19,15]; [Pro28,21], que recomienda con insistencia la
imparcialidad, sobre todo a los jueces [Dt1,17]; [Pro24,23]. Dios es
modelo de imparcialidad [Dt10,17]; [Job34,19]; [Si35,11-23];
[He10,34]; [Rom2,11]; [Gál2,6]; [Ef6,9]; [Col3,25]; [1Pe1,17]. En el
NT se elogia también la imparcialidad de Jesús [Mt22,16] par, al
que deben imitar los cristianos [Sant2,1-9].
Acción de gracias
Es la respuesta del hombre a los dones
de Dios, a las maravillas obradas por Dios en la historia de la
salvación. Está hecha de gozo, de veneración, de reconocimiento,
de alabanza [Éx15,1-21]; [Dt32,43]; [1Crón16,8-36]; [Jds16,1-2];
[Is12,1-6]; [Is25,1-4]; [Is63,7]; [Jer20,13]; [Sal92,1]; [Sal95,1-7];
[Sal116,17]; [Sal136,1]; [Sal138]. En el AT aparece estrechamente
relacionada con el concepto de bendición [1Crón29,10-13]; [Neh9,5];
[Tob13,1-8]; [Sal28,6-7]; [Sal66,8], [Sal66,20]; [Sal68,20],
[Sal68,27]; [Sal100,4]; [Sal103]; etc. Pero es sobre todo con la
llegada de la era mesiánica cuando el hombre, en Cristo, por Cristo
y con Cristo y bajo la acción del Espíritu, puede tributar al Padre
una acción de gracias perfecta [Jn11,41]; [Rom1,8]; [Rom7,25];
[Ef5,20]; [1Tes5,18]; [1Cor1,4]; [Flp1,3]; [Col1,3]; [Col3,17]; ver
[2Cor1,3]; [Ef1,3].
Adivinación
Adivino: Práctica y oficio bastante
comunes entre los pueblos vecinos a Israel [Gén41,8]; [Éx7,11];
[Éx7,22]; [Is47,12]; [Dan2,2], [Dan2,27], pero severamente
prohibidos a los judíos [Lev19,26]; [Dt18,9-14]; [1Sam28,7],
[1Sam28,15], [1Sam28,21]; [Jer27,9]; [Mal3,5]; [He8,9], [He8,11].
Adoración
Es la reacción del hombre, pequeño y
pecador, ante la cercanía y grandeza de Dios. En ella se entrelazan
agradecimiento y homenaje [Gén24,48]; [Sal95,1-6], veneración y
respeto [Sal5,8]; [Dan6,11]; [Ap4,5-8]. Esta actitud interior se
manifiesta en gestos exteriores tales como el sacrificio [Gén22,5-8];
[1Sam1,3]; [2Re17,36], la postración [2Sam12,20]; [2Sam15,32];
[Éx4,31]; [Dt26,10]; [Sal96,9]; [Sal99,1-5] y el canto [2Crón29,28];
[Si50,16-18]. Sólo el Señor debe y puede ser adorado [Éx34,14-16];
[Dt4,19-20]; ver [Est3,2-5]; [Mt4,10]. Adorar a las criaturas, sean
ángeles [Ap19,10], hombres de cualquier rango [Dan3,18];
[He10,25-26]; [Ap13,48] u otros seres de la naturaleza [Éx34,14-17];
[Lev26,1], está severamente prohibido y puede constituir un grave
pecado. Pero Jesucristo, reconocido por la fe como verdadero Hijo de
Dios, sí es objeto de adoración [Mt28,9], [Mt28,17]; [Jn9,38];
[Flp2,9-11]. A su vez, Jesucristo enseña que la auténtica adoración
ha de ser interior, "en espíritu y verdad" [Jn4,24]; ver
[Jn2,19-22].
Adulterio
Es la traición al amor prometido y
sellado con el matrimonio. Prohibido en todos los códigos, tanto
profanos como religiosos, de la antig\u00fcedad, la Biblia lo condena
sin paliativos [Éx20,14]; [Lev18,20]; [Lev20,10]; [Dt5,18];
[Dt22,22]; [Pro2,16]; [Si23,22-23]. Jesús renueva la condena
[Mt5,27-32]; [Mt19,18]; [Mc10,11]; [Lc16,18], pero está abierto al
perdón [Jn8,10-11]. La misma reprobación en otros pasajes del NT
[Rom2,22]; [1Cor6,9]; [Heb13,4]. Lo específico de la Biblia es
considerar como un adulterio espiritual la idolatría en cuanto
infidelidad a Dios [Is57,3-11]; [Jer3,1-13]; [Jer13,26-27]; [Ez23,1];
[Os2,4-15]; [Mt12,39]; [Mt16,4]; [Mc8,38]; [Sant4,4]; [Ap2,21-22];
[Ap17,1-2].
Agua: Por su misma naturaleza y en
cuanto criatura insigne de Dios [Gén1,2], [Gén1,7],
[Gén1,9]; [Pro8,27-29]; [1Pe3,5]; ver
[Sal104] se presenta en la Biblia como elemento vivificador
[Gén2,5-6], [Gén2,10-14]; [Dt11,14]; [Jer5,24]; [Is30,23],
[Is30,25]; [Job5,10] o temible [Gén7,11-12], [Gén7,17-24];
[Job12,15]; [Sal32,6], según los casos. De ahí que el agua sea en
la Biblia un elemento simbólico de primer orden para significar unas
veces la bendición divina [Dt28,12]; [Lev26,3-4]; [Gén27,28];
[Sal132,2-3]; [Ap22,1-2] "paralelamente, la falta de agua se
interpreta como señal de maldición [Dt28,23-24]; [Lev26,19];
[Is19,5-7]; [Ez4,16-17]"; otras veces simbolizará la desgracia
que se cierne sobre el hombre [Sal18,5], [Sal18,17]; [Sal42,8];
[Sal124,4-5]; [Sal144,7], y otras, finalmente, la eficacia
purificadora y vivificadora de la acción divina [Núm8,7];
[2Re5,10-14]; [Ez47,1-12]; [Is44,3-4]; [Jer17,8]; [Jn4,10-14];
[Jn7,37-39]; [Jn19,34]; [1Cor10,4]. Esto último es válido
especialmente para las aguas bautismales [Mt3,11] par; [Mt28,19];
[Jn3,5]; [He22,16]; [1Cor6,11]; [Ef5,26]; [Heb10,22].
Alabanza
Alabar a Dios significa para la Biblia
reconocer y proclamar su grandeza [Is12,4-6]; [Sal29,1]; [Sal96,1];
[Sal104,1]; [Sal145,1]; [Lc2,13-14], su bondad inagotable
[1Sam2,1-10]; [Sal30,34], su fuerza salvadora y liberadora
[Éx15,1-21]; [Is25,15]; [Sal71]; [Sal146]; [Lc1,46-55], su amor y su
fidelidad [Sal89,1]; [Sal106,1]; [Sal107,1]; [Sal117,1]. De ahí que
alabanza, adoración y acción de gracias sean conceptos
profundamente afines. Lo específico de la alabanza es que se centra
en Dios mismo más que en sus dones. Al llegar la plenitud de los
tiempos, Dios se hace visiblemente presente en Cristo; y a partir de
este momento la alabanza a Dios se realiza en Cristo, con Cristo y
por Cristo [Lc2,13]. [Lc2,20]; [Lc18,36]; [Lc19,37-38]. Incluso
Cristo en persona es objeto directo de esta alabanza [Mt21,9];
[He19,17]; [Ap5,9]. Hay que subrayar, finalmente, que ya desde el AT
el marco privilegiado de la alabanza es la liturgia [1Crón16,36];
[Esd3,11]; [Lev7,12];
[Lev22,29]; [He2,46-47]; [Ef5, 19-20].
Alegría
La Biblia se hace eco de las alegrías
humanas, sean legítimas [Jue9,13]; [Is16,10]; [Jer33,11];
[Sal113,9]; [Sal126,1]; [Pro5,18]; [Si2,24]; [Si3,12], [Si3,22];
[Si5,18-19]; [1Mac14,11]; [Jn16,21] o sean reprobables [Mc14,11];
[Lc23,8]; [Jn16,20]; [Ap11,10].
Pero sobre todo proclama a Dios fuente
y sostén de la auténtica alegría [Jer7,34]; [Sal95,1];
[Sal96,11-12]; [Sal104,31-34]; [Flp4,4]. Por eso la alegría se
desbordará cuando Dios haga presente su fuerza salvadora entre los
hombres [Is9,2]; [Is35,1-10]; [Is49,13]; [Is55,12]; [Is65,17-25]. Por
eso con Jesucristo la alegría alcanza la plenitud escatológica
[Lc1,28], [Lc1,44], [Lc1,47]; [Lc2,10]; [Lc10,21]; [Jn16,20-22];
[Jn17,13]; [He13,52]; [Rom12,12]; [Rom14,17]; [Rom15,13];
[2Cor1,3-7]; [Gál5,22]; [Ap18,20]; [Ap19,1-10].
Alianza
Palabra clave y punto de partida de
todo el pensamiento religioso bíblico. El Dios de la Biblia es un
Dios que quiere establecer y establece un pacto de amor y de
fidelidad con los hombres. Todo se desarrolla a través de un
gigantesco proceso histórico, complejo, maravilloso y con frecuencia
desconcertante. En [Gén9,9]; [Gén15,1-21] y [Gén17,1-21] se
anticipa el tema de la alianza, acontecimiento que conoce su punto
culminante en la incomparable experiencia religiosa del Sinaí
[Éx19,1] - [Éx20,1]; [Éx24,1]; [Dt5,1]. A partir de este momento,
la llamada fórmula de la alianza "Yo seré vuestro Dios y
vosotros seréis Mi pueblo", será una constante en la
revelación bíblica [Éx6,7]; [Lev26,12]; [Dt26,16]; [Dt19,1];
[Dt29,12]; [2Sam7,24]; [Jer7,23]. En los momentos cruciales de la
historia israelita asistimos a la renovación de la alianza en los
días mismos de Moisés [Éx34,10-28]; en tiempos de Josué
[Jos8,30-35]; [Jos24,1-28]; en tiempos de David [2Sam7,8-16];
[2Sam23,5] y de Salomón [1Re8,14-29], [1Re8,52-61]; en tiempos de
Jonás y, sobre todo, de Josías ([2Re11,17]; [2Re23,1-33]), y en los
tiempos de la restauración posexílica [Neh8,1-18]. Pero las
repetidas infidelidades del pueblo y los consiguienTescastigos
[2Re17,7-23]; [2Re23,26-27]; [Jer22,9]; [Ez16,15-52] hacen que los
profetas anuncien una alianza nueva [Is42,6]; [Is55,3]; [Is59,21];
[Is61,8]; [Jer31,31-34]; [Jer32,40]; [Ez16,62]; [Ez36,24-28];
[Ez37,26-27]; [Mal3,1]. Es la nueva alianza, que tiene a Jesucristo,
en el misterio de su muerte y resurrección como artífice y mediador
[Mt26,28]; [Mc14,24]; [Lc22,20]; [1Cor11,25], y que por lo mismo ya
no mantendrá al hombre bajo la esclavitud de la letra [2Cor3,6] y de
la ley [Gál4,21-31]. Alianza sellada con el sacrificio irrepetible y
personal de Cristo [He15,11]; [Rom8,3-5]; [Heb8,6-13], que le
confiere una definitiva eficacia salvadora [He13,38]; [Rom8,3];
[Gál3,10-12].
Alma: Los términos bíblicos, tanto
Hebreos como griegos, que habitualmente se traducen por "alma"
no designan, al menos en la perspectiva semita, una parte del hombre,
sino al hombre entero en cuanto ser vivo. El hombre no tiene "alma",
sino que es "alma"; es un ser viviente. Vida que, por una
parte, hay que conservar [Jos9,24]; [1Sam19,11]; [Sal6,5]; [Sal35,4];
[Sal38,13]; [Lc21,19]; [He27,34]; [Mt2,20]; [Rom11,3] y, por otra
parte, en cuanto simple valor terreno, no debe ser objeto de
preocupaciones excesivas [Mt10,39]; [Mt16,25-26]; [Lc14,26];
[Lc17,33]; [Jn12,25]. En este sentido, "salvar el alma" es
alcanzar la vida eterNa para toda la realidad humana [Sant1,21];
[1Pe5,20]; [Heb10,39].
Altar
En la religión de la Biblia, como en
todas las religiones, el altar es el lugar del sacrificio y, por
tanto, signo de la presencia divina [Gén8,20]; (127); [Gén13,18];
[Gén26,25]; [Éx17,15]; [Éx20,24-25]. Consiguientemente, los
altares de los falsos dioses deben ser destruidos [Éx34,13];
[Dt7,5]; [Jue6,25]; [2Re10,27]. En el culto israelita ocupan un lugar
destacado el altar del incienso [Éx30,1-10] y el de los holocaustos
[Éx38,1-7]. En la nueva alianza Dios se ha hecho presente en Cristo
y no hay más altar que el propio Cristo, que es también al mismo
tiempo víctima y sacerdote [Jn2,21]; [Jn17,19]; [1Cor10,16-21];
[Heb13,10]; [Ap6,9].
Amén
Palabra de origen Hebreo, que indica
firmeza, veracidad, adhesión, seguridad. En este sentido, Dios mismo
es llamado el "Amén" en cuanto es fiel y veraz [Is65,16].
Dicho por hombres, puede tener un sentido de compromiso [Núm5,22];
[Dt27,15]; [1Re1,36]; [Jer11,5] y también de aclamación [Neh8,6];
[Tob8,8]; [Jds15,10]; [1Crón16 36]. En el NT tiene con frecuencia
este último sentido [Rom1,25]; [Gál1,5]; [Heb13,21]; [2Pe3,18];
[Ap7,12], aunque no para Jesús, "testigo fidedigno y veraz"
[Ap3,14] y "Amén de Dios" [2Cor1,19-20], en cuyos labios
el término "amén" recupera la fuerza original de
afirmación sólida e incuestionable ([Mt5,18]; [Mt6,16]; [Mt10,15];
[Mt13,17]; etc.; [Jn1,51]; [Jn3,3], [Jn3,5]; [Jn5,19]; [Jn6,26]; etc)
Amistad
(ver Amor) Cuando es auténtica, es una
de las manifestaciones más genuinas del amor, y la Biblia no le
regatea elogios [Éx33,7]; [Pro17,17]; [Si6,15-17]; [Si7,18]. Es
proverbial la amistad entre David y Jonatán [1Sam18,1-4];
[1Sam19,1-7]; [1Sam20,1-40]; [2Sam1,25]; [2Sam9,1]; [2Sam21,7]. Pero
existen también amigos falsos y amistades ilusorias [Job19,19];
[Sal38,12]; [Sal41,10]; [Sal55,13-14]; [Si6,8-13]; [Si12,9];
[Si37,1-5]. Dios es el modelo y la fuente de la verdadera amistad
[Éx33,8]; [Is41,8]; ver [Gén18,17], amistad que en Jesús de
Nazaret reviste un rostro humano [Jn3,11-35]; [Jn15,13-15].
Amor
La Biblia conoce y valora (positiva o
negativamente; según los casos) la realidad humana del amor en sus
diversas manifestaciones [Gén2,23-24]; [Gén22,1]; [Gén24,1];
[Gén34,2-5]; [Jue14,16]; [Rut3,10]; [1Sam1,5]; [1Sam1,8];
[1Sam18,1-3]; [1Sam20,17]; [2Sam1,23], [2Sam1,26]; [2Sam3,16];
[2Sam12,15-25]; [2Sam13,4-17], [2Sam19,1-5]; [1Re11,1-2]; todo el
Cantar de los Cantares; [Pro5,18-19]; [Si9,1-9]; [Dan13,8-14];
[1Cor7,3-5], [1Cor7,33-34]; [Ef5,28-33]; [Tit2,4]. Pero la Biblia es
sobre todo un inmenso poema al amor en cuanto realidad religiosa y
trascendente. Define a Dios como amor que se comunica [1Jn4,8],
[1Jn4,16]. Dios crea el mundo y lo mantiene en la existencia por amor
[Sal136,1]; [Sap11,23-26]. Por amor elige un pueblo como portador de
salvación, lo libera, lo introduce en la tierra de promisión, lo
mima con cariño maternal, y hasta cuando lo castiga lo hace por amor
[Dt7,7-15]; [Dt10,15] "ver [Éx34,6-7]"; [Is5,1-7];
[Is49,14-16]; [Is54,4-10]; [Jer3,1], [Jer31,18-20]; [Ez23,1]; [Os2,1]
- [Os3,1]; [Os11,1-9]; [Sal80,1]. Por amor envía su Hijo al mundo
[Jn3,16] y le somete al trance de una muerte dolorosa
[Rom5,6-10]; [Rom8,32]; [Ef2,4];
[1Jn4,9-10], [1Jn4,16-21]. Amor de Dios que se hace visible, cercano
y ardiente en la persona de Cristo [Jn13,1]; [Jn13,34]; [Jn15,9],
[Jn15,13]; [Jn17,23]; [Ef3,19]; [Ef5,2], [Ef5,25]; [Gál2,20];
[Tit2,4-6]. A este amor de Dios, el hombre ha de responder con el
suyo propio. Amar a Dios sin recortes, sin parcelas reservadas
[Dt6,5-9]; [Dt10,12-13]; [Dt30,6]; [Dt30,15-20]; [Sal31,24];
[Sal116,1];
[Si2,12-16]; [Mt22,37]; [1Jn5,1-3].
Amar a Jesús caminando en pos de él [Mt4,18-22] par; [Jn1,39-43];
[Jn21,15-21], guardando su palabra [Jn14,15], [Jn14,21],
[Jn14,23-24]; [Jn15,9-10]; ver [1Jn5,1-2], renunciando a todo
[Mt10,37]; [Mc10,17-21]; [Lc14,25-27];
[1Cor16,22]. Y amar a los hombres como
hermanos [Lev19,18], [Lev19,34]; [Dt10,18-19]; [Mc12,28-33] par;
[Jn13,34-35]; [Jn15,12], [Jn15,17]; [1Jn2,7-11]; [1Jn3,11-24];
[1Jn4,7-21]; [1Tes4,9-10]; a todos los hombres [1Tes3,12], no sólo a
los amigos, familiares y bienhechores, sino también a los
desconocidos [Lev19,34]; [Mt5,46-48]; [Lc6,32-34]; [Lc14,12-14],
incluso a los enemigos [Mt5,43-45]; [Lc6,27-29]; [Rom12,14],
[Rom12,17-21]; amor especialmente a los pequeños, a los indefensos,
a los marginados [Éx22,20-26]; [Éx23,4-12], [Is1,17]; [Jer22,16];
[Ez18,5-9]; [Am1,1]; [Am2,1]; [Mal3,5]; [Pro14,21]; [Mt10,42];
[Mt18,5-6], [Mt18,10-14]; [Mt25,31-46]; [Lc10,27-37]; [Flm6,1];
[Flm7,1]; [Sant1,27], [Sant2,1-9]. Y todo teniendo a Jesús por
modelo [Jn13,34]; [Jn15,12]; [2Cor5,14]. Resumiendo el amor en su
dimensión religiosa aparece en la Biblia como la gran palabra que lo
explica y compendia todo. Ya en los tiempos de la antigua alianza
[Éx34,6-7], pero sobre todo en los de la nueva [Mt22,40];
[Rom13,8-10]; [Gál5,13-14]; [1Cor13,1-13]; [Col3,14].
Anatema: Palabra de origen griego que,
etimológicamente, designa algo consagrado a la divinidad
([Jue16,23]; [2Mac9,16]; [Lc21,5]). El uso más frecuente en la
biblia remite a aquellas personas o cosas que deben ser destruidas en
homenaje a Dios ([Dt7,1-5]; [Dt20,16]; [Jos6,3]; [Jos7,1];
[Jos7,10-15]; [Jos8,26]; [1Sam15,3]; [1Sam15,18]). Con el tiempo paso
a ser sinónimo de exclusión de la comunidad y de persona o cosa
maldita ([Esd10,8]; [Rom9,3]; [1Cor12,3]; [1Cor16,22]; [Gál1,8-9]).
Anciano
Con esta palabra se designa en primer
lugar al hombre o mujer de avanzada edad [Gén18,11]; [Gén27,2];
[1Sam 2,22]; [Is20,4]; [Pro17,6]; [Lc1,18]; [Jn8,9]; [Tit2,2-3];
[Flm9,1]. La Biblia atribuye a la bendición divina alcanzar una
ancianidad feliz [Gén15,15]; [Dt5,16]. Pero como los muchos años
conceden experiencia y sabiduría, en la tradición bíblica, lo
mismo que en el resto de las culturas antiguas, anciano pasa a ser
sinónimo de hombre experimentado, con capacidad para aconsejar y
dirigir válidamente una comunidad [Éx3,16]; [Éx3,18], [Éx12,21],
[Éx17,5]; [Éx18,21-26]; [Núm11,16-17], [Núm11,24-25], [Núm11,30];
[Dt21,2]; [1Sam8,4]; [2Sam3,17]; [2Sam17,4], [Esd10,14]; [Si8,9];
[Si25,3-6]. En la mayoría de estos pasajes, más que a individuos
aislados, se hace referencia a un grupo institucionalizado, en el que
no necesariamente todos sus componentes deben tener una edad
avanzada. Tales son los "ancianos" o consejo de ancianos
(=sanedrín) al que aluden con frecuencia los evangelios y Hechos
[Mt16,21] par; [Mt21,23] par; [Mt26,3] par; [Mt27,1] par; [Mt27,3].
[Mt27,12], [Mt27,20], [Mt27,41]; [Mt28,12]; [Lc7,3]; [He4,8],
[He4,23]; [He6,12]; [He23,14]; [He24,1]; [He25,15]. Este significado
de dirigente y animador de la comunidad, sin demasiado énfasis en la
edad avanzada, es el que tiene en la Iglesia cristiana [He11,30];
[He14,23]; [He15,2], [He15,4], [He15,22-23]; [He16,4]; [He21,18];
[Sant5,14]; [1Pe5,1]; [2Jn1,1]; [3Jn1,1] como paso previo al sentido
técnico de sacerdote que hoy tiene el término "presbítero"
= originariamente "anciano" [1Tim5,17], [1Tim5,19];
[Tit1,5]. Dios es llamado en el libro de Daniel el "Anciano de
días" [Dan7,9]; y en el Apalipsis de san Juan se mencionan 24
ancianos, probablemente como símbolo de lo más noble de la nueva
humanidad reordenada por Cristo para Dios [Ap4,4], [Ap4,10]; [Ap5,5],
[Ap5,6], [Ap5,8], [Ap5,11], [Ap5,14]; [Ap7,11], [Ap7,13]; [Ap11,16];
[Ap14,3]; [Ap19,4].
Ángel
La presencia de los ángeles es
constante en la Biblia desde la primera página [Gén3,24];
[Gén16,7-11] hasta la última [Ap22,8], [Ap22,16]. Son presentados
como seres superiores a los hombres, puestos al servicio de Dios para
alabarle [Is6,24]; [Lc2,13]; [Ap15,11] y para desempeñar el oficio
de mensajeros suyos ante los hombres [Job1,6]; [Lc2,9-10];
[Heb1,5-14]. Cabría pensar, en absoluto, que estos seres son
simplemente una representación simbólica de Dios y de sus atributos
de su poder y su gloria [Ez10,15]; [Sal18,10-11]; [Sal80,2];
[Sal99,1-2]; [Ap7,1-2]; de la permanente actividad divina en el mundo
[Sal103,20]; [Dan8,15-19]; [Dan9,21-24]; [Dan10,13], [Dan10,21];
[Zac1,8-17]; [Mt24,31], de su providencia amorosa sobre los hombres y
las cosas [Tob12,15-20]; [Mt18,10]; [Lc16,22]; [He12,7-11];
[Ap12,7-8]. Esto vale sobre todo para la expresión "ángel del
Señor" frecuente en el AT [Gén16,7], [Gén16,13]; [Gén12,11];
[Éx3,2]; [Jue2,1], [Jue2,4]; [Jue6,11-24], y no ausente en el Nuevo
[Mt1,20], [Mt1,24]; [Mt2,19]; [Mt28,2]; [Lc1,11]; [Lc2,9]; [Jn5,4].
No obstante, el hecho de que todo el NT y Jesús en particular
mencionen infinidad de veces a los ángeles como seres reales y
activos, puede
hacer pensar que no se trata de simples
símbolos [Mt4,11]; [Mt22,30]; [Mt25,31]; [Lc1,19],
[Lc1,26]; [Lc2,15]; [Lc15,10];
[Gál3,19]; [2Tes1,17]; [1Tim5,21]; [Ef1,21]; [Col2,18]; [Heb2,2-5];
etc.
Anticristo: El vocablo aparece sólo en
las cartas de san Juan [1Jn2,18], [1Jn2,22]; [1Jn4,3];
[2Jn7,1]; la realidad es evocada
también en otros pasajes [Mc13,14]; [2Tes2,3-12]; [Ap13,4-18]. Es el
equivalente al anti-Dios del AT [Is27,1]; [Ez28,2]; [Ez38,1];
[Ez39,1]; [Dan7,8]; [Dan9,27]; [Dan11,36], y en él se personifica la
oposición más radical a Cristo y a su reino.
Apocalipsis
Tanto el substantivo como el verbo
correspondiente tienen el significado general de revelar, manifestar,
descubrir alguna cosa [Lc2,32], [Lc2,35]; [Mt10,26]; [Mt16,7];
[Jn12,38]; [Rom1,17-18]; [1Cor3,13]; [1Cor14,6]; [Gál1,12];
[Gál2,2]; etc. Se utiliza especialmente para evocar la revelación
tanto del ser como de los designios más profundos de Dios [Dan2,23];
[Mt11,25-27]; [Jn12,14]; [Rom16,25]; [1Cor2,10]; [Ef1,17]; [Ef3,3] en
relación sobre todo con la gloriosa manifestación de Dios y de su
Hijo Jesucristo al término de la historia humana [Rom2,5];
[Rom8,19]; [1Cor1,7]; [2Tes1,7]; [1Pe1,7], [1Pe1,13]; [1Pe4,13],
[Ap1,1].
Apóstol
Es el título con que el NT designa a
los doce que Jesús eligió para que le acompañaran más de cerca
[Mc3,14]; [He1,21] y para confiarles la misión de anunciar al mundo
el reino de Dios [Mt10,2-7]; [Mc3,14-19]; [Lc6,13-16]; [Ap21,14]. En
realidad, el apóstol por antonomasia es el propio Cristo en cuanto
enviado del Padre para salvar al mundo [Jn3,17]; [Jn3,34]; [Jn5,36];
[1Jn4,9], [1Jn4,14]; [Rom8,3]; [Gál4,4]; [Heb3,11]. El NT concede
también el título de apóstol a otras personas que destacan por su
actividad misionera [Rom16,7]; [2Cor8,23]; [He14,4]; y de manera
especial lo hace con Pablo quien reivindica con energía su condición
de apóstol en total igualdad con los doce [Rom1,1]; [1Cor1,1];
[1Cor9,1-5]; [1Cor15,8-10]; [Gál1,1], [Gál1,16-17]; [Gál2,8];
[1Tim2,7].
Arrepentimiento
(ver Conversión)
Autoridad
Designa en primer lugar y ante todo la
soberanía absoluta de Dios sobre el universo creado por él
[Gén1,1-2,4]; [Pro8,14-16]; [Si10,4]; [Rom13,1]. Dios se la comunica
al hombre [Gén1,28], a los padres [Éx20,12]; [Ef6,1-3]; [Col3,20],
a los amos [Gén16,9]; [Ef6,5-9], a los dirigentes de la comunidad
[Núm11,24-25], aunque no sean israelitas [1Re19,15]; [2Re8,9-13];
[Jer27,6]; [Jn19,11]; [Rom13,1-7]. Jesús está investido de suprema
autoridad [Mc1,22], [Mc1,27]; [Mc2,10], [Mc2,28]; [Mc11,28-33];
[Mt7,29]; [Jn17,2], que comunica los responsables de la Iglesia
fundada por él [Lc10,16]; [Lc10,19]; [Mc3,14-15]; [Mt28,19-20];
[Jn20,23]; [1Tes5,12-13]; [Heb13,17]. Pero esta autoridad debe ser
ejercida no como un poder, sino como un servicio [Mc10,42-45] par;
[Lc22,25-27]; [Jn3,12-17]; [2Cor4,5]; [2Cor10,8]; [2Cor13,10];
[1Tes2,6-8]; [Flm8,1]; [Flm9,1].
Avaricia
Es un vicio duramente fustigado por los
profetas y los sabios de Israel, que recriminan sobre todo el lucro
injusto y el enriquecimiento brutal de quienes detentan el poder
político [Is5,8-10], [Jer6,13]; [Jer8,10]; [Jer22,17]; [Ez18,12-13];
[Ez22,27]; [Am8,4-6]; [Hab2,9]; [Job31,24-25]; [Sal62,11];
[Pro30,8-9]. A menudo se identifica con la rapiña y el robo
[Pro1,19]; [Pro15,27], con la ambición desmesurada y la confianzaen
las riquezas [Is56,11]; [Pro11,28]; [Pro27,20], con el soborno y la
corrupción [1Sam8,3]; [Sal15,5]; [Ez22,12-13]; [2Mac4,50];
[2Mac10,20-21]. En el NT se la condena con idéntica fuerza [Mt6,24];
[Mc7,22]; [Rom1,29]; [1Cor5,10-11]; [Ef4,19]; [Heb13,5] hasta el
punto de considerar la avaricia como "la raíz de todos los
males" [1Tim6,9-10] y como señal distintiva de una vida que
ignora a Dios [Ef5,5]; [Col3,5].
Ayuno
Es un gesto religioso, poco apreciado
por la moderna cultura secularizante, pero muy enraizado en todas las
antiguas religiones y muy positivamente valorado por la Biblia como
signo del reconocimiento de la condición frágil y pecadora del
hombre frente a la soberanía y santidad de Dios [Lev16,29-31];
[Lev23,27-32]; [Núm29,7]; [1Re21,27-29]; [Esd8,21], [Dan9,3], como
medio de implorar la protección divina contra una calamidad
([Jl2,12-17]; [Jds4,9-13]) o antes de emprender una difícil empresa
[Jue20,26]; [Est4,16]; [He13,2-3], como señal de luto por una
desgracia doméstica [2Sam12,16]; [2Sam12,22] o nacional [1Sam7,6];
[2Sam1,12]; [Bar1,5]; [Zac8,19] o simplemente como manera de
prepararse al encuentro con Dios [Éx34,28]. Pero la Biblia no
considera el ayuno como un rito mágico; por eso mismo sólo lo
valora positivamente cuando va acompañado de la oración y de la
ayuda al necesitado [Tob12,8-9]; [Jer14,10-12]; [Is58,3-7]. En esta
misma línea de valoración positiva, pero condicionada, se Colocan
Jesús [Mt4,2]; [Mt6,16-17]; [Mt9,14-17] par; [Mt17,21]; ver [Lc2,37]
y la primitiva comunidad cristiana [He13,2-3]; [He14,23].
B
Banquete
En primer lugar tiene en la Biblia el
significado de rito conclusivo de un pacto [Gén26,28-30];
[Gén31,43-46]. En este sentido el banquete bíblico por excelencia
es el banquete de pascua en cuanto celebra la liberación de la
servidumbre egipcia y la consiguiente alianza entre Dios e Israel
[Núm9,1-5]; [Dt16,1-8]. Con esta significación religiosa, el
banquete suele ir precedido de un sacrificio que aporta parte, al
menos, de los manjares del banquete. En segundo lugar, sobre todo en
el NT, la imagen del banquete nos remite a la comunión de vida con
Dios en la plenitud del reino [Is25,6]; [Mt8,11]; [Mt22,1-13];
[Mt25,1-10]; [Lc13,28-29]; [Lc14,15-24]; [Ap2,7]; [Ap2,17]; [Ap3,20];
[Ap19,9]. La eucaristía es, en cuanto banquete, sello de la nueva
alianza [Lc22,20] y anticipo y prenda de la gloria definitiva
[Jn6,53-58].
Bautismo
Originariamente es un rito
purificatorio simbólico, consistente en sumergirse o rociarse con
agua. Frecuente en la historia de las religiones y no desconocido en
el mundo del AT [Núm19,2-10]. Juan, el precursor, lo utiliza como
señal de penitencia [Mt3,2-11] par. Jesús, que se somete a este
rito [Mt3,13-17], lo convierte en rito de entrada en el reino
[Mt28,19]; [He1,38]; [He8,12], [He8,16], [He8,36-38]; [He9,18];
[He10,48]; etc. Pero justamente por eso, en adelante ya no será un
simple rito externo, sino un acontecimiento eficaz y transformador
[Mt3,11]; [Jn3,3-8]; [He1,5]. Relacionado con la muerte sacrificial
de Cristo [Mc10,38]; [Lc12,50], es una participación en esa muerte y
en la consiguiente resurrección [Rom6,3-9]; [Gál3,27]; [Col2,12] y
comporta una profunda renovación en la vida y en la conducta
[Rom6,4-14]; [1Cor6,11]; [Tit3,3-5].
Bendición
La bendición bíblica, cuando hace
referencia a Dios, que es lo más frecuente, es ante todo una
evocación de su potencia salvífica y un reconocimiento de su
generosidad. Cuando Dios bendice es que está comunicando a los
hombres o a las cosas una misteriosa participación de su propio ser.
[Gén1,22]; [Gén1,28]; [Gén2,3]; [Gén9,1]; [Gén12,3]; [Gén17,16];
[Gén17,20]; [Dt28,3-8], [Prov11,22]; [Si39,22]; [Sal3,9]; [Sal5,13];
[Sal28,9]; [Sal65,11]; [Gál3,9]. Esto vale también para las
bendiciones que el NT pone en boca de Jesús [Mc6,41]; [Mc10,16];
[Mc11,22]; [Lc24,50]; [Rom15,29]. Si es el hombre el que bendice a
Dios, lo que hace es reconocer sus dones alabándole y dándole
gracias [Gén14,20]; [Gén24,48]; [Dt8,10]; [Éx18,10];
[Jdt13,17-18]; [Sal16,7]; [Sal18,47]; [Sal31,22]; [Sal68,20];
[Sal72,18-19]; etc.; [Lc1,64]; [Lc1,68]; [Lc24,53]; [Rom1,25];
[2Cor1,3]; [Ef1,3]; [1Pe1,3]. Si un
hombre bendice a otro hombre, lo hace para constatar la presencia de
la acción poderosa de Dios en esa persona [Jue5,24]; [Jdt13,18];
[Lc1,42]; [Lc2,33] o para desear tal presencia [Gén48,9]; [Dt33,1];
[2Sam6,18]; [1Re8,14].
Bestia
Bestias: Constituyen en el lenguaje
religioso de la Biblia el símbolo de la oposición a Dios [Is27,1];
[Is51,9]; [Job7,12]; [Job9,13]; [Job25,12]; [Sal74,13-14];
[Sal89,10-11]; [Dan7,1]; [Ap17,1]. Todas estas bestias se mueven a la
sombra de Satán, la bestia maldita por excelencia [Gén3,14-15];
[Sap2,24]; [Ap12,9]; [Ap20,2], y todas serán finalmente aniquiladas
por el poder de Dios y del Hijo del hombre, Jesucristo [Dan7,11-14];
[Ap19,11-21]; [Ap20,7-10]
Bien
Bondad: Sólo Dios es bueno, proclama
Jesús en el evangelio de san Marcos [Mc10,18] par; ver [Sal119,68].
Todas las demás cosas, en cuanto criaturas de Dios, especialmente el
hombre participan de su bondad [Gén1,4], [Gén1,10], [Gén1,18],
[Gén1,21], [Gén1,25], [Gén1,31] y al mismo tiempo son objeto de la
bondad divina [Sal25,8]; [Sal31,20]; [Sal34,9]; [Sal145,9]. Este Dios
bueno que lo es hasta con los malos y desagradecidos [Lc6,35],
alcanza en Jesucristo la suprema manifestación [Ef2,7]; [Tit3,4]. La
bondad es una actitud fundamental del cristiano [Gál5,22] y, a
imitación de la de Dios, debe extenderse a todos, incluidos los
enemigos [Mt5,38-48]; [Lc6,27-36].
Bienaventuranza
Con este término se describe la
obtención y posesión por parte del hombre de un estado de felicidad
definitivo y total. En realidad, la bienaventuranza es Dios mismo
[Is30,18]; [Sal40,5]; [Sal84,13]; [Pro8,34-35]; [Pro16,16]
participado por el hombre, bien de manera parcial a través de los
dones terrenos concedidos a la criatura [Sal144,12-15]; [Si10,16];
[Si25,8]; [Si31,18], bien de forma completa a través de la comunión
de vida con él en el más allá [Sal73,23-28]; [Mt5,3-12]. El NT
proclama bienaventurados a todos aquellos que de algún modo
participan ya a través de Cristo de esa vida divina [Mt13,16];
[Mt16,17]; [Lc1,45], [Lc1,48]; [Lc11,27-28]; [Jn20,29]; [Rom4,7];
[Sant1,12-13]; [1Pe4,14]; [Ap1,3]; [Ap14,13]; [Ap16,15]; [Ap19,9];
[Ap20,6]; [Ap22,7], [Ap22,14].
Blasfemia
Insulto de palabra o de obra, proferido
contra Dios o contra personas o cosas estrechamente relacionadas con
Dios [2Re19,4-6], [2Re19,16], [2Re19,22]; [Tob1,18]; [1Mac7,35-38];
[2Mac8,4]; [2Mac9,28]; [2Mac10,34]; [Dan7,25]; [Dan11,36]; [Ap13,6];
ver [Mt27,39] par. En la perspectiva del AT, el blasfemo merece la
muerte [2Re19,7]; [2Re37]; [Dan7,26]; [Dan11,45], y así lo
prescribía la ley judía contra el israelita blasfemo para evitar el
contagio de toda la comunidad [Lev24,16]; ver [1Re21,13]. Los judíos
acusan a Jesús de blasfemo [Mt26,64-65]; [Mc2,5-12]; [Jn10,33], y
por blasfemo le condena el consejo supremo israelita [Mc14,64]. La
repulsa obstinada de Cristo o del Espíritu es considerada también
en el NT como blasfemia [Mt12,31]; [Lc12,10]; [1Tim1,13].
Brazo
El brazo y la mano "especialmente
la derecha" son en la Biblia símbolos de acción y de poder
[Is44,12]; [Sal76,6], sobre todo de la acción poderosa de Dios
[Éx15,6]; [Dt4,34]; [Dt5,15]; [Dt32,39-40]; [Is49,2]; [Is52,10];
[Is53,1]; [Is66,2]; [Jer32,17]; [Sal20,7]; [Sal21,9]; [Sal118,16];
[Lc1,51]; [Lc1,66]; [He5,31]; [He11,21]; [Ap1,16-17]. El brazo y la
mano del hombre son de suyo impotentes [2Crón32,8]; [Is40,12];
[Pro30,4], pero Dios puede comunicarles su poder [He5,12]; [He6,6];
[He 8,17-19]; [He19,6]; [1Tim4,14].
C
Cáliz. Copa
Aparte el sentido propio de vasija
[Éx25,29]; [Dan5,2-3]; [Mc14,23] par, tiene con frecuencia en la
Biblia el sentido figurado de suerte o destino, bien feliz [Sal16,5];
[Sal23,5], bien calamitoso [Is51,17]; [Jer21,15]; [Ez23,32-35];
[Sal11,6]; [Sal75,9], que Dios depara tanto a individuos como a
pueblos. Indica también el sufrimiento redentor de Cristo y de los
cristianos [Mc10,38-39]; [Mc14,36] par; [Jn18,11].
Calumnia
Falso testimonio (sobre todo ante un
tribunal), difamación, maquinaciones perversas, engaño fraudulento
[Jer6,28]; [Jer9,4]; [Sal15,3]; [Sal50,19]; [Pro10,18], todo esto
incluye la Biblia en el concepto de calumnia; y lo condena
severamente, tanto en el Antiguo como en el NT [Éx20,16];
[Lev19,16]; [Mt15,19]; [Mc10,19] par; [1Tim3,11]; [Tit2,3].
Camino
Junto al sentido literal [Éx13,21];
[Dt1,33]; [Mt2,12], designa también la vida del hombre en su
totalidad [Sal102,24], y sobre todo su comportamiento moral y
religioso [1Re15,26]; [Sant1,8]. Hay dos caminos [Sal1,6];
[Mt7,13-14] el de los justos, que lleva a la vida [1Sam12,23];
[1Re8,36]; [Sal101,2]; [Sal101,6]; [Pro2,19]; [Pro6,23]; [Pro12,28];
[Is59,8]; [Lc1,79]; [1Cor12,31], y el de los impíos, que conduce a
la muerte [Sal1,1], [Pro4,14], [Pro4,19]; [Pro12,28]; [Si21,10];
[Jer23,12]. Es decisivo recorrer los caminos de Dios que, aunque
desconcertantes [Is55,8], son maravillosos [Sal119,1]. Como
desconcertantes y maravillosos son Jesús y su mensaje, único y
definitivo camino hacia Dios [Jn14,6]; [He9,2]; [He16,17];
[He18,25-26]; [He19,9]; [1Cor4,17].
Carismas
Son los dones y manifestaciones, a
veces extraordinarios, del Espíritu para el bien de la comunidad.
Preanunciados de alguna manera en el AT [1Re18,12]; [1Re22,28];
[Is11,2]; [Ez36,26-27]; [Jl3,1-2], la primitiva Iglesia cristiana
conoce un desbordamiento de los mismos [He2,4-8]; [He4,31];
[He6,8-10]; [He8,5-7]; [He10,44-46]; [He13,1]; [He15,32]; etc. Pablo,
que los posee en abundancia [1Cor2,4]; [1Cor14,18] y ofrece varias
listas de los mismos [Rom12,6-8]; [1Cor12,4-11], [1Cor12,28-30];
[Ef4,4-7], [Ef4,11-13], los aprecia y valora positivamente
[1Tes5,19-21], pero los relativiza y orienta al bien de la comunidad
[1Cor12,1-30]; [1Cor14,1-39]. Más allá y por encima de todos los
carismas está el amor [1Cor12,31].
Carne
La palabra carne, que tiene en la
Biblia múltiples acepciones, designa fundamentalmente a la criatura
viviente en su condición terrena y corruptible ([Gén6,17];
[Is40,5-6]; [Sal136,25]; [Si40,8]; [Mc13,20]; [Jn17,2]; [He2,17]). Es
hechura de Dios, y por lo mismo básicamente buena ([Gén2,7];
[Jer1,5]; [Job10,8-11]; [Sal139,13-14]), digna de respeto, de
atenciones y hasta de admiración ([Gén2,23]; [Ez36,26];
[2Mac7,22-23]; [Ef5,29]). El Hijo de Dios no ha tenido reparo en
asumir la condición carnal del hombre [Jn1,14]; [Rom1,3]; [Gál4,4];
[1Tim3,16]; [Heb2,14]; [1Jn4,2] y su carne es fuente de vida
[Jn6,53-56]. Pero en el NT, particularmente en san Pablo, la carne en
cuanto evoca la fragilidad innata del hombre comienza a ser sinónimo
de propensión al pecado y de pecado mismo ([Rom8,5-13];
[Gál5,16-21]; [Gál6,8]; ver [Jn8,15]; [1Jn2,15-16]). Por eso, para
que el
espíritu viva, hay que mortificar la
carne en lo que tiene de oposición a Dios [Rom8,12-13]; [Gál5,24].
Castidad
Directamente se la menciona poco en el
AT [Sap3,13]; [Sap4,1-2], y en más de una ocasión se trata de
simple pureza legal [1Sam21,5]. Su valoración positiva se deduce
claramente de la contundente condena que la Biblia pronuncia contra
la lujuria [Dt22,20]; [Si9,3-6]; [Si23,17]; [Si26,9-12]; [He15,20];
[He15,29]; [Rom1,26-28]; [1Cor6,9]; [1Cor6,18]; [Gál5,19-21];
[Ef5,3-5]; [Col3,5-8]; [Ap22,15]. El NT manifiesta con más
frecuencia un aprecio directo de la castidad [1Cor7,8]; [1Tes4,3-8];
[1Tim5,2]; [Tit2,5]; [2Pe3,2].
Castigo
Dios es justo y no puede dejar impune
el pecado. Esto para la Biblia es un axioma [Éx34,6-7]; [Dt5,9-18];
[Núm14,18]; [Jer32,18-19]. El castigo se manifiesta, pues, en la
Biblia, bien como fruto del pecado [Gén3,14-19]; [Gén6,7],
[Gén6,11-13], [Gén6,17]; [Gén19,12-13], [Gén19,24-25]; [Is8,5-8];
[Ez24,1-6]; [Os13,1-15]; [Mt11,20-24] par; [Mt23,37-38] par;
[Mt25,41-46]; [Rom5,12], bien como revelación de un Dios justo
[Ez11,9-12]; [Ez15,7-8]; [Ez18,24-26] y celoso [Éx20,5]; [Dt 4,24];
[Lc19,41-44]. Pero Dios, al castigar, busca la conversión y la
salvación del pecador [Ez11,14-20]; [Ez18,21-23], [Ez18,30-32];
[Os2,4-25]; [Os6,1-6]; [Lc15,18-24]; [1Cor5,5]; [2Cor2,6-8];
[Rom3,21-26]; [2Tim2,25]. Sólo el endurecimiento y la obstinación
pueden acarrear al hombre lo que podría llamarse "autocastigo"
final e irreversible [2Tes2,10-12]; [Heb10,26-31]; [Ap14,9-11]; [Ap20,14];
[Ap21,8].
Cautividad
En sentido Colectivo, la Biblia evoca
como cautividad por antonomasia la deportación y permanencia del
pueblo judío en Babilonia del año 598 al 538 a.C. [2Re24,8-17];
[2Re25,8-11]; [2Crón36,20-21]; [Is52,2]; [Jer13,17]; [Jer29,1];
[Sap6,1]. Egipto, que es
llamado "casa de servidumbre"
[Éx13,14]; [Dt7,8],y Asiria son también mencionados como lugares de
cautividad, y por tanto de sufrimiento para el pueblo israelita
[Is52,3-4]; [Os9,3].
En sentido particular y como sinónimo
de prisión, la Biblia se refiere a una concreta situación por la
que pasaron importantes personajes, tales como José [Gén39,20-23];
[Sap10,14], Jeremías [Jer20,2]; [Jer32,2]; [Jer37,11-21], Juan el
Bautista [Mt14,3], Pedro [He12,1-5], Pablo [He16,23-24]; [Ef3,1];
[Ef4,1]; [Flp1,13-14]. Esta cautividad física es considerada por la
Biblia, sobre todo en el NT, como símbolo expresivo de otra más
grave y profunda, la del pecado [Pro5,22]; [Jn8,34]; [Rom7,14];
[Rom7,23]; [2Tim2,26], de la que Cristo nos libera [Rom7,23-25];
[Rom8,2] para hacernos, paradójicamente, "cautivos del Señor"
[Rom6,12-23]; [1Cor7,22].
(ver Virginidad)
Celibato
Celos
El Dios de la Biblia es un Dios celoso
[Éx20,5]; [Éx34,14]; [Dt6,15], es decir, enormemente solícito por
el bien de su pueblo, y por tanto intransigente con sus infidelidades
[Dt4,23-24]; [Dt32,16-21]; [Jos24,19-20]; [1Re14,22]; [Sal78,56-58].
Paralelamente, los hombres de Dios tienen que sentirse arrebatados
por la defensa de los derechos divinos [1Re19,14]; [1Mac2,24-27];
[Sal69,10]; [Si51,18], tienen que sentir pasión ""celos""
por el reino [Mt11,12], [Mt16,24-26]; [2Cor11,2]; [Tit2,14]; ver
[Jn2,17]; [2Cor9,2]; [1Pe3,13].
Ceniza
Se utiliza en la Biblia como símbolo
de lo efímero; e inconsistente [Job13,12], como reconocimiento del
propio pecado y señal de penitencia [Jon3,6]; [Si40,3]; [Mt11,21];
[Lc10,13], como manifestación de dolor y de luto [2Sam13,19];
[Ez27,30], ver [Ap18,19].
Cielo
Es en primer lugar, para el hombre de
la Biblia, esa realidad física, sólida, armónica e inconmovible
que, juntamente con la tierra, compone el universo total [Gén1,1];
[Gén2,1]; [2Sam22,8]; [Is40,26]; [Job38,31-38]; [Mt24,35]. De ahí
pasó a significar la morada de Dios [Is66,1]; [Sal2,4]; [Sal11,4];
[Sal14,2]; [Sal103,19]; [Job22,12]; [Mt5,16], [Mt5,34]; [Mt6,9];
[Mt23,22]; [Ef6,9]; [Col4,1]; [Ap11,13], de Cristo glorioso
[Mc16,19]; [He3,21]; [Ef1,20]; [1Tes4,16]; [Heb8,1], de los ángeles
[1Re22,19]; [Tob12,15]; [Mt18,10]; [Mt22,30]; [Gál1,8]; [Ap8,2] y de
los hombres que viven para siempre en comunión de vida con Dios
[Mt5,12]; [Mt6,20]; [2Cor5,1], [2Cor5,8]; [Ef2,6]; [Ap3,12];
[Ap21,1-2], [Ap21,10]. Con alguna frecuencia, en los libros tardíos
del AT y en los del NT el término "cielo" sustituye al
nombre sagrado e impronunciable de Dios [Dan4,23]; [Sal73,9];
[1Mac3,18]; [Mt4,17]; [Mt18,18]; [Mt21,25]; [Lc15,18].
Circuncisión
Antiguo rito consistente en cortar la
membrana móvil que recubre la parte superior del miembro viril.
Practicada por numerosos pueblos en conexión con la entrada en la
comunidad de adultos o en el matrimonio Israel la adoptó como una de
las señales básicas de su alianza con Dios [Gén17,12-14];
[Éx4,24-28]; [Lev12,3]; [Jos5,2-9]. En tiempo de la persecución
seléucida constituye el signo distintivo del judío fiel [1Mac1,15],
[1Mac1,61-63]; [1Mac2,46]; [2Mac6,10]. Jesucristo se somete al rito
[Lc2,21], pero Pablo entiende que es un rito caduco y lucha
denodadamente contra quienes querían imponerlo a los convertidos al
cristianismo [He15,19-21]; [Gál2,2-3]; [Gál5,1-6]; [Gál5,12];
[Gál6,12-15]. En el nuevo pueblo de Dios lo que vale es la
circuncisión del corazón por la fe y el bautismo [Rom3,28-30];
[Rom10,6-12]; [Gál5,6]; [1Cor7,18-19]; ver [Dt10,16]; [Dt30,6];
[Jer4,4]; [Jer9,24-25].
Comunicación
Es la acción de intercambiar bienes,
sean espirituales o materiales. La comunicación primordial tiene
lugar en el seno mismo de la divinidad, en cuanto que las tres
personas divinas se comunican mutuamente todo lo que son [Mt11,27];
[Jn5,19-27]; [Jn16,13-15]. Dios Padre, a su vez, habiéndonos hecho
una primera comunicación de su ser. En la creación [Gén1,27],
profundiza esa comunicación entregándonos a su Hijo por amor
[Jn3,16]; [Rom8,32]; [1Jn4,9-10]. De ahí que una de las notas
distintivas de las nuevas comunidades cristianas (nacidas al calor de
la comunicación del evangelio) [1Cor4,15]; [1Tes2,8] tenga que ser
necesariamente el intercambio de bienes, tanto espirituales
[Rom1,11-12]; [1Cor14,1]; [Col1,16-17] como materiales [He2,44];
[He4,32-37];
[2Cor8-9].
Comunión
Cabría decir que es el resultado
existencial de la comunicación. Cuanto más intensa sea la
comunicación, más profunda será la comunión. El AT conoce una
comunión ritual con Dios a través del culto, y en particular de los
sacrificios llamados "de comunión" [Lev3,1]; [Lev19,5-8];
[Lev22,21]; ver [Éx18,12]. Pero la manifestación más genuina de
esta comunión es el hecho de la alianza [Éx23,22]; [Éx23,25]; "ver
[Éx24,16-18]"; [Os2,16]; [Am3,2]. En el NT la comunión entre
Dios y el hombre alcanza su plenitud en el portentoso acontecimiento
de la encarnación [Jn1,14]; [Rom1,3]; [Gál4,4]. El Hijo de Dios se
hace en todo semejante a los hombres [Heb2,11-18]; [Rom8,3];
[Flp2,7]. El hombre se funde con Dios a través de Cristo [Jn14,20];
[Jn17,20-24]; [1Jn1,1-3]; [1Cor1,9]; [2Cor13,13], quien para mantener
y fortalecer esa alianza-comunión nos alimenta con su propio cuerpo
y sangre [Jn6,56]; [1Cor11,24-25].
Conciencia
(ver Corazón) Lo que nuestras lenguas
expresan con la palabra conciencia, la Biblia, especialmente el AT,
lo hace frecuentemente con la palabra corazón [1Sam24,6]; [Job27,6];
[Sal17,3]; [Sal24,4]; [Sal51,19]; [Mt5,8]; [1Tim1,15]. En [Sap17,10]
se habla de la conciencia como expresión del remordimiento interior,
y en el NT designa a menudo el conocimiento que el hombre tiene de su
comportamiento moral [Rom2,15]; [Rom9,1]; [Rom13,5]; [Rom14,5],
[Rom14,22], [Rom14,23]; [1Cor13,12]; [1Cor10,25]; [2Cor1,12];
[1Tim1,5], [1Tim1,19]; [1Tim4,2]; [2Tim1,3]; [Heb10,22]; [Heb13,18].
Concupiscencia
Con esta palabra se designa casi
siempre la apetencia desordenada de bienes terrenos. Está
muy cercana al concepto de codicia
[Éx20,17]; [Jos7,21]; [Pro6,25]; [Mt5,28]; [Mc4,19]; [Rom7,7-8];
[1Cor10,6]; [Gál5,16]; [Col3,5]; [1Tim6,9-10]; [2Tim2,22];
[Tit2,12]; [1Pe1,14]; [1Pe4,3]; [2Pe1,4]; [Sant1,14]; [1Jn2,16-17], y
por lo mismo es objeto de condena por parte de Dios. Pero también
tiene, sobre todo en san Pablo, el significado de simple inclinación
al mal [Rom1,24]; [Rom6,12]; [Gál5,24]; [Ef2,3]; [Ef4,22], que de
suyo no constituye pecado. Incluso a veces tiene el significado de un
deseo ardiente de algo indiferente o bueno [Gén31,1]; [Gén30,1];
[Dt12,20-21]; [Is58,2]; [Lc22,30]; [Flp1,23]; [1Tes2,17]; [Ap18,14].
Confesión
Tiene en la Biblia dos principales
significados a) Proclamación de la fe en Dios, especialmente en Dios
misericordioso [Sal40,10]; [Sal95,5-6]; [Sal104,1]; [Sal105,1] y en
Jesucristo [Mt16,16]; [Rom10,9-10]; [1Tim6,12]; [1Jn2,23]. b)
Reconocimiento y manifestación de los propios pecados, bien como
individuo [Lev16,21]; [Núm5,7]; [Jos7,19]; [Pro28,13]; [Si4,26];
[Sant5,16]; [1Jn1,9]; ver [Lc5,8]; [Lc15,21], bien como
colectividad [Esd9,6-15]; [Bar1,15-22]; [Dan9,4-16]; [Sal106,1];
[Mc1,5] par.
Confianza
El hombre es débil y está amenazado
de peligros por todas partes. Necesita fiarse de alguien y apoyarse
en él. Con frecuencia busca apoos que resultan vanos: los ídolos
[Is59,4]; [Jer13,25], la riqueza [Pro11,28]; [Sal49,7-8], la fuerza
opresora [Sal62,11], los poderosos de la tierra [Sal118,8-9];
[Sal146,3]. Pero sólo Dios es de fiar [Jer17,7]; [Sal40,5]. Jesús
confía totalmente en el Padre [Jn11,41-42]; [Jn16,23-24]; [Jn17,1];
[Mc14,36] par e invita a los suyos a esa misma confianza
inquebrantable [Mt6,25-34]; [Lc7,50]; [Lc11,9-13]; [Lc18,13-17]
"ver [He20,32]"; [1Cor1,6-9]; [Heb3,6], [Heb3,14];
[Heb4,16]; etc.
Conocer
En el lenguaje bíblico, conocer es
tener experiencia concreta de una cosa. En este sentido se conoce el
bien y el mal [Gén2,9], [Gén2,17]; [Gén3,5], la guerra [Jue3,1],
la paz [Is59,8], el sufrimiento [Is53,3], el pecado [Sap3,13]. Si se
trata de personas, la palabra expresa tanto la solidaridad familiar
[Dt33,9] como las mismas relaciones conyugales [Gén4,1]; [Gén4,17];
[Gén4,25]; [Mt1,25]; [Lc1,34].
Conocimiento de Dios
En continuidad con lo dicho, el término
"conocer", aplicado a las relaciones entre Dios y el
hombre, implica una íntima relación existencial y vital. Dios
conoce al hombre haciéndole partícipe de sus beneficios,
comunicándole su amor y su vida [Gén18,19]; [Éx33,17]; [Jer1,5];
[Am3,2]; [Rom8,29]; [1Cor13,12]. A su vez, el hombre conoce a Dios
reconociendo de manera práctica su poder y sus intervenciones
salvíficas. Viene, pues, a identificarse con la fe, la obediencia,
la fidelidad, el temor y el amor [Dt11,2]; [Is11,9]; [Is41,20];
[Os11,3]; [Miq6,5]; [Jn6,69]; [Jn16,30]; [Rom2,18]; [1Cor8,1-3];
[Ef1,17]; [Tit1,16];[1Jn2,3-5]. De ahí la relación entre
conocimiento de Dios y la promesa de un corazón nuevo [Dt29,3];
[Jer31,31-34]; [Ez37,13]. Al pleno conocimiento de Dios se llega
conociendo "es decir, creyendo y
amando" a Jesús [Jn8,19]; [Jn14,7]; [Jn17,3]; [1Jn2,13-14];
[1Jn5,20].
Consagración
Especial dedicación de una persona o
una cosa a Dios [Éx13,2]; [Éx13,12]; [Éx29,21]; [Éx29,33-37];
[Éx29,43-44]; [Lev8,10-15]; [Lev8,30]. En particular, son objeto de
consagración los sacerdotes [Éx28,41]; [Éx29,1]; [Éx29,44];
[Éx30,30]; [Éx40,13]; [Lev8,12]; [Lev10,7]; [1Re13,33], los reyes
[1Sam10,1]; [1Sam16,13]; [1Re1,39]; [2Re9,6]; [2Re11,12], a veces
incluso los reyes paganos en cuanto ejecutores de los designios de
Dios [Is45,1], y también los profetas [1Re19,16]; [Is61,1]. A
excepción de los profetas, la consagración de una persona va
generalmente acompañada del rito de la unción con aceite. El ungido
y consagrado por antonomasia es el Mesías [Sal2,2]; [Sal2,6], título
y realidad que el NT recaba para Jesucristo [Lc2,11]; [He2,36];
[He10,38]; ver [Lc4,17-18], que concentra en su persona de forma
definitiva los poderes sacerdotales, reales y proféticos. En cuanto
partícipe de estos poderes, todo cristiano es un consagrado
[2Cor1,21]; [Ef1,13]; [Ef4,30]; [1Jn2,20]; [1Jn2,27]; ver [Mt28,19].
Consolación
La Biblia asigna a Dios el papel de
consolador. Frente a tanto dolor y tanta tristeza, el consuelo humano
es con frecuencia insuficiente [Gén37,35]; [Is22,4]; [Job16,2];
[Job21,34]; [Jer31,15], ver [Mt2,18]. Sólo Dios es el verdadero
consolador [Is40,1]; [Is49,13]; [Jer31,13]; [Si48,24]; y lo hace con
la solicitud de un pastor [Is40,11], [Sal23,4], con el amor de un
padre [Éx4,22]; [Jer3,19]; [Jer31,9]; [Jer31,20]; [Os11,1-4], con el
ardor de un prometido [Is54,4-8]; [Is62,4-5]; [Jer2,2-3];
[Os2,16-19], con la ternura de una madre [Is49,14-16]; [Is66,11-13].
El Dios consolador se hace visible en Jesús de Nazaret [Mt5,5];
[Mt9,2]; [Mt9,22]; [Mt11,5]; [Mt11,28]; ver [Lc4,18-21], quien
mediante el Espíritu [Jn14,16-18] sigue consolando a la Iglesia
[He9,31]; [2Cor1,3-7]; [Flp2,1]; [1Tes4,18].
Conversión
Es el retorno a Dios, cuya alianza ha
sido traicionada por el individuo o la comunidad [Is31,6-7];
[Is55,7]; [Ez14,6]; [Si25,26]. Retorno que supone un cambio, tanto de
mentalidad como de conducta práctica, y que por tanto no ha de ser
simplemente exterior y ritualista, sino interior y real [Is1,10-20];
[Ez18,30-32]; [Am5,4-6]; [Am5,15-17]; [Am5,21-23]; [Os6,1-6];
[Sof2,3]; [Sof3,12-13]. En esta misma línea se sitúa la llamada
urgente de Juan el Bautista [Mt3,1-12] par y de Jesús [Mt4,17];
[Mc1,15]; [Lc13,5] a la conversión. Es del todo necesaria para
entrar en el reino [Mt18,3]; y aunque Jesús se manifiesta
tremendamente serio contra quienes se obstinan en no convertirse
[Mt11,20-24], proclama también la alegría del Padre y la suya
propia cuando el pecador se convierte [Mt9,10-13]; [Lc7,36-50];
[Lc15,4-32].
Corazón
En sentido físico la Biblia menciona
raras veces el corazón ver [2Sam18,14]; [2Re9,24]. En sentido
figurado lo hace con mucha frecuencia y tiene resonancias mucho más
amplias que en nuestras lenguas occidentales. El corazón del hombre
designa toda su personalidad
consciente, inteligente y libre.
Pensamientos [Dan2,20]; [Pro10,8]; [Mc2,6-8]; [Lc3,15], intenciones,
proyectos y deseos [1Re8,17]; [2Crón22,1-9]; [Is10,7]; [Jer23,20];
[Lc21,14], emociones y sentimientos [Núm15,30]; [Dt15,10]; [Dt20,2];
[Dt28,47]; [2Sam7,27]; [Is65,14]; [Sal16,9]; [Lc24,32]; [Jn16,6];
[Jn16,22]; [Rom1,24]; [2Cor2,4], la entera realidad humana [Dt4,29];
[Dt6,5]; [1Sam7,3]; [Jer5,23]; [Jer7,24]; [Jer18,12]; [Sal51,1];
[Sal51,2]; [Sal51,19]; [Mt11,29]; [Mt22,37]; [Lc8,15], sobre todo en
su más profunda intimidad [1Sam16,7]; [Jer17,10]; [Mt5,8];
[Heb4,12], se expresa con la palabra corazón. No debe extrañar, por
tanto, que el NT haga también referencia al corazón como asiento de
la nueva vida en Cristo y en el Espíritu [2Cor1,22]; [Gál4,6];
[Ef1,18]; [Ef3,17]; [2Pe1,19].
Creación
Todas las cosas "tanto el
universo material como el hombre" tienen su origen en Dios
[Gén1,1-2]; [Gén1,7]; [Gén14,19]; [Gén14,22]; [Job38,1] -
[Job39,1]; [Sal8,4-7]; [Sal19,2]; [Sal104]; [Is37,16]; [Sap13,1-5];
[He14,15]; [He17,24-28]; [Rom1,25]; [Rom11,35]; [Ap4,11], que lo ha
hecho todo bien [Gén1,4]; [Gén1,10]; [Gén1,12]; [Gén1,18];
[Gén1,21]; [Gén1,25]; [Gén1,31]; [1Tim4,4] a partir de la nada
[2Mac7,28]. Pero es de advertir que la Biblia llega al Dios creador a
través del Dios que elige, salva y libera a su pueblo [Is42,5-9];
[Is43,1-12]; [Is44,24-27]; [Is45,18-19]; [Is48,12-15]; [Is51,4-13].
Sólo Dios tiene poder para crear [Jer10,6-16], y lo hace con
potencia y sabiduría inigualables [Is40,21-26]; [Am4,3]; [Am5,8-9];
[Am9,5-6]; [Sal104,24]; [Pro3,19-20]; [Pro8,22-31]. Dios crea y
conserva las cosas creadas con amor [Sap11,24-26]. El NT presenta a
Dios creando a través de Cristo [Jn1,13]; [Col1,15-17]; [Heb1,2-3];
[1Cor8,6], y hace también a Cristo artífice de una nueva creación
que afecta al hombre [Rom6,3-11]; [2Cor5,17]; [Gál6,15]; [Col3,9-10]
y al universo [2Cor5,18-19]; [Col1,19-20]; [2Pe3,13]; [Ap21,1-5].
Crecimiento
La Biblia habla de un crecimiento
físico del hombre y de la naturaleza, que vincula a la bendición
divina [Gén1,22]; [Gén1,28]; [Gén8,17]; [Gén9,7]; [Gén17,6];
[Gén35,11]; [Lev26,9]; [Ez36,10-12]; [Sal144,12]; [Lc2,40];
[Lc2,45]. Pero sobre todo evoca el crecimiento de la alianza y del
reino [Dt30,50]; [Jer3,16]; [Ez36,10]; [Mc4,26-32]; [He5,14];
[He6,7]; [He11,24]; [He16,5]. El verdadero crecimiento se verifica,
pues, en el interior del hombre cuando crece en la fe [2Cor10,15];
[Flp1,25], en el conocimiento de Dios y de Cristo [Col1,10];
[Col2,19]; [Flp1,9]; [2Pe3,18], en amor eficaz [2Cor9,10]; [Flp1,9];
[1Tes3,12]; [2Tes1,3]. En cualquier caso, la fuente y la meta de todo
conocimiento cristiano es Cristo [Ef2,20-22]; [Ef 4,12-16],
[1Cor3,10-11]; [Col2,19].
Cristiano
Es el nombre con que ya en el NT se
conoce a los seguidores de Jesús. Estos, que entre sí se daban el
nombre de hermanos, en Antioquía de (Siria comienzan a ser llamados
"cristianos" [He11,26]. Otras veces aparece el término en
el NT) en [He26,28], como grupo religioso opuesto a los judíos; y en
[1Pe4,16], designando a quien se comporta según las enseñanzas de
Cristo.
Cruz. Crucifixión
En el AT y en toda la cultura religiosa
antigua la cruz es simple lugar de suplicio, sin ninguna connotación
salvífica [Gén40,19]; [Dt21,23]; ver [Gál3,13]. Pero Dios elige la
cruz para que su Hijo Jesucristo muera en ella [Mc15,13-15];
[Mc15,24-37]; [Mt27,26]; [Mt27,31-50]; [Lc23,21-23]; [Lc23,26];
[Lc23,46]; [Jn19,15-30] y mediante su muerte en cruz salve al mundo
[Ef2,16]; [Col1,20]; [Flp2,8]; [Heb12,2]; [1Pe2,24]. A partir de este
misterioso designio de Dios [1Cor1,23] la cruz, en su sentido físico
cuando lo requieran las circunstancias, y siempre en sentido
espiritual, se ha convertido en camino inesquivable para alcanzar la
salvación [Mc8,34]; [Mt16,24]; [Lc9,22]; [Gál2,19]; [Gál3,1];
[Gál6,14]; [Flp3,12]; ver [1Cor2,2]. Pero nunca, en la perspectiva
del NT, la cruz es meta, siempre es camino hacia la vida y tránsito
hacia la gloria [Mc8,31] par; [Jn3,14]; [Jn8,28]; [Jn12,32];
[Jn19,34]; [Jn19,37]; [He2,23]; [He2,32]; [He3,15]; [He5,30-31]; ver
[Ap22,2]; [Ap22,14]; [Ap22,19].
Cuerpo
(ver Carne). Es la expresión tangible
de la persona, y en el AT identifica casi totalmente
con "carne". En el NT, en
cambio, se observa cierta; diferencia (el mismo vocablo griego es
distinto). El concepto "cuerpo" propiamente tal sólo llega
a adquirir un sentido peyorativo cuando se deja esclavizar por la
"carne" y el pecado [Rom6,6]; [Rom7,24]; [Rom8,13];
[Flp3,21]; [Col2,11]. Pero de suyo el cuerpo es digno de estima en
cuanto portador de la muerte y la vida de Cristo [2Cor4,10-12];
templo del Espíritu Santo [1Cor6,13-19] e instrumento de gloria y
alabanza a Dios [Rom12,1]; [1Cor6,20]. Por lo mismo, su destino
definitivo no es la corrupción, sino la resurrección [Rom8,23];
[1Cor15,35-50]; [Flp3,21].
Cuerpo de Cristo
Tiene en el NT diferentes sentidos: a)
Cuerpo individual y físico de Cristo, que es verdadero cuerpo humano
[Jn1,14]; [Jn4,6-7]; [Rom1,3]; [Rom9,5]; [Heb2,11-17]; [1Jn4,2];
[2Jn7,1] que sometido al sufrimiento y a la muerte nos reconcilia con
el Padre [Mt. 26,12]; [Mt27,27-60]; [Jn19,28-40]; [Col1,22];
[1Cor5,7]; [Heb10,5-10]; [1Pe2,24], que es finalmente glorificado
[Lc24,39]; [Jn20,19-27]; [1Cor15,44]; [Flp3,21]. b) Cuerpo de Cristo
presente en la eucaristía [Mt26,26] par; [1Cor11,24-29]; ver
[Jn6,53-58]. c) Cuerpo total o místico de Cristo, constituido por
todos los creyentes, que por el bautismo [1Cor12,12-13] quedan
injertados en Cristo cabeza [Rom8,29]; [1Cor10,16-17]; [1Cor12,27];
[Ef1,4-11]. En esta tercera acepción el cuerpo de Cristo, sobre todo
con la terminología de san Pablo, se identifica con la Iglesia
[Ef1,22-23]; [Ef2,16]; [Ef5,23-27]; [Ef5,32]; [Col1,18]; [Col1,24];
[Col2,19].
(ver Pecado)
Culpa
Culto
El hombre debe reconocer a Dios como
único creador y señor y manifestarlo externamente. En esto consiste
el culto [Gén4,34]; [Gén8,20-21]; [Gén12,7-8]. El sacrificio, el
altar, el templo y sus servidores juegan, sin duda, un papel
importante en cuanto al modo y lugar de rendir culto a Dios [Éx5,3];
[Éx27,1-8]; [Éx27,29]; [Éx30,1-10]; [Lev1-7]; [Dt12,1-28];
[1Crón21,1] - [1Crón29,1]; [2Crón1,1]
- [2Crón8,1]; [2Re23,1-15]. Pero a Dios no le agrada cualquier
culto. Ni todos los sacrificios le satisfacen [Gén22,12];
[Lev20,2-6]; [2Re16,3-4]; [Is1,10-14]; [Jer7,21-23]; [Am5,4-6];
[Am5,21-27], ni el templo es un lugar mágico que asegure el
auténtico culto [Jer7,1-15], ni los sacerdotes le rinden siempre un
culto agradable [Mal1,1] - [Mal2,1]. Ya el AT anuncia un culto nuevo,
menos ritualista y más interior [Jer31,31]; [Ez36,25-28];
[Ez37,26-28]; [Mal3,14]; pero es Jesús quien, sin rechazar los
valores del culto tradicional [Lc2,22-38]; [Lc2,41]; [Mc14,19];
[Jn2,13]; [Jn10,22]; [Jn18,20], precisa en qué ha de consistir lo
esencial del culto en la nueva ley [Mt5,23-24]; [Mt23,16-26];
[Jn4,20-24].
D
Decálogo
Constituye el compendio y quintaesencia
de la ley mosaica, y ha llegado hasta nosotros en dos recensiones
fundamentalmente idénticas [Éx20,1-17] y [Dt5,6-21]. En el lenguaje
vulgar, decálogo equivale a diez mandamientos; pero en realidad se
trata más bien de las palabras de alianza que Dios dirige a su
pueblo, y a las que el pueblo debe responder con fidelidad y amor
[Éx24,3]; [Éx24,7]; [Dt4,10-13]; [Dt10,14]; [Dt9,7]; [Dt28,1]. Los
profetas no cesaron de inculcar la fidelidad profunda al decálogo
[Jer7,5-8]; [Jer11,1-8]; [Jer17,19]; [Jer21,12]; [Os4,1], y Jesús
reconoce su valor fundamental, pero al mismo tiempo sublima su
contenido [Mt5,3-12]; [Mt5,21-48]; [Mc10,19]. Dedo: (ver Brazo)
Expresión figurada para designar una intervención poderosa de Dios
[Éx8,15]; [Éx31,18]; [Sal8,4];
[Lc11,20].
Demonios
La Biblia habla de ellos como espíritus
maléficos [1Sam16,14-16]; [1Sam16,23]; [1Sam18,10]; [1Sam19,9];
[Tob3,8]; [Tob6,8]; [Tob6,14]; [Tob8,3], a quienes a veces el pueblo
israelita rinde un culto idolátrico [Dt32,17]; [Bar4,7]; ver
[1Cor10,20]. Con frecuencia, sobre todo en el NT, son representados
como personificación del mal en lucha permanente contra Dios y su
reino instaurado por Cristo [Mc5,1-15]; [Mt12,22-28]; [Mt12,43-45];
[Ef6,11]; [1Tes3,5]; [1Cor10,21-22]; [2Cor11,15]; [2Cor12,7];
[1Tim4,1]; [1Pe5,8]. Al frente de los demonios está Satán "que
significa "el adversario"", suprema expresión de toda
oposición a Dios [Zac3,1-5]; [Job1,1] - [Job2,1]; [Lc22,3];
[Lc22,31]; [Jn13,27]; [1Tes2,18]; [2Tes2,9]. Satanás, que recibe
también los nombres de Belcebú [Mt12,22], Belial [2Cor6,14] y sobre
todo Diablo [Mt4,1]; [Mt4,5]; [Mt4,8]; [Mt4,11]; [Mt13,39];
[Mt25,41]; [Jn6,70]; [Jn8,44]; [Ef4,27]; [1Jn3,8-10]; etc. Jesús nos
libera del poder de Satán y sus demonios.
Deporte
Los libros de los Macabeos consideran
los juegos deportivos como una práctica pagana, y en consecuencia
los valoran negativamente [1Mac1,14]; [2Mac4,9]; [2Mac4,12];
[2Mac4,14-15]. Tampoco Pablo parece apreciarlos demasiado [1Tim4,8];
sin embargo, utiliza con relativa frecuencia el lenguaje deportivo
[1Cor9,24-27]; [Flp3,12-14]; [2Tim2,5]; [2Tim4,7-8]; ver [Heb12,1].
Descanso
En el AT está sobre todo ligado al
sábado como día semanal festivo. El descanso sabático es algo
absolutamente sagrado [Éx20,8-11]; [Éx23,12]; [Lev23,3];
[Núm15,32-36]; [Dt5,12-15], hasta el punto de que la tradición
sacerdotal de [Gén1,1] presenta a Dios creando el mundo al ritmo de
la semana israelita [Gén2,1-3]. El descanso sabático se convierte
así en símbolo del descanso mesiánico que Dios promete a su
pueblo, y que está hecho de paz y felicidad [Éx33,14]; [Dt12,9];
[Is32,18]; [Jer31,2]; [Sof3,13]; [Heb3,11]; [Heb3,18]; [Heb4,1-11];
[Ap14,13]. En el NT Jesús relativiza la ley del descanso sabático
[Mc2,23-27]; [Lc13,10-16].
Desierto
Tiene en la Biblia una doble
significación religiosa a) Tierra estéril, tierra que no ha
bendecido Dios, tierra temible y espantosa [Gén2,5]; [Dt1,19];
[Is14,23]; [Is30,6]; [Sof2,13]; [Lc3,14]. b) Epoca privilegiada en
que Israel nace como pueblo al calor de la elección divina y en la
que, con Dios como guía, alcanza la tierra prometida [Éx3,18];
[Éx5,1]; [Éx13,17-21]; [Dt8,2]; [Dt8,15-18], época de amores e
infidelidades [Jer2,2]; [Os2,16-17]; [Ez20,10ss]; [Sal78,15-17];
[Sal78,40]; [Sal95,8-10]; [Sal106,1]. El desierto se revela así,
tanto en el AT como en el NT, como señal de salvación [Is32,15];
[Is35,1]; [Is41,18]; [Is43,19-20]; [Mt4,1]; ver [Mt24,26];
[Lc1,80]; [Lc4,1]; [Mc1,12].
Designio de Dios
Con esta expresión evoca la Biblia el
plan salvador de Dios sobre el hombre y el mundo. Plan que tiene a
Cristo como centro; que se intuye, se anuncia y se promete en el AT
[Dt26,5-10]; [Jos24,2-13]; [Is46,10]; [Is53,1]; [Is53,10];
[Jer23,18-22]; [Miq4,12] y que, llegada la plenitud de los tiempos,
se realiza en Cristo, por Cristo y para Cristo [Gál4,4-5];
[Ef1,3-14]; [Ef3,5-11]. Jesús tiene plena conciencia de estar en el
centro del designio divino, de haber sido enviado por el Padre para
dar cumplimiento a sus planes salvíficos [Mt5,17]; [Mt5,22];
[Mt5,27]; [Mt5,32]; [Mt5,34]; [Mt5,39]; [Mt5,44]; [Mt15,24];
[Mc10,45]; [Lc24,7]; [Lc24,26]; [Lc24,44]; [Jn4,34]; [Jn5,30];
[Jn6,38]; [Jn12,23]; [Jn12,34]; [Jn13,18]; [Jn17,12]. Toda la
teología de Pablo es una vigorosa proclamación de que el designio
de Dios ya se ha realizado en Cristo [He20,27]; [Rom8,28-30];
[1Cor1,18-25]; [1Cor2,1-5]; [Ef1,3-14],
si bien esperamos aún su consumación definitiva
[1Cor15,20-28]; [1Tes4,13-17] y todo el
libro del Apalipsis.
Desposorio
Rito por el cual el padre escogía
esposa para su hijo y se fijaba el precio de la dote [Gén24];
[Gén28,1-5]; [Gén29,15-30]; [Gén38,6]; [1Sam18,20-25]. En la
cultura religiosa semita el desposorio equivalía jurídicamente a un
verdadero matrimonio [Gén29,21]; [Dt22,23-27];
el prometido recibe el nombre de
esposo, y la mujer sólo queda libre mediante el repudio
[Mt1,18-19].
Destierro
(ver Cautividad) Amenazado con él en
múltiples ocasiones [Dt28,63-68]; [Dt30,1]; [1Re8,46-50];
[Jer13,15-17]; [Os9,3], el pueblo israelita vivirá la terrible
experiencia del destierro en a)Siria [2Re17,6] y en Mesopotamia
[2Re24,10-16]; [2Re25,8-11]. Pero el destierro, que parecía un
castigo "y en cierto sentido lo era", se transformó en
bendición para el pueblo judío. Le Sirvió para profundizar en la
naturaleza del pecado [Jer13,23] y desarrollar una religiosidad más
auténtica [Jer31,19]; [Bar1,15]; [Bar2,35]; [Esd9,6]; [Neh1,6];
[Neh9,16-26].
Día del Señor
En primer lugar, es la expresión
bíblica privilegiada para designar la intervención solemne de Dios
en la historia; con frecuencia se abrevia en "el día" o
"aquel día". Esta intervención va a revestir una faceta
de ira y de castigo "se habla del día del juicio, el día de la
cólera" [Is2,11-12]; [Ez13,5]; [Ez22,24]; [Lam2,22];
[Am5,18-20]; [Sof1,4-18]; [Mt10,15]; [Rom2,5]; [1Cor3,13] pero
también y sobre todo de triunfo, salvación y liberación
[Is11,10-12]; [Is12,16]; [Is27,1-6]; [Sof3,11-16]; [Am9,11];
[Jl3,4-5]; [Zac12,3-8]; [Mal3,2-5]; [Jn6,39]; [He2,17]; [He2,20-21];
[1Cor5,5]; [Ef4,30]. En el NT el día del Señor designa, por una
parte, el momento de la venida gloriosa de Jesús al final de los
tiempos [1Cor1,8]; [Flp1,6]; [Flp1,10]; [Flp2,16]; [1Tes3,13];
[1Tes5,23]; etcétera, y, por otra, el día especialmente dedicado a
celebrar en el culto la resurrección de Jesús, el Señor
[He20,7]; [1Cor16,2]; [Ap1,10].
Diácono
(ver Siervo y Ministerio) Palabra de
origen griego, que significa criado, siervo, servidor; con este
significado se emplea frecuentemente en la Biblia [Mt20,26] par;
[Mt22,13; [Jn2,5]; [Jn12,26]; [Rom13,4]; [Rom15,8]; [2Cor11,15];
[Gál2,17]. En el NT hace referencia, sobre todo, al servicio
cristiano [He6,2-5]; [Rom16,1]; [1Cor3,5]; [2Cor3,6]; [2Cor6,4];
[2Cor11,23]; [Ef3,7]; [Ef6,21]; [Col1,7]; [Col1,23]; [Col1,25];
[1Tim4,6], de donde poco a poco va convirtiéndose en término
técnico para designar a unas personas concretas con peculiares
responsabilidades, tanto cultuales como directivas, dentro de la
comunidad cristiana [Flp1,1]; [1Tim3,8]; [1Tim3,12-13].
Dios
Es la realidad primera y definitiva,
cuya existencia se impone en la Biblia sin necesidad de explicación
o demostración alguna. Es "el primero y el último"
[Is41,4]; [Is44,6]; [Is48,12]; ver [Ap1,8]. El mundo entero es
"creación" suya [Gén1,1]; [Jn1,1]. Lo llena y lo conoce
absolutamente todo, y nada ni nadie puede esconderse a su presencia
[Gén3,10]; [Sal139,1-16]. Además del nombre Elohím (plural
irregular de Él y que designa toda la intensidad del ser divino)
recibe también en la Biblia los nombres de El-Elyon [Gén14,22],
El-Roi [Gén16,13], El-Sadday [Gén17,1]; [Gén35,11], El-Olam
[Gén21,33], El-Betel [Gén35,7]. Pero, sobre todo, se revela a su
pueblo bajo el nombre de Yavé [Éx3,13-15]. Con este nombre, a la
vez misterioso, temible y bienhechor [Éx33,18-22]; [Éx34,1-7], se
revela como "viviente" [Dt5,26]; [Jos3,10]; [Jer10,10];
[Dan6,21], como "santo" [Lev20,30]; [Is6,3]; [Os11,9];
[Am2,7]; [Am4,2], como "celoso" [Éx20,5]; [Éx32,12];
[Is48,11]; [Ez36,22], como "único" [Éx20,3];
[Is43,10-12]; [Jer2,11-13], como "el absolutamente distinto"
[Núm23,19]; [Is40,25]; [Os11,9], soberanamente encumbrado sobre las
cosas y los hombres [Gén1,1ss], [Gén11,5-7] y a la vez cercano y
solícito [Gén2,7]; [Gén3,8]; [Gén3,21]; [Gén7,16]; [Is49,15];
[Os11,1], presente en la tormenta [Éx19,18-19]; [Sal29,1] y en la
brisa [1Re19,12]. Sin embargo, la revelación plena y definitiva del
misterio de Dios se realiza y ofrece en la persona y en la vida de
Cristo [Miq11,27]; [Jn1,18]; [Ef2,18]; [Ef3,12]; [Col1,26-27];
[Col2,2]. Conocer a Cristo es conocer a Dios [Jn14,7-10]; [Jn17,3];
[Jn17,26], que precisamente a través de Cristo, el Hijo, se nos
manifiesta como Padre [Rom15,6]; [2Cor11,31]; [Ef1,3]; [Mt6,1-18];
[Mt6,26]; [Mt6,32]; [Gál4,6], como Espíritu [Mc1,10]; [Lc10,21-22];
[Jn4,24], como amor [Jn3,16]; [Jn5,20]; [Jn10,17]; [1Jn4,816];
[Rom5,8-10]; [Rom8,31-32]; [Tit3,4], como salvación [Mt1,21];
[Lc1,47]; [Lc1,68-77]; [Lc2,11]; [He4,12]; [He13,26]; [He15,11];
[1Tim1,1]; [1Tim2,3]; [1Tim4,10]; [Tit1,3]; [Tit2,10]; [Tit3,4].
Discípulo
El uso de esta palabra es más bien
raro en el AT ver [Is8,16]; [Is50,4]; [Is54,13]. Pero lo que
expresa, a saber el hombre que escucha, aprende y comparte ideas y
vida de otra persona a quien tiene por maestro, es bastante más
frecuente [1Re19,19-21]; [Jer31,34]; [Sal25,4-9]; [Sal119,12];
[Sal119,26-36]; [Pro2,1]; [Pro3,1]; [Pro8,32-34]. En el judaísmo
tardío extrabíblico, palabra y contenido son bastante corrientes.
En el NT se alude a discípulos de Moisés [Jn9,28], de Juan el
Bautista [Mc2,18] par; [Jn1,35]; [He19,1], de los fariseos [Mc2,18];
[Lc5,35]; [Mt22,16]. Pero son los discípulos de Jesús los que
acaparan la atención principal. Discípulos que a veces se
identifican con los Doce [Mt10,1]; [Mt26,14], [Mt28,16]; [Mc6,7];
[Mc14,13-16]; [Lc9,1], pero que con frecuencia designan a un grupo
más amplio [Mt8,21]; [Lc6,17]; [Lc6,19]; [Lc6,37]; "ver
[Lc10,1]"; [Jn6,60]; [Jn6,66]. En el libro de los Hechos,
discípulo y creyente llegan a identificarse [He6,1]; [He6,7];
[He9,10]; [He9,26]; [He14,20]; ver [Jn8,31]. Por su parte, [Jn6,45]
constata el cumplimiento de [Is54,13].
Dispersión. Diáspora
Estas palabras tienen un primer sentido
positivo, en cuanto que Dios quiere que los hombres se multipliquen y
pueblen la tierra [Gén1,28]; [Gén9,1]. Tienen un segundo sentido
negativo, en cuanto castigo de un pecado de soberbia y señal de la
división entre los hombres [Gén11,7-9]. Y tienen, sobre todo, un
sentido técnico para referirse a los israelitas dispersos por el
mundo a raíz de la caída de los reinos de Israel y de Judá
[2Re17,6-12]; ver [Dt28,64-68]; [Ez22,15-16]. Con el nuevo pueblo de
Dios, la dispersión recupera su valor positivo original: los
discípulos de Jesús se desparraman por todo el mundo para anunciar
el evangelio [Mc16,15]; [He1,8]; [Sant1,1]; [1Pe1,1]; ver [Jn11,52] y
[He2,1-11].
Divorcio
Permitido en el AT [Dt24,1]; ver
[Mt19,8], no forma parte, sin embargo, del ideal religioso querido
por Dios para el matrimonio [Mt19,4-9]; [Mc10,5-9]; [1Cor7,10]. A
pesar de ello, todavía Pablo señala una excepción [1Cor7,12-16].
Dolor
Es de suyo una realidad natural,
consecuencia inevitable de la limitación de toda criatura.
Históricamente sin embargo, en lo que tiene de duro y mortificante
para el hombre, es al mismo tiempo efecto del pecado [Gén3,16-19] e
instrumento querido por Dios para expiar y redimir los pecados
[Is53,1-12]; [1Cor1,18]; [Flp2,6-11]; [Rom4,25]; [Heb2,10] y para que
individuo y comunidad se conviertan en frutos maduros para la
salvación [He9,16]; [2Cor4,10-12]; [2Cor6,4-5]; [2Cor11,23-28];
[Ef3,1]; [Ef3,13]; [Col1,24]; [1Tes2,2]; [1Tes3,4].
Don
Según la Biblia, Dios está en el
origen de todo don [Tob4,19], [Sant1,17]. La creación en general
[Sal104], y en particular la salud y los demás bienes materiales
[Dt28,1-14], la tierra prometida [Gén15,18]; [Dt8,7]; [Dt9,6];
[Dt11,10], la ley [Dt4,5-8]; [Dt5,22]; [Sal117,9-20]; [Si24,23], el
corazón nuevo anunciado por los profetas [Jer24,7]; [Ez36,26-28];
todos son dones de Dios. Pero el don supremo es su propio Hijo
[Jn3,16]; [Jn4,10]; [Rom5,8]; ver [Lc22,19], quien a su vez comunica
a los creyentes el don del Espíritu [He8,20]; [He11,17].
E
Edificar
Además del sentido material de
construir una casa, una ciudad, un templo, un altar [Gén4,17];
[Gén8,20]; [Gén11,4]; [Gén33,17], tarea para la que también hay
que contar con Dios [Sal127,1], la palabra edificar tiene con
frecuencia el sentido figurado de formar una persona [Gén2,22]; una
dinastía [2Sam7,11] o un pueblo [Jer12,16]; [Jer24,6]; [Jer31,4].
En el NT se aplica a la construcción
de la Iglesia y de sus miembros, que tienen a Cristo
como piedra angular [1Cor3,9-17];
[1Cor14,26]; [Ef2,20-22]; [Ef4,12-16]; [1Pe2,47]; ver [Mt21,42] y a
los apóstoles, en especial a Pedro, como cimientos [Mt16,18];
[Ef2,20]; [Ap21,14].
Educar
Designa el proceso de formación de una
persona en el que entran en juego amor, enseñanza, exhortación,
promesas, corrección, premios y castigos. En el plano humano, educar
corresponde, sobre todo, a los padres [Dt8,5]; [Dt21,18-21];
[Pro23,22]; [Si22,3-5]; [Ef6,14]; [Col3,20-21]. En la historia de la
salvación, Dios es el educador insuperable del pueblo israelita
[Dt4,36-37]; [Dt8,2-6]; [Os11,1-4], tarea que Cristo continúa en los
apóstoles [Mt13,10-13]; [Mt16,22-23] y que llega a su plenitud en el
envío del Espíritu [Jn14,26]; [Jn16,13-15].
Elección
Con esta palabra se describe en la
Biblia la iniciativa amorosa, libre y soberana de Dios, mediante la
cual escoge a un pueblo o a individuos singulares dentro de ese
pueblo para hacerle portador de su designio de salvación en medio
del mundo [Éx19,4-6]; [Dt7,6-8]; [Dt14,1-2]; ver [Rom11,16-24]. En
realidad, la elección divina descrita en la Biblia es una auténtica
creación [Dt32,6]; [Is27,11]; [Is43,1]; [Is43,15]; [Is54,5], que
tiene como única motivación el amor [Dt7,8]; [Jn15,16]; [1Jn4,10];
[Jn4,19], y como objetivo la alianza [Éx19,5]; [Dt4,20]; [Dt7,6];
[Dt14,2]; [1Re8,53]; [Mal3,17]; [Sal135,4]. Los rasgos de esta
elección se anticipan o reproducen en la elección de individuos
singulares. Abrahám, Isaac y Jacob [Gén12,1-3]; [Gén26,4];
[Gén28,14], Moisés y Aarón ([Éx3,1] - [Núm17,20]; jueces y reyes
[Jue3,9]; [Jue3,15]; [1Sam10,24]; [1Sam16,8-12]; [2Sam7,4-16],
sacerdotes y profetas [Dt18,5]; [Núm8,16]; [Is6,6-10]; [Is8,11];
[Jer20,7]; [Am7,15]. Por parte de Dios, la elección es irrevocable
[Jer31,37]; [Ez20,32]; [Os11,8]; pero las repetidas infidelidades del
pueblo hacen presagiar un nuevo acto de elección [Is14,1];
[Zac1,17]; [Zac2,16], del que nacerá un nuevo pueblo, al que Dios
llama "Mi elegido" [Is41,8]; [Is43,20]; [Is44,2]; [Is45,4]
o "mis elegidos" [Is43,10]; [Is65,9]; [Is65,15]; [Is65,22].
Un nuevo pueblo que llega a concentrarse en un misterioso personaje
[Is42,1], tipo y figura de Jesucristo, para quien el NT reivindica el
título de "elegido de Dios" por antonomasia [Lc9,35];
[Lc23,35]; ver [Jn1,34], variante del texto griego). A partir de
Cristo, "el elegido", se produce un fenómeno de expansión,
en virtud del cual todo el pueblo cristiano "en primer lugar, el
grupo de los Doce [Mc3,13-14] par; [Jn6,70]; [Jn15,16]; [He1,24], y
Pablo en especial [He9,15]" es ahora el destinatario de la nueva
elección [Mt22,14]; [1Cor1,27-28]; [Ef1,3]; [Ef1,5]; [Ef1,11];
[1Tes1,4]; [2Tim2,10]; [1Pe1,1]; [1Pe2,9].
Enemigos. Enemistad
La Biblia constata ampliamente el hecho
de la enemistad, tanto a nivel de individuos como de grupos y pueblos
enteros. A veces la enemistad es mutua [Dt23,4-7]; [1Sam29,8];
[Sal31,9]; [Sal35,1]; [Mc12,3]; [1Cor15,25], pero con frecuencia sólo
una parte se constituye en enemigo [Gén4,5-8]; [Gén16,3-6];
[Gén37,4]; [1Sam1,6-7]; [1Sam18,10]; [1Sam18,11]; [1Sam19,9-17];
[Gál43,16]. El AT identifica a menudo enemigos de Israel con
enemigos de Dios [Éx23,22]; [Jos8,7]; por eso, la era mesiánica
traerá consigo la liberación de los enemigos y su aniquilación
[Núm24,19]; [Is62,8]; [Miq5,8]; [Sal102,1-2]; [Sal132,18]. En el NT
Jesús proclama que la enemistad entre los hombres debe ser vencida a
fuerza de amor [Mt5,44-48]; [Lc6,27-36]; [Lc23,44]; [He7,60];
[Rom12,14]; [Rom12,20-21]; [1Cor4,12-13]; [2Tes3,15]. El único
enemigo que merece el nombre de tal es Satanás [Mt13,25]; [Mt13,28];
[Lc10,19] y cuanto con él se relaciona [He13,10]; [1Cor15,26];
[Flp3,18]; [Ap11,5]; [Ap11,12].
Enseñanza. Enseñar
Con estos vocablos el AT designa a
veces la transmisión de conocimientos o habilidades de cualquier
clase [2Sam22,35], pero sobre todo designa la instrucción en la
ciencia de las cosas divinas [Dt4,10]; [Dt4,14]; [Dt5,31]; [Dt11,19];
[Dt31,19]; [Dt31,22]; [Sal51,15]. En este sentido, enseñanza y
sabiduría son conceptos afines [Job33,33]; [Sal34,12]; [Si51,16];
[Si51,23-28]. Dios es el maestro por excelencia [Sal25,4]; [Sal25,9];
[Sal94,10]; [Sal143,10]; [Sal119,7]; [Sal119,12]; [Sal119,33], y su
enseñanza toma definitivamente cuerpo en Jesús de Nazaret, el
Maestro, que enseña en todas partes sin descanso [Mt5,2]; [Mt9,35];
[Mt11,1]; [Mt25,55]; [Mc1,21]; [Mc6,34]; [Mc12,35]; [Lc5,3]; [Lc6,6];
[Lc21,37] y con una autoridad hasta entonces desconocida [Mt7,28-29];
[Mt13,54]; [Mc1,27]; [Mc11,18]. Jesús transmite a los apóstoles
esta capacidad de enseñar auténticamente [Mt28,19-20]; [Lc10,16];
[He4,18]; [He5,28]. El Padre como fuente [Jn7,16]; [Jn8,28] y el
Espíritu Santo como fuerza y luz [Jn14,16]; [Jn14,26]; [Jn16,13-15];
[1Jn2,27] son la garantía de esta enseñanza.
Envidia
En cuanto pesar por la felicidad del
prójimo y apetencia desordenada de los bienes ajenos, es condenada
por la ley [Éx19,17] y considerada como fuente de incontables males
[Gén4,3-5]; [Gén30,1]; [Gén37,4]; [1Sam18,6-9]; [Pro14,30];
[Si40,4]; [Sap2,24]. El NT atribuye a la envidia la misma muerte de
Cristo [Mt27,18]; [Mc15,10] y el rechazo del evangelio [He13,45];
[He17,5]. Hay que superarla con amor [1Cor13,4-6] llevando una vida
según el Espíritu [Gál5,22]; [Gál5,24].
Epifanía
Significa manifestación y, por lo que
se refiere al vocablo, el AT lo utiliza casi exclusivamente en 2
Macabeos para aludir a las intervenciones extraordinarias de Dios en
favor de su pueblo [2Mac2,21]; [2Mac3,24-34]; [2Mac5,4];
[2Mac10,29-30]; [2Mac11,8]; [2Mac12,22]; [2Mac14,15]; [2Mac15,27]. La
realidad expresada por el vocablo está presente en otros muchos
lugares en los que epifanía es sinónimo de "teofanía" o
manifestación de Dios [Gén18,26]; [Gén32,25-31]; [Gén35,7];
[Éx3,1-6]; [Is6,1]. La manifestación suprema y definitiva de Dios
tiene lugar en Jesucristo, tanto en su primera venida [Mt2,1-12];
[Lc2,29-32]; [Lc9,32]; [Jn1,14]; [Jn2,11]; [Jn12,41]; [2Tim1,10];
[Tit2,11] como en la última, cuando venga a clausurar la historia
[2Tes2,8]; [1Tim6,14]; [2Tim4,1]; [2Tim4,8]; [Tit2,13]; [Heb9,28].
Escándalo
Etimológicamente significa tropiezo,
trampa, ocasión de caída, tanto material ([Lev19,14]; [Sal124,7])
como sobre todo moral ([Jdt5,20];[Mt5,29]; [Mt18,6-7] par [Mt16,23];
[Rom9,32-33]). Hay un escándalo saludable, en cuanto Dios mismo o
Jesucristo ponen a prueba a su pueblo, que no responde como debería
y cae ([Is8,14-15]; [Lc2,34]; [Mt11,6]; [Rom9,33]; [1Pe2,8]); y hay
un escándalo culpable y pecaminoso, cuando el hombre abusa de la
debilidad del hermano y le hace caer ([1Re14,16]; [1Re15,30];
[1Re15,34]; [1Re21,22]; [Prov28,10]; [Si27,25-29]; [Mt18,6-9];
[Rom14,6-15]; [1Cor8,10-13])
Escatología
El sustantivo (que es un término de
origen griego y significa discurso o tratado sobre las cosas últimas
y definitivas que han de suceder al hombre y al mundo) no se
encuentra en la Biblia. Pero sí el adjetivo "ésjatos" =
"último", con el que se evoca la irrupción definitiva del
reino de Dios y los acontecimientos que acompañarán tal irrupción.
Esta irrupción del reino y estos acontecimientos fueron anunciados
por los profetas [Ez38,1] - [Ez39,1]; [Jl3,1] - [Jl4,1], quienes, sin
embargo, no fueron capaces de distinguir entre; el tiempo de Cristo
como tiempo último y el tiempo de la consumación final. El NT sí
lo hace por una parte, con Cristo se ha inaugurado el tiempo último,
el tiempo escatológico [He2,17]; [1Cor10,1]; [1Pe1,20]; [Heb1,2], y,
por otra, estamos aún en espera de la consumación última y
definitiva [Mt24,3-44] par; [Mt25,31]; [1Cor15,23-28]; [1Tes1,10];
[1Tes2,19]; [1Tes3,13]; [1Tes4,15-17]; [2Tes2,1-11]; [Sant5,7];
[2Pe3,1-13]; [Ap20,22].
Esclavitud. Esclavo: (ver Cautividad)
Practicada por la mayoría de los pueblos antiguos, la esclavitud era
también conocida en Israel [Gén17,12]; [Éx21,1]; [Éx21,11];
[Lev25,39-40]; [Dt15,12-18]; [Dt21,10-12]; [2Re4,1]; [Am2,6];
[Am8,6]; [Neh5,5]. Sin embargo, la ley israelita no permitía un
dominio total sobre el esclavo [Éx21,20]; [Éx21,26]; [Si7,20];
[Si33,25-33]; e incluso, si se trataba de esclavos (Hebreos, debían
ser liberados al séptimo año [Éx21,2]; [Dt15,12-15]; [Dt15,18];
[Jer34,8-9], o al menos en el año jubilar [Lev25,8-10];
[Lev25,39-42]. El NT a primera vista parece tolerar la esclavitud
[1Cor7,20-24]; [Ef6,5-9]; [Col3,22-25]; [Col4,1], pero en el fondo la
considera anticristiana "por eso la verdadera esclavitud es la
del pecado [Rom5,12-14]; [Rom6,6]; [Rom6,16]; [Rom6,20];
[Rom7,13-23], de la que Cristo nos libera [Rom7,25]" y pone
los fundamentos para su total abrogación [1Cor12,13]; [Gál3,28];
[Ef6,5-9]; [Col3,11]; [Col4,1]; [Flm1,16]. Los discípulos de Cristo,
por su parte "que ya no son esclavos, sino hijos que gozan de
plena libertad [Jn8,31-36]; [Rom6,17-18]; [Rom8,14-17]; [1Cor7,22];
[Gál4,1-7]; [1Jn3,1]", deben convertirse en "esclavos de
la justicia" [Rom6,18] y hacerse "esclavos los unos de los
otros por amor" [Gál5,13].
Escritura
Ya en el sentir profano lo escrito
reviste el carácter de cosa solemne, definitiva, irrevocable
[Jn19,22]; ver [Jn8,6]. Por eso la escritura expresa de manera casi
natural el carácter intangible de la palabra divina [Jer36,23];
[Sal119-89]; [Ap22,18-19]. No es extraño, entonces, que los profetas
de Israel tengan conciencia de que es el mismo Dios quien les ordena
confiar a la escritura sus oráculos [Is8,1]; [Jer36,1-4]; [Hab2,2];
ver [Ap14,13]; [Ap19,9]. A partir de aquí, los libros que se
reconocen escritos bajo ese impulso divino que llamamos "inspiración"
constituyen la Escritura Sagrada, o simplemente la Escritura, con
mayúscula "con frecuencia se emplea el plural" [Mt21,42]
par; [Mt22,29] par; [Mt26,54]; [Mt26,56] par; [Lc4,21]; [Lc24,27];
[Lc24,32]; [Lc24,45]; [Jn2,22]; [Jn5,39]; [Jn7,38]; [Jn13,18];
[Jn19,24]; [Jn19,28]; [Jn19,36-37]; [Rom1,2]; [1Cor15,3]; [1Tim5,18];
[2Tim3,16]; [2Pe1,20]; etc. ver [2Tim3,15]. Las Escrituras Sagradas
son norma suprema de vida y de conducta [Mt4,4-10]; [Jn5,39];
[Rom15,3-4]; [1Cor10,6]; [1Cor10,11]; [2Tim3,16].
Escuchar
Se designa con este vocablo. a) La
actitud benevolente de Dios, que atiende solícito las peticiones del
hombre sencillo y necesitado [Éx22,22-26]; [Sal10,17];
[Sal34,16-18]; [Sal102,21]; [Jn9,31]; [Sant5,4]; [1Pe3,12]. Sobre
todo, escucha siempre a su Hijo Jesús [Jn11,41-42]. b) La postura
del hombre que acoge con docilidad la palabra de Dios hecha visible
en Cristo [Dt6,3-4]; [Jer7,2]; [Am3,1]; [Pro1,8]; [Mt7,24]; [Mt7,26];
[Mc4,3]; [Mc4,23-24]; [Jn4,42]; [Jn6,45]; [Jn8,43]; [Jn8,47];
[Jn10,3]; [Jn18,37]; [Ef1,13]; [Heb2,1]; [Heb3,7]; [Ap2,7]; [Ap2,11];
[Ap2,17]; [Ap2,29]; etc. La Virgen María es modelo de oyente
[Lc2,19]; [Lc2,51]; [Lc11,28].
Esperanza
Fe, confianza, esperanza y amor son en
la Biblia aspectos diferentes de una única, aunque compleja, actitud
espiritual. Dios ha hecho una promesa de salvación a la humanidad
pecadora [Gén3,15]; [Gén9,8-17], y a partir de esta promesa la
historia bíblica es una historia de esperanza. Historia que tiene en
Abrahám, si no el comienzo, sí un hito fundamental [Gén12,1-3];
historia que en un primer estadio se limita a esperar bienes
temporales una tierra, una descendencia, una vida larga y tranquila,
la ausencia de guerras,
salud y bienes de fortuna [Gén12,7];
[Gén35,12]; [Dt9,1-9]; [Dt28,1-14], pero que poco a poco va
ensanchando horizontes [Is11,1-9]; [Jer31,31-34]; [Sal16,10-11];
[Sal49,16]; [Sal73,23]; [Sal73,28]; [Ez37,1-14]; [Dan12,1-3];
[2Mac7,9]; [2Mac7,11]; [2Mac7,14]; [2Mac7,23]; [Sap3,3-4];
[Sap3,7-9]; [Sap4,15]; [Sap5,15]. En Jesús se cumplen todas las
promesas [2Cor2,20]. Jesús es; pues, la esperanza de Israel, de la
Iglesia y de la humanidad entera [Rom3,21-30]; [Gál3,22];
[Heb7,15-19]; [Col1,27]; [Ap21,1] - [Ap22,1]. De esta esperanza
participa toda la creación [Rom8,19-22]; [2Pe2,12-13]; [Ap21,1],
pero de manera especial el cristiano [Rom8,23-25]; [1Cor15,53-58];
[2Cor5,2-5], [Flp3,20-21]; [Tit1,2]; [Tit3,13]; [Tit3,7].
Espíritu. Espíritu de Dios
La palabra "espíritu"
designa en la Biblia diversas realidades. A veces tiene el
significado de soplo, viento [Éx14,21]; [Éx18,45]; [Éx19,12];
[Ez13,13]; [Ez27,26]; ver [Jn3,8]; [2Tes2,8]. Otras veces designa el
aliento de vida que Dios infunde en el hombre [Gén2,7]; [Gén6,3];
[Job33,4]; [Job34,14-15]; [Qo12,7]; [Sap15,11]; [Sal31,6]; ver
[Mt28,50]; [Lc23,46]. Esta última acepción va tomando densidad con
el paso del tiempo, y en el NT el término "espíritu"
evoca ya la dimensión supramaterial del ser humano [Mt5,3];
[Mt26,41]; [Mc2,8]; [Mc8,12]; [He7,59]; [1Cor5,3]; [2Cor2,13];
[Col2,5]. Pero, sobre todo, con el término Espíritu la Biblia alude
a una realidad divina que el AT describe como fuerza, poder,
sabiduría, santidad, y que en última instancia se identifica con la
misma esencia divina [Gén1,2]; [Núm11,29]; [Jue3,10]; [Jue6,34];
[Jue11,29]; [Jue13,25]; [Jue14,6]; [1Sam10,6]; [1Sam16,13]; [Is11,2];
[Is42,1]; [Is61,1]; [Ez3,12]; [Ez3,24]; [Ez8,3]; [Ez36,26-27];
[Ez39,29]; [Jl3,1-2]; [Zac12,10]; [Sal51,12-13]. El NT profundiza
estos datos y nos revela que se trata de una persona dentro de la
Trinidad divina, persona que recibe con frecuencia el nombre de
Espíritu Santo [Mt1,18]; [Mt1,20]; [Mt3,11] par; [Lc1,15]; [Lc1,35];
[Lc1,41]; [Lc2,25]; [Lc4,14]; [Lc11,13]; [Jn1,33]; [Jn20,22];
[He1,5]; [He1,16]; [He2,4]; [He2,33]; [He2,38]; [He4,8]; etcétera;
[Rom5,5]; [Rom9,1]; [Rom14,17]; [Heb2,4]; [2Pe1,21]; etc., de
Espíritu de Dios [Mt12,28] "ver [Lc4,18]"; [Rom8,14];
[1Cor2,11-12]; [1Cor3,16] "ver [Ef4,30]"; [Flp3,3];
[1Pe4,14]; [1Jn4,2], de Espíritu de Cristo, de Jesús, del Señor
[He8,39]; [He16,7]; [Flp1,19]; [Rom8,9]; [Rom8,11] o simplemente de
Espíritu, sin más [Mt4,1] par; [Jn1,32-33]; [Jn3,5-8]; [Jn7,39];
[Rom2,9]; [Rom7,6]; [Rom8,4-6]; [Rom8,9]; [Rom8,13-16]; [Rom15,30];
etc. El NT, a su vez, "atribuye" a esta persona divina una
comunicación multiforme de sus dones y potencialidades a la Iglesia
cristiana y a sus miembros [Jn14,26]; [Jn16,13-15]; [Jn20,22-23];
[1Jn2,27]; [He4,8]; [He6,3]; [He6,10]; [He7,55]; [He9,17]; [He11,24];
[He21,4]; [Rom5,5]; [Rom8,15-16]; [Rom8,23]; [Rom8,26]; [Gál4,6];
[1Cor2,10-12]; [1Cor12,1-11]; [1Cor14, 15]; [2Cor1,22]; [2Cor5,5];
[Ef1,13]; [Ef4,30]. Es importante que el cristiano sepa distinguir
cuáles son las auténticas manifestaciones del Espíritu [1Jn4,1];
[1Cor12,1-3]; [1Cor12,7]; [1Cor12,10] y que los responsables de la
comunidad no obstaculicen la acción del Espíritu [1Tes5,19].
Esposo. Esposa
Para lo referente al contenido
antropológico de estos vocablos en la Biblia, ver Matrimonio. Ahora
interesa subrayar el valor religioso que estos términos tienen en la
Biblia en cuanto se aplican a Dios y a Israel, respectivamente. Para
los profetas bíblicos la elección-alianza entre Dios e Israel
comporta una unión tan íntima y profunda, que para expresarla no
encuentran otra imagen mejor que la del matrimonio. Dios es el esposo
siempre fiel [Is54,5-8]; [Is61,10]; [Is62,4-5]; [Jer31,2-4];
[Ez16,6-14]; [Ez16,60]; [Os2,21-22]; ver [Cant1,15]; [Cant4,1-15];
[Cant5,1]; [Cant6,4-12]; [Cant7,1-10]; [Cant8,6-7], e Israel es la
esposa amada y amante [Jer2,2]; [Os2,16-18], pero con frecuencia
infiel [Jer11,15]; [Ez16,15-34]; [Os2,4-7]. El amor del esposo
triunfará finalmente, y Dios por medio de Jesucristo protagonizará
unos nuevos esponsales con su nuevo pueblo [Mt9,15] par; [Mt25,1-13];
[Jn3,29]; [2Cor11,2]; [Ap19,7-9]; [Ap21,2]; [Ap21,9].
Eternidad. Eterno
(ver Tiempo) La eternidad es el tiempo
de Dios, o mejor la carencia de tiempo en Dios. La Biblia habla de un
"Dios antiquísimo" [Gén21,33] que dura por siempre y para
siempre, sin principio ni fin [Éx15,18]; [Is9,6]; [Is40,28];
[Is41,4]; [Is48,12]; [Sal90,2]; [Sal90,4]; [Sal102,25-28]; [Ap1,8];
[Ap21,6]. Cosas y personas participan a veces análogamente de la
eternidad de Dios [1Sam 7,12-16]; [Sal110,4]; [Lc1,32]; [Lc1,70];
[Lc16,9]; [2Cor4,18].
Eucaristía
(ver Acción de gracias)
Etimológicamente significa "acción de gracias", y en este
sentido se utiliza con frecuencia en al Biblia griega [Sap16,28];
[Sap18,2]; [2Mac1,11]; [2Mac12,31]; [He24,3]; [Rom16,4]; [1Cor1,14];
[1Cor14,16]; [Ef5,4]; [Col2,7]; [Col4,2]; [1Tes3,9]; [1Tim2,1];
[1Tim4,3]; [Ap7,12]; [Ap11,17]. Pero en el lenguaje posbíblico, la
Iglesia cristiana ha hecho del término eucaristía la expresión
técnica para referirse al gesto con el que Jesús en la última cena
instituye un sacrificio de acción de gracias, a la vez anticipativo
y rememorativo del sacrificio de la cruz [Mt26,26-29]; [Mc14,22-25];
[Lc22,19-20]; [1Cor11,22-25]. Jesús repite el gesto en [Lc24,30], y
la primitiva comunidad se siente comprometida a hacer lo mismo, si
bien en el NT lo expresa con las palabras "fracción del pan"
[He2,42]; [He2,46]; [He20,7]; ver [He27,35].
Evangelio
Tiene en el AT un primer significado de
cualquier buena noticia [2Sam4,10]; [2Sam18,19-20]; [2Sam18,26-27];
[Sal68,12]; [Nah2,1]. Pero tiene también, sobre todo en el Segundo
Isaías, el significado religioso de buena noticia mesiánica
[Is40,9]; [Is41,27]; [Is52,7]; [Is61,1]; ver [Sal40,10]; [Sal96,2].
Jesús aporta de manera definitiva esta buena noticia proclamando la
llegada del reino de Dios [Mc1,14-15]; [Mc10,29]; [Mc10,10];
[Mc16,15]; [Lc4,18-20]; [Lc4,43]; [Lc8,1]; [Mt4,23]; [Mt9,35];
[Mt24,14]; [Mt26,13]; [Rom1,1]; [Rom10,16]; [Heb4,2]. En realidad,
Jesús mismo es la buena noticia, el evangelio por antonomasia
[Lc2,10]; [Mc1,1]; [He8,12]; [Rom1,9]; [Rom15,19]; [1Cor9,12];
[2Cor2,12]; [2Cor9,13]; [2Cor10,14]; [1Tes3,2]. Quienes anuncian la
buena noticia de Cristo y de su mensaje reciben el título de
evangelistas [He21,8]; [Ef4,11]; [2Tim4,5]. Esta buena noticia de la
salvación y del reino de Dios en Cristo es descrita de múltiples
maneras, evangelio de la gracia [He1,24], evangelio de la gloria de
Dios [1Tim1,11] y de Cristo [2Cor2,4], evangelio de la paz [Ef6,15],
misterio del evangelio
[Ef6,19], riqueza del evangelio
[Ef3,8], verdad del evangelio [Gál2,5]; [Gál2,14], esperanza del
evangelio [Col1,23], fe del evangelio [Flp1,27], cadenas del
evangelio [Flm13]. En cualquier caso, el cristiano tiene que
entregarse incondicionalmente al anuncio del evangelio [1Cor9,16];
[1Cor9,19-23]; [Gál1,15-16]; [Ef3,7-8]; [Flm1,13]. Nunca en el NT,
ni siquiera en [2Cor8,18], la palabra "evangelio" tiene el
sentido de obra escrita, sentido que adquirirá a partir del siglo 11
d.C.
Éxodo
(ver Liberación) Con esta palabra, que
significa "camino de salida", se evoca el acontecimiento
tal vez más importante en la historia de Israel, un grupo de
israelitas acaudillados por Moisés se liberan de la opresión
egipcia, atraviesan la zona de marismas del mar Rojo, cruzan el
desierto del Sinaí, donde concluyen un pacto con Yavé, su Dios, y
llegan a Palestina, la tierra de la promesa [Éx1,1] - [Éx20,1];
[Éx32,1] - [Éx34,1]; [Núm11,1] - [Núm14,1]; [Núm33,1]; [Dt1,1] -
[Dt11,1]. Este acontecimiento se convierte en tipo y prenda de toda
liberación efectuada por Dios en favor de su pueblo. Primero en
favor del pueblo judío [Is10,25-27]; [Jer16,14-15]; [Miq7,14-15],
especialmente con ocasión del retorno del destierro babilónico,
descrito como un nuevo y maravilloso "éxodo" [Is35,3-10];
[Is40,1-11]; [Is42,7-16]. Después en favor del pueblo cristiano, a
través de la acción liberadora de Cristo [Jn1,29]; [Jn8,34-36];
[1Pe1,18-21], cuya vida y muerte es descrita como un éxodo hacia el
Padre [Jn3,14-17]; [Jn13,1]; [1Cor5,7]; [1Cor10,1-6].
Expiación
La misma idea se expresa también con
la palabra "propiciación" y ambas hacen referencia
1) el sacrificio para alcanzar el
perdón y la purificación de los pecados [Lev4,3]; [Lev4,14];
[Lev4,20]; [Lev4,24]; [Lev4,31]; [Lev4,35]; [Lev16,3]; [Lev16,6];
[Lev16,11]; [Lev16,15-19]; [Lev16,32-34]; ver [Is53,10]; [Tob12,9];
[Heb5,1] el perdón mismo de los pecados [Sal130,4]; [Rom3,25];
[Heb2,17]; [1Jn2,2]; [1Jn4,10]; 3) la oración de intercesión para
obtener el perdón [Éx32,30-32]; [Núm17,11-12]; [Sap18,21];
[Heb7,25].
F
Familia
(ver Matrimonio) Dios está en el
origen de la familia [Gén2,20-24], que entre los Hebreos tiene un
corte marcadamente patriarcal [Gén12,1]. En sentido estricto,
constituyen una familia los padres y los hijos; la abundancia de
hijos es señal de la bendición divina [Sal128,3]; [Sal144,12]. En
sentido amplio, forman una familia todos cuantos están unidos por
vínculos de sangre; e incluye cuantos viven bajo el mismo techo casa
y familia vienen a ser vocablos de idéntico significado [Gén7,1];
[Gén46,27]; [2Sam7,11]; [2Sam7,16]; [Jn4,53]; [Lc1,27]; [Lc1,69];
[Lc10,5]; [He11,14]; [He16,15]; [He18,8]; [1Cor1,16]; [1Cor16,15];
[Flp4,22]; [2Tim1,16]. Tanto en él AT como en el NT se recomienda
encarecidamente la práctica de las virtudes familiares [Éx20,12];
[Lev19,3]; [Dt5,l6]; [Si3,1-16]; [Lc2,51]; [Ef6,1-9]; [Col3,20-25];
[Col4,1]. Pero los cristianos están llamados a constituir la familia
de lós hijos de Dios [Ef2,19]; [Gál4,26]; ver [Flp3,20];
[Heb12,22-23], ante cuyas exigencias la familia humana debe pasar a
un segundo plano [Mt10,34-37]; [Lc12,51-53]; [Lc14,2]; ver [Lc2,49].
Fe
(ver Confianza) Es un concepto clave en
la Biblia. Su sentido primero y principal no es el de mero
asentimiento intelectual a una verdad religiosa, sino el de vivencia
existencial de esa verdad, o, en otras palabras, el de adhesión
vital a Dios. La fe remite, pues, al abandono en manos de Dios, en
cuanto el hombre renuncia a fiarse de sí mismo y se confía
totalmente a la palabra poderosa y providente de Dios. La fe es
fuente y fundamento de toda la vida religiosa del hombre
[Heb11,1-40]. Abrahán es modelo y tipo de todos los creyentes
[Gén12,1-4]; [Gén15,6]; [Gén22,1-18]; [Si44,20]; [Rom4,13-22];
[Heb11,17-19]. Sin fe, la alianza entre Dios y el pueblo se desmoroNa
[Dt9,23]; [Dt30,15-20]; [Sal78,37]; [Sal106,24]; por lo que, primero
los profetas "Isaías sobre todo" [Is7,4]; [Is7,9];
[Is40,31]; [Is44,8]; [Is49,23]; [Is50,10]; [Jer2,5-13] y después los
salmos [Sal11,1]; [Sal27,1]; [Sal31,1]; [Sal62,1]; [Sal125,1],
invitan con insistencia a fiarse plenamente de Dios. También en el
anuncio del reino que hace el NT, la fe en Dios Padre y en su Hijo
Jesucristo ocupa un lugar de privilegio [Mc1,15]; [Mc4,39]; [Mc5,36];
[Mc9,23-24]; [Mc10,52]; [Mt17,20]; [Mt21,21]; [Lc7,50] y es fuente de
vida y de salvación [Lc1,45]; [Lc8,48]; [Mc16,16]; [Jn3,15-16];
[Jn3,36]; [Jn5,24]; [Jn20,31]; [1Jn5,1]; [1Jn5,13]. De manera
singular san Pablo resalta este valor salvífico y vivificante de la
fe [Rom1,17]; [Rom3,22]; [Rom4,5]; [Rom4,11]; [Rom5,1-2]; [Gál2,16];
[Gál3,11]; [Gál3,36]; [Gál3,12]; [Col2,12]; [Flp3,9], que, siendo
don de Dios [Ef2,8], requiere la no resistencia, es decir, la
Colaboración del hombre [Mt7,21]; [1Cor13,2]; [1Cor15,2]; [Gál5,6];
[Sant2,14-17]; [Sant2,26]; [1Jn3,16-28].
Fidelidad
Es el atributo en virtud del cual Dios
no puede faltar a sus promesas [Gén24,27]; [Éx34,6-7]; [Sal89,2-5];
[Sal119,89-90]; [Is40,8]; [Tob14,4] y constituye, por tanto, el apoyo
indestructible de la fe y la confianza del hombre en esas promesas
[Sal31,6-8]; [Sal69,14]; [1Cor1,8-9]; [1Cor10,13]; [2Cor1,18];
[Flp1,6]; [1Tes5,24]. Pero mientras Dios es la "roca de Israel"
[Dt32,4], el pueblo es infiel [Sal78,8]; [Sal78,17]; [Sal78,22];
[Sal78,36-37]. Sólo un resto permanecerá fiel ver [Is42,1-4];
[Is50,4-7], anticipando la fidelidad de Cristo [Mc10,45]; [Jn19,28];
[2Cor1,20]; [2Tim2,13]; [Heb2,17]; [Ap9,11] y de los cristianos
[2Tes3,3]; [Heb10,23].
Fiestas
Los israelitas, además del doble
sacrificio diario [Éx29,38-42]; [Núm28,3-8]; [1Crón16,40];
[Esd3,3] y de todos los sábados del año (ver Sábado), tenían
ciertos días particulares especialmente dedicados al culto divino.
Destacaban tres fiestas, la pascua [Éx21,1-14]; [Éx21,21-28];
[Éx21,43-50], a la que se unió más tarde la fiesta de los panes
sin levadura [Éx12,15-20]; [Lev22,5-8]; [Núm28,16-25]; [Dt16,1-8];
pentecostés o fiesta de las semanas [Éx34,22]; [Lev23,15-22];
[Núm28,26-31]; [Dt16,9-12], y la fiesta de las cabañas [Éx34,22];
[Dt16,13]; [Neh8,14-17]. Cinco días antes de esta última fiesta se
celebra el gran día de la expiación [Lev16,1-34]; [He27,9], y con
menor solemnidad se celebraba la fiesta de las suertes o purín
[Est9,20-32]; [Jn10,22] y la de la dedicación del templo
[1Mac4,52-59].
Flagelación
Castigo a base de azotes o latigazos,
aplicado por diversos motivos y con distintos
instrumentos: varas, correas con o sin
bolas de plomo, etc. [Mt10,17]; [Mt23,34]; [Mc13,9]; [He5,40];
[He22,19]. La ley judía sólo permitía un máximo de 40 golpes
[Dt25,2-3]; [2Cor11,24]. Las leyes paganas no establecían límite
[2Mac7,1], y tal fue el suplicio soportado por Jesús [Mt27,26] par.
Pablo alega su condición de ciudadano romano para que no se le
flagele sin previo juicio [He16,37-38]; [He22,25-26].
Fortaleza. Fuerza
Don tanto físico como moral, que Dios
concede en orden a realizar obras salvíficas de un cierto carácter
extraordinario [Jue14,6]; [Jue14,19]; [1Sam17,45-47]; [Is42,1]. Don
que el mesías poseerá de manera especial [Is9,5]; [Is11,2];
[Miq5,3]; [Sal110,2], y que por tanto en Jesús de Nazaret se hace
presente en todo su vigor [Lc4,36]; [Lc11,21-22]; [Lc24,19]. Don que
el Espíritu derrama en abundancia sobre los cristianos, que, cuanto
más débiles parecen humanamente hablando, más fuertes son en el
Señor [1Cor2,1-5]; [2Cor4,7-16]; [2Cor12,9-10]; [Flp4,13];
[1Tim1,12]; [1Jn2,14].
Fuego
El fuego es en la Biblia un símbolo
poderoso de la presencia y de la acción divinas. Presencia y acción
que pueden ser: a) protectoras y benefactoras [Éx3,2-3], [Núm9,15];
[2Re2,11]; [Is4,5]; [Ez14,1]; [Zac2,9]; [Dan7,9-10]; [Lc3,16];
[Lc12,49]; [Lc11,32]; [He2,3]; b) temibles y purificadoras
[Éx19,16-18]; [Éx24,17]; [Dt4,11]; [Dt4,15]; [Dt4,33]; [Dt4,36];
[Dt5,19]; [Dt5,23]; [Dt5,45]; [1Re18,22-38]; [Is6,6-7]; [Jer20,9];
[Jer23,29]; c) vengadoras y castigadoras [Gén19,24]; [Dt9,21];
[Núm16,35]; [Is66,15-16]; [Is66,24]; [Ez28,18]; [Am1,4]; [Sof1,18];
[Mal3,2]; [Mal3,10]; [Mt3,10-12]. Así las cosas, cuando el NT habla
del fuego del infierno [Mt5,22]; [Mt13,40]; [Mt25,41]; [Mc9,42-47];
[Lc16,22-24]; [Ap14,10]; [Ap20,14]; [Ap21,8], nada impide que "fuego"
simbolice un castigo ultraterreno cuya naturaleza nos es desconocida,
lo mismo que el "banquete" es símbolo de la felicidad
celestial [Mt22,1-10]; [Mt25,1-10]; [Lc12,35-38]; [Lc13,28-29];
[Lc14,16-24]; ver [Lc22,15-18]; [Is25,6].
Generación
Tiene un primer sentido de acción de
engendrar, de estar en el origen de una persona o, figuradamente, de
una cosa [Gén2,4]; [Gén5,1]; [Gén11,10ss]; [Ez16,3]; [1Tim2,15];
[1Jn5,2]; [1Jn5,18]. De ahí pasa a significar el conjunto de hombres
que viven solidariamente en una misma época, y por extensión la
época misma que se concreta en un determinado número de años
[Gén15,16]; [Gén17,7]; [Gén17,12]; [Sal71,18]; [Sal78,4];
[Sal95,10]; [Sal145,4]; ver [Núm14,33]. Cuando esta solidaridad se
vive bajo el signo del pecado, la Biblia habla de "generación
perversa e infiel" [Dt32,5]; [Dt32,20]; [Mt12,39] par, [Mt17,17]
par; ver [Jn8,44]; [He2,40]; [Flp2,15].
G
Gloria
Entre los semitas designa ante todo, el
valor real de una cosa o una persona. Valor que se puede asentar en
las riquezas [Gén13,2], en la posición social [Gén45,13];
[Job19,9]; [Job29,1-25], en el poder y la influencia [Is8,7];
[Is16,14]; [Is17,3-4]; [Is21,16]; [Jer48,18], en la belleza [Éx28,2];
[Éx28,40]; [Is35,1-2]; [Is60,13]; [Is62,2]; [Ag2,3]; [Ag2,7];
[Ag2,9]. De ahí que, a nivel humano, la gloria sea patrimonio
especial del rey [1Re3,9-14]; [1Crón29,28]; [2Crón17,5]; ver
[Sal8,6] y [Mt6,29]. En todo caso, la gloria humana es frágil y
caduca [Sal49,17-18]; [1Tes2,6]. Sólo la gloria de Dios es
consistente y eterna,
pues se identifica con su mismo ser y
con sus atributos: poder, sabiduría, belleza, fidelidad,
misericordia [Éx14,18]; [Éx16,7]; [Núm14,21-22]; [1Re8,11];
[Is6,3]; [Is35,2]; [Is59,19]; [Is60,1]; [Is66,18]; [Ez10,4];
[Ez10,18-19]; 11,23]; [Ez43,2-5]; [Bar5,1-9]; [Sal19,2]; [Sal57,6];
[Sal72,19]; [Sal102,16-17]; [Rom1,23]; [Rom3,23]; [Ef3,16];
[Col1,11]. Esta gloria de Dios se hace presente y visible de forma
esplendorosa en Jesucristo [Lc2,9]; [Lc2,14]; [Lc2,32]; [Lc9,32];
[Jn1,14]; [Jn2,11]; [Jn11,40]; [Jn17,5]; [2Pe1,17], sobre todo en su
resurrección [Lc24,26]; [He3,13]; [1Cor2,8]; [1Tim3,16]; [Sant2,1];
[1Pe1,21] y en su manifestación al final de los tiempos [Mt16,27];
[Mt19,28]; [Mt24,30]; [Mc13,26]; [1Pe4,13]. Los cristianos participan
de esta gloria [Rom8,18-21]; [Rom9,23]; [1Pe1,7]; [1Pe5,4];
[1Pe5,10]. Finalmente, tanto el substantivo "gloria" como
el verbo "glorificar" tiene también a veces en el NT el
significado "común, por otra parte, en las lenguas
occidentales" de reconocimiento y consiguiente alabanza de los
atributos de Dios y de Jesucristo [Lc17,18]; [Jn5,41]; [Jn5,44];
[Jn9,24]; [Jn12,43]; [Rom2,7]; [Rom2,10]; [Rom3,7]; [Ap1,6]; [Ap4,9];
[Ap11,13]; [Ap16,9].
Gracia
Tiene en la Biblia un primor
significado de hermosura tanto física como moral [Sal45,3];
[Prov10,32]; [Prov31,30]; [Qo10,12]; [Si9,8]; [Si18,17]; [Si26,15];
[Lc4,22]; [Lc6,32-34]; ver [Lc2,52]. A veces designa también la
benevolencia interhumana [Gén39,21]; [Éx12,36]; [He2,47]; [He4,33]
y formando parte de la fórmula "acción de gracias" "muy
frecuente en el NT" denota el reconocimiento de los favores
recibidos, sea de Dios, sea de otros hombres [Sal92,1]; [Sal95,2];
[Mt15,36]; [Lc17,16]; [Jn11,41], [He28,15], [Rom1,1]; [Rom16,4];
[1Cor1,1]; [1Cor10,30], [Ef5,20]; [Col3,15-17], etc. Pero gracia en
singular hace referencia sobre todo a Dios como don que se comunica
de forma múltiple al hombre. Unas veces remite a Dios mismo en
cuanto fuente de ese don, y entonces gracia es sinónimo de amor,
benevolencia, misericordia, fidelidad [Éx34,6-7]; [Dt7,7-9];
[Sal36,8]; [Sal63,4]; [Sal86,15]; [Rom11,6]; [1Cor15,10]; [Ef1,3-9];
[Ef2,5]; en este sentido, Cristo es la gracia de Dios por excelencia
[Jn1,14-18]; [Jn3,16]; [Jn4,10]; [Rom8,32]; [1Jn4,9]. Otras veces
gracia designa el don de Dios en cuanto recibido en el hombre, y
equivale a favor, bendición, vida, salvación [Gén6,8]; [Éx33,12];
[Pro3,34]; [Sal84,12]; [Lc1,30]; [He6,8]; [He11,23]; [He13,43];
[He14,3]; [Rom1,5]; [Rom3,24]; [Rom5,2]; etc. [1Cor1,4]; [1Cor3,10];
[Gál2,9]; [Gál2,21]; [Ef4,7]; [1Pe1,10]; [1Pe1,13]; [1Pe3,7];
[1Pe4,10]; [1Pe5,10]; [1Pe5,12]. Con frecuencia estos dos sentidos
están unidos y es difícil saber cual prevalece. Así sucede, por
ejemplo, en los numerosos saludos del NT [Rom1,7]; [1Cor1,3];
[2Cor1,2]; [Gál1,3]; etc. [1Pe1,2]. Gracia de Dios y gracia de
Cristo expresan en el NT una misma realidad [Jn1,17]; [He14,26];
[He15,11]; [He15,40]; [Rom1,7]; [Rom16,20]; [1Cor1,3]; [1Cor16,23];
[Gál1,6]; [2Tes1,12]; [2Tim2,1]; etc., realidad que en ocasiones
parece adquirir una consistencia casi física [Ef6,24]; [1Tim6,21];
[Tit3,7]; [Tit3,15]; [1Pe1,10]; [1Pe3,13]; [1Pe4,10].
Guerra
La Biblia constata el hecho de la
guerra como una realidad endémica de la condición humana ver
[2Sam11,1]. En última instancia es un mal, ya que los designios de
Dios son designios de paz [Is9,5]; [1Cor14,33]. Pero la paz
definitiva, la de la salvación, sólo se logra derrotando a los
enemigos del designio divino, representados, según la Biblia,
primero por los enemigos del pueblo elegido, a quienes hay que hacer
la guerra y vencer [Éx23,27-33]; [Núm21,21-35]; [Dt2,26]; [Dt3,17];
[Dt7,1-2]; [Jos6,11]; [Jue3,1] - [Jue12,1]; [1Sam11,1-15];
[1Sam28-30]; [2Sam5]; [2Sam8]; [2Sam10], y, en segundo lugar, por
todos los poderes: contrarios a Dios, sean terrenos [Éx3,20];
[Éx11,4]; [Éx14,l8] o ultraterrenos [Dan7,19-27]; [Ap11,7-11];
[Ap12,7-9]; [Ap19,11-21]. En definitiva pues, sólo una guerra tiene
razón de ser: la guerra contra el mal, contra el pecado, contra
Satanás [Mt4,1-11] par; [Mt12,25-28]; [Jn12,31]; [Jn16,33];
[Ef6,10-11]; [1Pe5,8-9]. En esta guerra por el reino promovida por
Cristo [Mt10,34] par; [Mt11,12] par, las armas del cristiano son la
palabra de Dios, la fe, la verdad, el celo, la esperanza de la
salvación, el amor [Ef6,13-17]; [1Tes5,8]; [1Jn2,14]; [1Jn4,4]. La
victoria final está asegurada [Mt24,29-30];
[1Jn4,4-5]; [Ap19,19-21]; [Ap20,7-10];
[Ap21,1].
H
Hambre y sed
La Biblia habla del hambre y de la sed
como máximos indicadores de una situación de sufrimiento y de
infelicidad [Gén12,10]; [Gén21,15-16]; [Gén26,1]; [Gén41,53-56];
[Núm20,1-5]; [Rut1,1-2]; [2Re6,24-29]; [Jer19,9]; [Ez5,10];
[Lc16,24]. De ahí a el sagrado deber de ayudar al hermano se
signifique básicamente con el gesto de dar pan y agua [Gén24,43-46];
[Tob4,16]; [Is58,7]; [Is58,10]; [Ez18,16]; [Pro25,21]; [Mt10,42];
[Mt25,35]; [Mt25,42]. De ahí también que el hambre y la sed
simbolicen muy apropiadamente la absoluta necesidad que el hombre
tiene de Dios [Is55,1]; [Jer2,13]; [Am8,11]; [Sal42,2-3]. Por lo
demás, sólo Dios puede y quiere saciar ese hambre y apagar esa sed
[Is25,6]; [Sal81,11]; [Mt4,4]; [Mt5,6]; [Jn4,10-14]; [Jn6,31-35];
[Jn6,51].
Herencia
En la cultura semita la herencia remite
sobre todo a la tierra que el padre transmite a los hijos o parientes
más cercanos, y que no puede ser enajenada [Núm27,1-11];
[1Re21,3-4]. En sentido religioso, la noción de herencia está
estrechamente ligada a la de alianza, y remite a la promesa que Dios
ha hecho a su pueblo de darle una tierra "que mana leche y miel"
[Éx15,17]; [Dt4,21]; [Jos14,9]; ver [He7,5]. Con el paso del tiempo,
el horizonte de esta promesa se amplía hasta significar los bienes
celestiales que tiene reservados a quienes le aman [Mt5,5];
[Mt19,21]; [Mt25,34]; [Mc10,17]; [He20,32]; [Rom8,17]; [Gál3,18];
[Ef1,14]; [Ef1,18]; [Ef5,5]; [1Pe1,4]; [Heb9,15].
Hermano
Se denominan así en la Biblia los
hijos del misrno padre [Gén4,2]; [Gén4,8-10]; [Gén24,29];
[Gén27,6]; [Gén35,41-45], aunque la madre sea distinta [Gén20,2-5];
[Gén20,12-16]; [Gén37,2]; [Gén37,12-27], pero también los
parientes más cercanos.[Gén13,8]; [Gén14,14] "ver
[Gén12,27]"; [Job42,11]. Este último sentido tiene el término
en el NT refiriéndose a los primos hermanos de Jesús [Mc3,31-32];
[Mc6,3]; [Mt13,55-56]; [Jn2,12]; [He1,14]; [1Cor9,5]. En sentido
amplio son hermanos los pertenecientes a la misma tribu, pueblo o
raza [Éx2,11]; [Éx4,18]; [Jue14,3]; [Is66,20]; [Jer3,7-8];
[Ez16,46]; [Os2,3]; [He1,23]. En el NT es la palabra predilecta para
designar a los discípulos de Jesús [Mt5,22-24]; [Mt12,49];
[Mt23,8]; [He1,15]; [He1,16]; [He9,30]; [He10,23], [Rom1,13];
[Rom8,29], [2Cor8,18]; [2Cor8,22-23]; [1Jn2,9]; [1Jn2,11];
[1Jn3,10-17]; [1Jn4,20-21].
Hijo de Dios
Con esta expresión el AT designa al
pueblo de Israel en cuanto elegido, amado y protegido por Dios
[Éx4,22-23]; [Dt1,31]; [Jer31,9]; [Os11,1]; [Sap18,13]. También el
rey davídico, en cuanto representa a todo el pueblo, recibe el mismo
título [2Sam7,14]; [1Crón17,13]; [Sal2,7]; [Sal89,27]. Pero en el
sentido fuerte del término, como Hijo unigénito de Dios Padre, con
quien comparte la naturaleza y la dignidad divina, se aplica
exclusivamente a Jesucristo, bien explícitamente, bien de forma
equivalente [Mc1,1]; [Mc1,11]; [Mc3,11]; [Mc5,7]; [Mc9,7];
[Mc14,61-62] par; [Mc15,39]; [Mt3,17] par; [Mt4,3]; [Mt4,5] par;
[Mt8,29]; [Mt14,33]; [Mt16,16]; [Mt26,63]; [Mt27,43]; [Mt27,54];
[Lc1,32]; [Lc1,35]; [Jn1,34]; [Jn1,49]; [Jn3,18]; [Jn5,25];
[Jn10,36]; [Jn11,4]; [Jn11,27]; [Jn17,1]; [Jn19,7]; [He9,20];
[Rom1,3]; [Rom1,9]; [Rom5,10]; [Rom8,3]; [Rom8,29]; [Rom8,32];
[1Cor1,9]; [2Cor1,19]; [Gál1,16]; [Ef4,13]; [Col1,13]; [1Tes1,10],
[Heb4,14]; [2Pe1,17]; [1Jn1,3]; [1Jn1,7]; [1Jn3,8]; [1Jn3,23];
[1Jn4,9-15]; [Ap2,18].
Hijos de Dios
En el AT son llamados así, sin duda
entendiendo la expresión en sentido atenuado y metafórico, en
primer lugar los ángeles [Dt32,8]; [Job1,6]; [Job2,1]; [Sal29,1];
[Sal89,7], pero también los miembros dei pueblo elegido [Dt14,1];
[Is1,2]; [Is30,1]; [Is30,9]; [Jer3,14]; [Os2,1]; ver [Gén6,2], sobre
todo los justos perseguidos [Sap2,13-18]. En el NT todos los hombres
están llamados a reproducir en sí mismos la imagen del Hijo único
Jesucristo [Rom8,29], y por lo mismo cuantos la reproducen son
constituidos hijos de Dios por el Espiritu en un sentido mucho más
fuerte que el significado en el AT [Jn1,12]; [Rom8,14-17]; [Gál3,26];
[Gál4,5-7]; [Ef1,5]; [1Jn3,12]; ver [1Pe1,3]; [1Pe2,2]; [2Pe1,4].
Puede hablarse así de un nuevo nacimiento [Jn3,3]; [Jn3,5];
[Tit3,5], de un hombre nuevo [2Cor5,17]; [Gál6,15], que vive una
vida nueva [Rom6,4] y que es tratado por Dios como hijo, incluso
cuando le corrige [Heb12,5-12].
Hijo del hombre
Se trata de una expresión semita que
designa, en principio, un miembro de la comunidad humana, sobre todo
en cuanto ser débil y mortal [Is51,12]; [Ez2,1]; [Ez2,3]; [Ez2,8];
[Ez3,1]; [Ez3,4]; [Ez3,10]; etc. [Job25,6]; [Sap8,5]; [Sap11,4];
[Sap14,2]; [Sap31,20]; etc.; ver [Pro8,31]. Pero en el libro de
Daniel, el hijo del hombre se convierte en una figura simbólica
[Dan7,13], que representa "al pueblo de los santos del Altísimo"
[Dan7,18]; [Dan7,22]; [Dan7,27] en su gloria final. Lo cual no es
obstáculo para que el pueblo se concentre en su jefe, y la expresión
Hijo del hombre adquiera un valor estrictamente individual, glorioso
y transcendente. Es el que tiene en la literatura del judaísmo
intertestamentario "sobre todo en los libros apócrifos de
Henoc" y en los evangelios,
donde aparece unas setenta veces,
siempre en boca de Jesús. Es el título preferido de Jesús, tal vez
porque sintetizaba el misterio de su personalidad, a la vez humana y
divina. Unas veces subraya su condición y poder sobrehumanos [Mt9,6]
par; [Mt12,8] par; [Mt13,37]; [Jn1,51]; [Jn3,13]; [Jn5,27]; [Jn6,62],
otras ayuda a destacar el momento cumbre de su pasión y resurrección
[Mc8,31] par; [Mc9,31] par; [Mc10,33-34] par; [Mt17,9]; [Mt17,22];
[Mt26,2]; [Mt26,24-45]; [Jn3,14]; [Jn12,23]; [Jn12,34]; [Jn13,31-32];
otras alude al momento de su venida gloriosa al final de los tiempos
o "parusía" [Mc8,38]; [Mc13,26]; [Mt10,23]; [Mt16,27];
[Mt19,28]; [Mt24,30]; [Mt25,31]; [Mt26,64] par, y otras, en fin,
Jesús se refiere a sí mismo sin más [Mt8,20]; [Mt11,19];
[Mt16,13]; [Jn6,27]; [Jn6,53]; [Jn9,35].
Hombre
En los primeros capítulos del Génesis
se emplea con alguna. frecuencia el término "hombre" como
sinónimo de varón [Gén2,21-25]; [Gén3,8-21]; [Gén4,1]; ver
[Mt19,5]; [Mt19,10]; [Ef5,31]. El NT conserva algún ejemplo de este
uso [Mt26,72-74]; [Mc14,71]; [Jn8,17]; [Jn16,21]; [Jn18,29];
[Jn19,5]; [He5,38]. Pero con este término la Biblia designa sobre
todo la entera realidad "material, espiritual y social"
del ser vivo creado por Dios a su imagen [Gén1,26-27]; [Gén5,2];
[Gén9,6]; [Sal8,1]; [Sap2,23]; [Si17,1-3]; ver [He17,26]. Con la
irrupción del pecado [Gén3,6-7] la imagen querida por Dios queda
destruida, o al menos gravemente deteriorada, en su dimensión
espiritual y moral [Gén3,10-11] y hace su aparición lo que san
Pablo llama "el hombre viejo" [Rom6,6]; [Ef4,22]; [Col3,9]
o "primer Adán", terreno y corruptible [1Cor15,44-46].
Este hombre viejo debe dar paso al "hombre nuevo", el Adán
escatológico, que es ante todo Cristo en persona [Ef2,15], pero
también cuantos incorporando la imagen de Cristo recuperan la imagen
de Dios y se convierten en hombres nuevos, en nuevas criaturas
([Rom8,29]; [1Cor15,49]; [2Cor3,18]; [2Cor4,4]; [2Cor5,17];
[Gál6,15]; [Col3,9-10]; [Ef4,22-24])
Hora
Tiene el sentido cronológico de
período de tiempo [Mt20,12]; [Mt26,40]; [Mt27,45]; [Jn11,9];
[He19,34]; ver [2Cor7,8]; [Ap17,12] o de instante preciso en que
sucede una cosa [Mt8,13]; [Mt9,22]; [Mt10,19]; [Lc2,38]; [Jn1,39];
[Jn4,52]; [He2,15]; [1Cor4,11]; [1Cor15,30]; [Ap3,3]. A veces designa
figuradamente el suceso mismo [Jn16,21]; [Ap3,10] o la oportunidad de
la acción [Lc22,53]; [Jn16,4]; [Rom13,11]. Pero sobre todo san Juan
utiliza el término en sentido religioso para referirse: 1) a la
muerte y resurrección de Jesucristo y a su retorno al Padre [Jn2,4];
[Jn7,30]; [Jn7,44]; [Jn8,20]; [Jn12,23]; [Jn12,27]; [Jn13,1];
[Jn16,25]; [Jn16,32]; [Jn17,1]; ver [Jn19,27]; 2) a los tiempos
últimos o escatológicos [Jn4,21]; [Jn5,25-28]; [Jn16,2]; [1Jn2,18];
[Ap14,7]; [Ap14,15].
Hospitalidad
Virtud muy apreciada y practicada en el
mundo semita, al que pertenece el AT
[Gén18,1-8]; [Gén19,8];
[Gén24,29-32]; [Jue19,1-10]; [2Re4,8-10]; [Is58,7]; [Job31,32]. Dios
mismo es presentado dando hospitalidad al pueblo [Lev25,23] y a sus
servidores [Sal15,1]; [Sal23,5]. También el NT la aprecia y
recomienda, identificando al huésped necesitado con el propio Jesús
[Mt25,35-40]; [Lc14,13]; ver [He13,3]. San Pablo la inculca a todos
los cristianos [Rom12,13]; ver [1Pe4,9], pero sobre todo a los
dirigentes de la comunidad [1Tim3,2]; [Tit1,8].
I
Idolatría
(ver Adoración y Avaricia) Para la
religión bíblica no hay más Dios que Yavé, por lo que la
idolatría o adoración a cualquier otra cosa o persona es
considerada como una aberración merecedora del mayor castigo
[Éx20,1-5]; [Éx34,12-17]; [Dt4,15-19]; [Dt5,6-9]; [Dt13,7-17];
[Jue2,11-14]; [2Re17,7-18]; [Jer32,30-35]; [Ez16,1]; [Ez20,1];
[Ez23,1]; [Dan14,1]; [Os8,4-6]; [Sal81,10]; [Sal106,19-20];
[Sal106,36-40]; [Sap11,15]; [Sap14,8-14]; [Sap14,22-31];
[Rom1,24-32]. Es ridículo rendir culto a lo que nada es y nada vale
[Is41,67]; [Is44,9-20]; [Jer10,11-12]; [Sap6,1]; [Sap13,10-19];
[Sap15,7-19]; [1Cor8,4-6], abandonando al único y verdadero Dios
[Jer2,5]; [Jer2,13], [Sap13,1-5]; [Rom1,18-32] y poniendo en peligro
la consecución del reino [1Cor5,11]; [1Cor10,14-22]; [Gál4,8];
[Ap21,8]; [Ap22,15].
Iglesia
(ver Pueblo de Dios) Etimológicamente
significa reunión, asamblea, pueblo convocado. En el AT se emplea
pocas veces, pero significativamente para designar la asamblea
religiosa del pueblo de Dios [Dt4,10]; [Dt31,30]; [Jos8,35];
[Jue20,2]; [1Re8,1], [1Re8,14], [1Re8,22], [1Re8,55]; [Sal32,26]. Con
el NT se convierte en el vocablo preferido para designar al nuevo
pueblo de Dios, que tiene a Jesucristo como fundador [Mt16,18] y que
está compuesto de judíos y gentiles sin distinción [He15,7-9],
[He15,14]; [He18,10]; [Rom15,9-13]. Son sobre todo el libro de los
Hechos y san Pablo quienes emplean abundantemente el término iglesia
para designar: a) la entera comunidad cristiana que nace, se
desarrolla, se extiende por el mundo entero y se hace presente en
cada una de las concretas comunidades locales [He5,11]; [He8,1];
[He8,3]; [He9,31]; [He11,22],
[He11,26]; [He12,1]; [He14,23],
[He14,27]; [He15,3], [He15,4], [He15,22], [He15,41]; [He16,5];
[He18,22]; [He20,17], [He20,28]; [Rom16,1], [Rom16,4], [Rom16,16];
[1Cor1,2]; [1Cor4,17]; [1Cor6,4]; [1Cor10,32]; [2Cor8,1], [2Cor8,18],
[2Cor8,23]; [Gál1,2], [Gál1,22]; [1Tes1,1]; b) El misterio del
reino de Dios, que se encarna y se revela en esta realidad a la vez
humana y divina, visible y transcendente, santa y pecadora, pueblo de
Dios y cuerpo de Cristo [Ef1,22-23]; [Ef2,20]; [Ef3,10], [Ef3,21];
[Ef4,12-16]; [Ef5,23-32]; [Col1,18], [Col1,24-25]; [1Tim3,15].
Imposición de manos
Gesto ampliamente utilizado en el mundo
de la Biblia, donde la mano simboliza ya la acción poderosa de Dios
[Éx14,31]; [1Re18,46]; [Ez1,3]; [Ez3,22]; [Sal19,2]. Imponer las
manos es, pues, señal de eficacia en la bendición que se da
[Gén48,13-19]; [Mt19,13]; [Mc10,16]. Es también signo de
consagración, por la que el Espíritu confiere capacidad y autoridad
a una persona para ejercer una misión [Núm8,10]; [Núm27,15-23];
[Dt34,9]; [He6,6]; [He8,17]; [He13,3]; [He14,23]; [He19,6];
[1Tim4,14]; [2Tim1,6]. Es, finalmente, signo de liberación del mal:
liberación del pecado, mal por excelencia [Lev1,4]; [Lev4,4];
[Lev16,20-22]; ver [1Tim5,22], y liberación de los males físicos,
como prenda de la liberación definitiva [Mc7,32]; [Mc8,23];
[Mc16,20]; [Lc4,40]; [Lc13,13]; [He9,12]; [He28,8].
Incredulidad. Infidelidad
(ver Fidelidad) Con estas dos palabras,
de contenido muy semejante, se significa no sólo la negación
abierta de Dios [Sal10,4]; [Sal14,1], sino también la actitud de
quien no da crédito a su palabra, a sus enviados, a sus obras. El AT
constata y lamenta la incredulidad e infidelidad de Israel [Éx15,1];
[Éx16,1]; [Éx32,9]; [Éx33,3]; [Núm14,1]; [Núm16,1]; [Núm17,1];
[Dt9,7], [Dt9,13], [Dt9,24]; [Dt32,15]; [Is48,4]; [Jer7,26];
[Ez2,3-8]; [Ez3,7]. Como no se fía de Dios, Israel busca apoyo
"inútil apoyo" en los ídolos [Is2,6-8]; [2Re17,16-17],
en adivinos y falsos profetas [1Sam21,3-25]; [Jer4,10]; [Jer27,9];
[Miq3,7], en las criaturas [Jer7,4]; [Jer17,5], en alianzas humanas
[Is30,1-7]; [Is31,1-3]; [Os5,13]; [Os7,8-11]. La incredulidad de
Israel alcanza su punto culminante al rechazar a Jesús [Mt8,10-12];
[Mt11,20-24]; [Mt13,58]; [Mt21,33-44] par; [Mt23,37]; [Lc13,34];
[He3,13-14]; [Rom9,1]; [Rom9,11]. Pero no sólo Israel es incrédulo
e infiel. También los discípulos de Jesús pueden serlo en cierta
medida [Mt6,30]; [Mt8,26]; [Mt14,31]; [Mt16,8]; [Mt17,20] par;
[Mt28,17] par; [Jn20,24-29], y lo son de manera especial cuantos se
niegan
a reconocer a Jesucristo como Dios y
hombre verdadero [1Jn2,22-23]; [1Jn4,2-3]; [1Jn5,1-5].
Infierno
Tiene en la Biblia un primer
significado etimológico de "lugar inferior" donde moran
los muertos "buenos y malos", sin especial connotación a
una situación de castigo. Equivale más o menos al primitivo seol
israelita. Cristo habría descendido a estos "lugares
inferiores" para liberar a cuantos allí estaban esperando la
salvación [Rom10,7]; [Ef4,9]; [1Pe3,19]. Pero en cuanto el término
"infierno" traduce la palabra (Hebrea "gehenna" o
la griega "hades" = "abismo tenebroso", designa
el lugar o, mejor, la situación de castigo que corresponde a los
impíos. En este sentido es empleada con frecuencia en el NT
[Mt5,22], [Mt5,29-30]; [Mt10,28]; [Mt18,8-9] par; [Mt23,15],
[Mt23,33]; [Lc12,5]; [Lc16,23]; [He2,27]; [Ap1,18]; [Ap6,8];
[Ap20,13]. En [Mt16,18] se emplea como sinónimo de poder antidivino.
Inmortalidad
En sentido estricto, Dios es el único
inmortal [Rom1,23]; [1Tim1,17]; [1Tim6,16]; ver [Sap1,15]. De una
inmortalidad participada habla el AT en el libro de la Sabiduría
[Sap3,4]; [Sap4,1]; [Sap8,13], [Sap8,17]; [Sap15,3]; ver [Sap2,23].
En cuanto al NT, la palabra aparece sólo en 1Corintios con sentido
positivo y referida al cuerpo de la resurrección [1Cor15,53-54]; el
concepto, sin embargo, se incluye en las expresiones mucho más
frecuenTesde "vida eterna" y "muerte eterna"
[Mt7,14]; [Mt18,8-9]; [Mt19,16], [Mt19,29]; [Mt25,46]; [Jn3,36];
[Jn4,14]; [Jn5,24-40]; [Jn6,27-63]; [Jn10,28]; [Jn17,2-3]; [He13,46],
[He13,48]; [Rom6,22-23]; [Jds21,1].
Ira
La ira, en cuanto pasión desordenada
que arrastra a la ofensa y la injusticia, es rotundamente condenada
por la Biblia [Gén4,5]; [Gén27,44-45]; [Gén49,5-6]; [Pro14,27];
[Pro29,11], [Pro29,22]; [Mt5,22]; [1Cor13,5]; [Col3,8]; [1Tim2,8];
[Tit1,7]; [Sant1,19-20]. Pero la Biblia conoce también una "ira
santa", que es rechazo y aborrecimiento del mal y celo ardiente
en defensa de los derechos de Dios [Éx16,20]; [Éx32,19-22];
[Lev10,16]; [Núm25,11]; [Núm31,14]; [1Re18,40]; [2Re1,10],
[2Re1,12]; [Jer6,11]; [Jer15,17]; [Mc3,5]; [Mc11,15-17] par;
[He17,16]. Precisamente en este sentido de rechazo absoluto del mal
debe entenderse la ira o cólera de Dios de la que hablan con
frecuencia los libros sagrados [Éx32,1]; [Dt1,34-35]; [2Re23,26];
[Is30,27-30]; [Jer4,8]; [Jer18,20]; [Jer21,5]; [Rom1,18]; [Rom9,22];
[Ef2,3]; ver [Heb10,31]; [Ap6,16]. Pero, al final, la misericordia
triunfará sobre la ira [Rom5,9]; [Rom9,23]; [Rom11,32]; [1Tes1,10];
[1Tes5,9]
J
Jesucristo
Nombre con el que la fe del NT designa
al Salvador enviado por Dios al mundo. Está compuesto de "Jesús"
(que significa precisamente "Dios salva": [Mt1,21] "ver
Salvador") y "Cristo" (que significa "ungido",
"consagrado" "ver Mesías"). El NT subraya con
fuerza la continuidad entre el personaje aparecido en la carne y la
persona divina confesada por la fe [He1,11]; [He2,36]; [He9,5];
[He22,8]; [He26,15]. Especialmente lo subraya san Pablo, que enorme
profusión utiliza con el doble nombre: Jesucristo o bien Cristo
Jesús [Rom1,18]; [Rom3,24]; [Rom5,1]; [Rom6,11]; [Rom8,1],
[Rom8,11], [Rom8,34], [Rom8,39]; [1Cor1,1-10], [1Cor1,30];
[1Cor3,11]; [1Cor8,6]. En la misma línea se manifiesta san Juan
[1Jn1,3-5]; [1Jn2,2], [1Jn2,29] y sobre todo [1Jn4,2] y [1Jn5,1-6].
"Este Jesús" a quien Dios ha hecho Cristo ver [Lc2,11];
[He2,36] coronándole de gloria eterna [Heb2,9], es "el nombre
sobre todo nombre" [Flp2,9-11], único que puede curar y salvar
[He4,10-12]; [He9,34], a quien es preciso anunciar sin tregua
[1Cor2,2] y consagrar la vida entera [He15,26], por quien vale la
pena sufrir [He5,41] y morir [He21,13].
Juicio. Juzgar. Juez
Estas palabras tienen en primer lugar
el sentido básico de impartir justicia definiendo el derecho de cada
uno y determinando la condena y el castigo de los eventuales
violadores [Éx18,16-26]; [Dt16,18-20]; [Dt17,8-13]; [Jue4,4];
[2Sam15,1-6]; [1Re3,16-28]. Tienen también a veces un significado
más amplio: el salvar o liberar al pueblo de la opresión y el de
gobernarlo [Jue2,16-19]; [Jue3,10]; [Jue10,2-3]; [Jue16,31];
[1Sam7,16-17]. En cualquier caso, estos juicios y jueces humanos se
revelan con frecuencia deficientes [1Sam8,2-3]; [Pro18,5]; [Is1,23];
[Is5,23]; [Jer5,28]; [Am5,12]; [Am6,12]; [Miq3,11]; [Mal3,5] y hacen
que el pueblo evoque los justos juicios del futuro Mesías [Sal72,1];
[Is11,3-5], [Miq42,3]; [Jer23,5] y, en última instancia, el juicio
soberano e insobornable de Dios. Juicio de Dios que tiene una doble
dimensión: histórica [Gén3,14-19]; [Gén6,13]; [Gén16,5];
[Gén19,13]; [1Sam2,10-24]; [1Sam16,1]; [Jer11,20]; [Sal9,20];
[Sal26,1]; [Sal43,1]; [Sal67,5]; [Sal82,1]; [Sap12,10-22] y
escatológica [Is66,15-16]; [Jer25,30-38]; [Jl4,12-14]; [Dan7,10];
[Sap4,20]; [Sap5,1-23]; ver [Sal75,1]; [Sal94,1]; [Sal96,13];
[Sal98,9]; [Sal140,1]. Con Jesús de Nazaret este juicio de Dios, a
la vez histórico y escatológico, se hace presente en su persona y
su mensaje [Jn5,2], [Jn5,2], [Jn5,27], [Jn5,30]; [Jn8,16]; [Rom2,16].
Por una parte, los hombres "cada hombre" van siendo
juzgados cada vez que confrontan su vida con el evangelio
[Jn3,18-19]; [Jn9,39]; [Jn12,31]; ver [Mt10,14-15]; [Mt11,20-24];
[Mt12,39-42], y, por otra, habrá un momento final clarificador e
inapelable, en l que la humanidad entera deberá presentarse ante el
Hijo del hombre [Mt16,36]; [Mt24,29-44]; [Mt25,31-46]; [He17,31];
[1Cor4,3-5]; [2Cor5,10]; [Rom14,10-12]; [1Pe4,5].
Juramento
Invocación solemne a Dios como
garantía de una afirmación o del cumplimiento de un pacto o de una
promesa [Gén14,22-23]; [Gén24,3]; [Gén26,28-31]; [Gén31,50];
[Gén31,53]; [Gén50,5-6]; [Éx22,10]; [Jos2,12-14]; [Jos9,14];
[1Sam20,12-17]; [Jer38,16]; [Jer42,5]; ver [Mt23,16-22]. Con
frecuencia el juramento se hace utilizando la fórmula "¡vive
Yavé!" [Jue8,19]; [Rut3,13]; [2Sam2,27]; [Jer4,2]. A falta de
otra instancia superior, Dios jura por sí mismo [Is45,23];
[Jer44,26]. El juramento es sagrado, y está severamente prohibido
tanto el perjurio [Éx20,7]; [Lev19,12]; [Dt5,11]; [Ez16,59];
[Ez17,13-20] como la invocación de falsos dioses [Éx23,13];
[Dt6,13]; [Dt10,20]; [Jos23,7]. El NT no descarta el juramento "de
hecho Pablo lo utiliza [Rom1,9]; [2Cor1,23]; [Gál1,20]", pero
sí reprueba la práctica ligera del mismo [Mt5,33-37]; [Sant5,12];
ver [Si23,9-11].
Justicia. Justo
(Injusticia) La palabra justicia tiene
en la Biblia cuatro principales significados, según los casos: 1).
Atributo divino por el que sanciona la conducta moral del hombre "o
de la comunidad", dando a cada uno según sus obras. El Dios
bíblico no es un Dios indiferente ante el bien o el mal. Premia y
castiga; cierto que sin olvidarse de que es Padre, pero con una
imparcialidad insobornable [Gén4,10-15]; [Gén6,5-7]; "ver
[2Pe2,5]"; [2Pe18,22-32]; [Éx20,5-7]; [Éx34,7]; [Is5,16];
[Is10,22]; [Bar1,15]; [Bar2,6]; [Dan9,6]; [Sal9,9]; [Sal96,13];
[Sal98,9]; [Sal129,4]; [He17,31]; [Rom3,5-6]; [Rom12,19]; [2Cor5,10];
[2Tes1,6-9]; [2Tim4,8]; [Sant2,12-13]; [Ap18,4-8]; [Ap19,11]. Sobre
todo Dios va a ejercer su justicia respecto a cuanto se haga o se
deje de hacer con los más humildes y desvalidos [Gén4,10];
[Dt24,12-15]; [Éx22,20-23]; [Mal3,5]; [Si34,11-24]; [Sal12,6];
[Sal26,1]; [Sal43,1]; [Sal140,3]; [Mt25,31-46]; [Sant5,45]. 2).
Justicia como equivalente a santidad moral; en Dios y en Jesucristo
viene a identificarse con su infinita bondad [Sal11,7]; [Mt27,19];
[Mt27,24]; [Lc23,47]; [Jn17,25]; [He3,14]; [He22,14]; [1Pe3,18];
[1Jn2,1]; [1Jn3,7], y en el hombre con la observancia integral de
todos los mandamientos [Gén18,23]; [Is46,12]; [Sal1,5-6]; [Sal11,3];
[Sal11,5]; [Sal17,15]; [Sal112,3]; [Sal112,6]; [Sal112,9];
[Sal125,3-4]; [Sal140,14]; [Sal146,8]; [Pro10,2-32]; [Sap1,1];
[Sap1,15]; [Sap3,1]; [Sap5,1]; [Sap5,15]; [Mt1,19]; [Mt3,15];
[Mt5,20]; [Lc1,75]; [He10,35]; [He13,10]; [He24,25]; [Rom6,13];
[Rom6,18-20], [2Cor6,14]; [2Cor9,9-10]; [Ef4,24]; [Ef5,9];
[Ef6,14]; [Flp3,6]; [1Tim6,11]; [2Tim3,16]; [2Tim4,8]; [Tit3,5];
[Sant1,20]; [1Pe2,24]; [1Pe3,14]; [2Pe2,21]; [2Pe3,13]; [1Jn2,29];
[1Jn3,7]; [1Jn3,10]; [Ap22,11]. 3). Atributo en virtud del cual Dios
salva y libera al hombre de una situación calamitosa, sea material
o, sobre todo espiritual. Con este significado, justicia de Dios
viene a ser sinónimo de fidelidad, de misericordia, de fuerza
salvadora; por su parte, justicia del hombre viene a ser sinónimo de
salvación, de gracia, de amistad con Dios, de participación de la
vida divina. Ya en el AT se anuncia este significado de manera
particular en el Segundo Isaías [Is42,10]; [Is45,21-22]; [Is51,5];
[Is51,8]; [Is56,1]; [Miq6,5]; [Sal22,32]; [Sal35,28];
[Sal51,16]; [Sal71,2]; [Sal116,5-6];
[Sal143,1]; pero es en el NT, especialmente en san Pablo, donde se
hace presente con fuerza excepcional [Rom1,17]; [Rom3,21-26];
[Rom4,3-13]; [Rom5,17]; [Rom5,21]; [Rom6,16]; [Rom8,10];
[Rom9,30-31]; [Rom10,4-10]; [1Cor1,30]; [2Cor3,9]; [2Cor5,21];
[2Cor6,7]; [Gál2,21]; [Gál3,21]; [Gál5,5]; [Heb11,7]; [2Pe1,1].
4). Disposición interior del hombre que debe manifestarse
externamente por la que respeta y defiende eficazmente los derechos
de los demás, en especial de los más necesitados e indefensos. Es
la llamada justicia interhumana, a la que los profetas del AT
conceden importancia capital en la dimensión religiosa del hombre
[Is5,7]; [Is5,23]; [Is59,9]; [Jer22,13-16]; [Am5,7]; [Am5,10-12];
[Am6,12]; salmistas y sabios la valoran muy positivamente [Sal10,18];
[Sal15,2-5]; [Sal17,1]; [Sal37,6]; [Sal52,5]; [Sal82,2-4]; [Pro1,3];
[Pro3,29]; [Pro3,30]; [Si4,1-10]; [Si27,8-10] y el NT también
resalta, aunque no en muchos pasajes [Mt23,23]; [Lc18,3-8]; tal vez
[1Tim6,11]; [2Tim2,22]; [Heb11,33]; ver [Sant1,27]. Finalmente es
importante señalar que, en bastantes pasajes bíblicos, uno u otro
de estos cuatro sentidos apuntados de la palabra justicia, lejos de
ofrecérsenos en toda su pureza y nitidez, parece interferirse con
los otros [Dt32,4]; [Sal119,137-138]; [Sal145,17]; [Mt5,6]; [Mt5,10];
[Mt6,36]; [Jn16,8]; [Rom14,17]; [2Cor15,15]; [Flp1,11]; [Heb1,8];
[He5,13]; [He12,11]; [Sant3,18]; [1Jn1,9]; [Ap15,3].
Justificación. Justificar
(ver Justicia, apartado 3) En el AT
tiene a veces el sentido de hacer valer nuestros derechos ante Dios,
hipótesis que se considera irrealizable [Is29,16]; [Is45,9];
[Jer12,1]; [Jer18,1-6]; [Job9,2]; [Bar12,12]. En el NT tiene sobre
todo el sentido de acción por la que Dios aplica al hombre su
justicia en cuanto fuerza salvadora y liberadora [Lc18,14];
[He13,38-39]; [Rom2,13]; [Rom3,24]; [Rom3,26]; [Rom3,28]; [Rom3,30];
[Rom4,2]; [Rom4,5]; [Rom5,1-11]; [Rom6,7]; [Rom8,30]; [Rom8,33];
[1Cor6,11]; [Gál2,16-17]; [Gál3,8]; [Gál3,11]; [Gál3,24];
[Gál5,4]; [Tit3,7].
L
Ley
La Biblia reconoce y valora
positivamente, de forma directa o indirecta, la existencia de leyes
humanas [Pro8,15-16]; [Rom13,1-7]; [1Tim2,1-2]; [Tit3,1];
[1Pe2,13-17]. Pero la ley por excelencia es la ley divina, que juega
un papel de protagonista en la historia bíblica de la salvación y
conoce diversos momentos en dicha historia: a) El primer momento
corresponde a la etapa premosaica. Es el tiempo de la que se ha
llamado "ley natural", cuya existencia se insinúa de
manera múltiple en el AT [Gén2,16-17]; [Gén4,3]; [Gén4,7];
[Gén6,5]; [Gén8,20]; [Gén9,3-6] y se afirma más expresamente en
el NT [Rom5,13-14]. Bajo este régimen religioso se hallan todavía
aquellos a quienes no ha llegado la revelación bíblica [Sap13,1-9];
[He14,16]; [He17,27]; [Rom1,18-32]; [Rom2,12-15]. b) El segundo
momento corresponde a la llamada "ley mosaica". Es el
conjunto de leyes dadas por Dios al pueblo israelita y que la Biblia,
con el nombre de Torá, atribuye a Moisés como único intermediario
[Éx31,18]; [Éx34,28]; [Jn1,17]; [Jn7,19]; [Gál3,19], aunque es
manifiesto que gran parte de este material legislativo no tiene a
Moisés como responsable directo. Ley contenida principalmente en los
cinco libros del Pentateuco y concentrada en el decálogo
[Éx20,1-17]; [Éx34,10-28]; [Dt4,1-4]; [Dt5,1-22], pero que fue
ampliada, actualizada y
acomodada a las necesidades del pueblo
en el decurso de su historia, dejando huella en todos los libros del
AT [1Re15,12-15]; [2Re18,3-8]; [2Re21,1-23]; [2Re21,25];
[Jer11,1-12]; [Ez22,26]; [Os4,6]; [Os8,12]; [Dan7,25]; [Si24,23-24];
[1Mac1,41-63]; [2Mac6,18-28]. Así se explica que con la palabra ley
se designe a veces a cualquier libro del AT [Jn10,34]; [Rom3,19];
[1Cor14,21]; [1Cor14,34]. Pero a pesar de todas las actualizaciones,
la vieja ley de Moisés se va perfilando como insuficiente, y los
profetas anuncian una nueva ley [Is2,3]; [Is42,1]; [Is42,4], escrita
en los corazones [Jer31,33]; ver [Ez36,26-27]. c) El tercer momento
de la ley, es el de la ley de Cristo. El evangelio de Jesús no
deroga la ley antigua en lo que deba seguir teniendo de válido
[Mt5,17-20]; [Mt22,36-40]; [Mt23,23]; [Lc10,26]; ver [Lc2,22-39],
pero sí la lleva a su plenitud definitiva [Mt5,17] totalizando todas
las prescripciones particulares en la ley suprema del amor [Mt7,12];
[Jn14,21]; [Jn14,23]; [Jn15,12-17]; [Rom13,8-10]; [Sant2,8];
[1Jn2,3-11]; [1Jn4,19-21] relativizando el valor salvífico de
cualquier ley que, aun siendo buena [Rom3,31]; [Rom7,12-16];
[1Tim1,8], no es por sí misma portadora de sáivación [Rom3,20-28];
[Rom9,31]; [Gál2,16]; [Gál2,21]; [Gál3,11]; [Gál3,18-21]. En la
nueva alianza sólo Cristo salva [Rom3,22-26]; [Rom4,24-25]; [Rom5];
[Gál3,2]; [Gál3,5]; [Gál3,13-14]; [Gál3,24-29]; etc., y por eso
Cristo es la nueva ley (ver [Jn1,17]; [1Cor9,21]; [Gál6,2])
Libertad. Liberación. Libre
La Biblia no ofrece una definición de
libertad o de liberación. Pero hace algo mejor: presenta a Dios como
el gran libertador. Efectivamente, el Señor libra a su pueblo de la
servidumbre egipcia, acontecimiento fundamental que marcó para
siempre la historia de Israel [Éx3,15]; [Éx20,2]; [Dt5,6];
[Dt7,7-8]; [Is43,16-18]; [Is51,10]; [Is63,11-14]; [Miq6,4];
[Sal77,15-21]; [Sal78,12-16]; [Sal78,51-55]; [Sal105,26-39];
[Sap10,15-21] Iibra a su pueblo de los enemigos que le acosan y
oprimen (Sirviéndose de una serie de singulares personajes, que
actúan como enviados suyos [Jue3,9]; [Jue3,15]; [Jue4,3-4];
[Jue4,23-24]; [Jue6,7-10]; [Jue6,14-16]; [Jue10,11]; [Jue13,5]; Iibra
a su pueblo de la cautividad de Babilonia [Is43,14-1]; [Is43,5];
[Is43,19-21]; [Is44,6]; [Is44,24]; [Is47,4]; [Jer29,10-14];
[Jer50,33-34]; Esdras-Nehemías), y lo libra, finalmente, del yugo de
los seléucidas (Sirios (1-2Macabeos)). Al mismo tiempo, el Señor es
el valedor de los indefensos, de los necesitados, de los enfermos, a
quienes libera de la opresión, de la injusticia, de la enfermedad,
de la angustia, de cualquier tipo de aflicción [2Sam4,9];
[Sal19,15]; [Sal25,22]; [Sal26,11]; [Sal31,1-6]; [Sal31,15-17];
[Sal55,17-20]; [Sal69,17-19]; el israelita fiel deberá imitar este
ejemplo [Is58,6]; [Is61,1-2]; [Jer34,8-22]; ver [Dt15,12-18]. Pero ya
el AT intuye una liberación más profunda [Is44,22]; [Sal49,16];
[Sal130,8], que anuncia la definitiva liberación aportada por
Cristo. Porque es verdad que a Cristo "y a toda la revelación
del NT" le preocupa profundamente la miseria material y el
dolor físico del hombre, al que quiere liberar de estos males
[Mt8,1-3]; [Mt8,6-7]; [Mt8,14-17]; [Mt9,20-25]; [Mt9,27-34];
[Mt12,9-11]; [Mt15,21-38]; [Mt17,14-18]; [Mt20,29-34]; [Lc1,51-53];
[Lc68-74]; [Lc4,18-21]; [Lc7,13-15]; [Jn5,5-8]; [Jn9,5-7];
[Jn11,21-44]. Pero no es menos verdad que, en la perspectiva del NT,
la liberación completa y radical del hombre tiene lugar a nivel más
profundo: es la liberación de todo aquello que puede separarnos del
bien último y supremo, es decir, de Dios. Y de Dios nos separa el
pecado, nos separa la muerte entendida como acabamiento total del
hombre y nos separa el cumplimiento ritualista y formalista de la
ley. De todo esto nos libera Cristo: del
pecado [Mt9,2]; [Jn8,34-36]; [Rom5,15];
[Rom5,20]; [Rom6,6]; [Rom6,17-23]; [Rom8,2]; [Rom11,26] "texto
griego"; [Ef1,7]; [Col1,14]; [Heb9,15]; de la muerte [Jn5,24];
[Rom8,2]; [1Cor15,26]; [1Cor15,54-57]; [Heb2,14-15]; [1Jn3,14]; de
una ley ritualista y formalista que no salva [Rom6,14-15];
[Rom7,1-6]; [Gál3,13]; [Gál4,3-5]; ver ([Col2,16-17];
[Col2,20-22]). Liberado, pues, por Cristo en el Espíritu [Rom8,4];
[Rom8,9-11]; [2Cor3,17]; [Gál5,16]; [Gál5,22-25] y con un
comportamiento de hijo y no de esclavo [Rom8,14-17]; [Heb3,6];
[Heb4,16]; [1Jn2,28]; [1Jn3,20-21]; el cristiano puede y debe
anunciar con su palabra y su vida la buena noticia del evangelio a
toda criatura [Mc16,14-20], en todo lugar y circunstancia [2Tim4,2],
con un valor y una confianza ilimitada [He4,13]; [He4,31]; [He4,33];
ver [Ef3,12]. El fruto de la liberación es la libertad; no en cuanto
facultad psicológica de escoger entre cosas distintas u opuestas
"que esto lo da por supuesto la Biblia [Gén2,1] - [Gén3,1];
[Dt30,15-20]; [Jer21,89]; [Ez18,1]; [Si15,11-17]; [Mt7,13]",
sino en cuanto capacidad de hacer el bien sin que nada ni nadie,
desde dentro o desde fuera, pueda impedírnoslo [Jn8,36]; [Gál4,2];
[Gál5,1]. Es claro, por tanto, que no puede confundirse con el
libertinaje [Rom6,15]; [Gál5,13]; [1Pe2,16]; [Jds4,1], y que en todo
caso ha de ser vivida en consonancia con la ley suprema del amor
[Rom14,1]; [1Cor8,1] - [1Cor10,1]; [Gál5,13]; [2Cor4,5].
Limosna
Gesto eficaz de ayuda de un hombre a su
prójimo; se manifiesta de diversas formas, y la Biblia le concede un
alto valor religioso [Lev19,9]; [Lev23,22]; [Dt14,28-29]; [Dt15,11];
[Dt24,20-22]; [Rut2,1]; [Pro3,28]; [Pro14,21]; [Tob4,7-11];
[Tob4,15]; [Sal41,2]. Gesto relacionado con el culto [2Sam6,18-19];
[Neh8,10-12] y con las fiestas [Dt16,10-12]; [Dt16,14]; [Tob2,1-2],
muy grato a Dios [Ez18,7]; [Dan4,24]; [Pro19,17]; [Si3,30], sobre
todo cuando, por encima de la ayuda material, se da el corazón
[Tob1,8]; [Si18,15-17]. Gesto que con la llegada de Jesús conserva
todo su valor siempre que se haga sin ostentación [Mt6,14], sin
esperar nada a cambio [Lc6,30-36]; [Lc14,13-14] y como expresión de
desprendimiento [Lc11,41]; [Lc12,33]; [Lc18,22] y de solidaridad
[Rom15,25-27]; [2Cor8-9]; [Gál2,10].
Lujuria
Abuso del placer sexual, que la Biblia
condena en sus diversas manifestaciones [Gén19,1]; [Éx22,18];
[Lev18,6-30]; [Dt27,20-23]; [1Re14,24]; [Os4,14]; [Si19,2]; [Si23,6];
[Rom1,24-27]; [1Cor6,9]; [Gál5,19]; [Ef5,5]; [Jds7,1]; [Ap22,15]. El
NT condena también el deseo interior desordenado [Mt5,28];
[Mc7,20-22]. El cristiano debe huir particularmente de ella por ser
miembro de Cristo y templo del Espíritu [1Cor3,16-17];
[1Cor6,13-19].
Luz
Para la Biblia la luz es "como
todas las demás cosas, incluidas las tinieblas" una criatura
de Dios [Gén1,3-5]; [Is45,7]; [Am4,13]; [Bar3,33]; [Dan3,72];
[Sal148,3]. Pero es una criatura excelsa, privilegiada, que (Sirve
para evocar de manera especial la belleza y el poder de Dios
[Hab3,3-4]; [Ez1,13]; [Ez1,22]; [Sal104,12]. De ahí que la luz se
convierta en símbolo de todo lo bueno, lo grande y lo hermoso; en
símbolo de protección y compañía [Núm6,24-25]; [Job29,3];
[Sal4,7]; [Sal18,29]; [Sal43,3]; [Sal89,16]; [Sal119,105]; [Pro6,25];
en símbolo de vida [Sal13,4]; [Sal36,10]; [Job3,16]; [Job33,30];
[Pro16,15], de liberación y salvación [Sal27,1]; [Sal31,17];
[He13,47]; [He26,18]; [He26,23]; en símbolo de alegría y felicidad
plenas [Is58,10]; [Job29,24]; [Sal4,7]; [Sal97,11], de ciencia,
justicia y rectitud [Is51,4]; [Sal37,6]; [Sal119,1]; [Sal105,1];
[Bar5,6]; [Bar7,10]; [Bar18,4]; [Mt5,14-16]; [Jn5,35]; es símbolo
incluso del mismo Dios [2Sam22,29]; [Is10,17]; [Is60,19-20];
[Bar7,26]; [1Jn1,5]. De ahí que Jesucristo, encarnación de Dios,
sea proclamado sin más como la luz [Lc2,32]; [Jn1,4-9]; [Jn3,19-21];
[Jn8,12]; [Jn9,5]; [Jn12,35-36]; [Jn12,46]; [2Cor4,6]; ver
[1Jn2,8-10], y a los discípulos de Jesús se les llame "hijos
de la luz" [Lc16,8]; [Jn12,36]; [Ef5,8]; [1Tes5,5]; ver
[Rom13,12].
M
Madre
(ver Mujer y Padres) La Biblia destaca
y valora muy positivamente la función maternal de la mujer.
Precisamente por su condición de madre transmisora de vida, la mujer
ocupa un puesto importante en la historia del mundo [Gén3,20]; en la
institución familiar [Gén4,1]; [Gén21,1-12]; [Gén27,5-15];
[Gén29,15-35]; [Gén30,1-24]; [Éx20,12]; [Éx21,17]; [Dt21,18-19];
[1Sam1,1] - [1Sam2,1]; [Pro1,8]; [Pro19,26]; [Si3,1-4]; [Si3,16]; en
la institución monárquica, donde la madre del rey goza de un honor
especial [1Re2,19]; [2Re11,1-3]; [2Crón15,16], y sobre todo en la
historia de la salvación, donde María de Nazaret juega un papel
estelar como madre del mesías, anunciada desde antiguo [Gén3,15];
[Is7,14]; [Mt1,18-25]; [Mt2,10]; [Mt2,13-20]; [Lc1,28-33];
[Lc1,42-45]; [Lc2,7]; [Lc2,34-35]; [Lc2,48-51]; [Jn2,1-5]; [Gál4,4]
y también como madre del nuevo pueblo mesiánico [Jn19,25-27];
[He1,5]; [Ap12,1-5]. Este mismo valor positivo reviste la palabra
"madre" las veces que se utiliza en sentido metafórico
[Is50,1]; [Is66,7-13]; [Gál4,26].
Maestro
Título que en el NT se otorga a Juan
el Bautista [Lc3,12]; [Jn3,26], a los peritos en la ley judía
[Mt23,7]; [Lc2,46]; [Jn3,10], a quienes enseñan la doctrina
cristiana [He13,1]; [Rom2,20]; [1Cor12,28-29]; [Ef4,11]; [1Tim2,7];
[2Tim1,11]; [2Tim4,3]; [Heb5,12]; [Sant3,1], pero especialmente y de
manera singular a Jesucristo en cuanto que enseña con autoridad todo
lo concerniente al reino [Mt9,11]; [Mt17,24]; [Mt23,8]; [Mt26,18];
[Mt26,25]; [Mt26,49]; [Mc5,35]; [Mc9,5]; [Mc11,21]; [Jn1,38];
[Jn3,2]; [Jn11,28]; [Jn13,13-14].
Maldición
La singular eficacia "para bien
o para mal" que el mundo semita atribuye a la palabra
pronunciada explica el uso amplio y variado de la maldición en el
AT. Se maldice sobre todo a quienes violan la ley y traicionan la
alianza [Dt27,15-26]; [Dt28,15-45]; [Is5,8-24]; [Jer17,5], pero
también a los enemigos de la nación, del clan familiar o de la
propia persona [2Sam3,39]; [2Sam16,5-8]; [2Sam18,32]; [Sal35,4-8];
[Sal109,8-15]; [Sal109,17-19]; [Jer12,3]; [Jer20,12], a los homicidas
[Gén9,25], a lugares antipáticos [2Sam1,21], a personas o
situaciones injustas [Jer20,14-16]; [Pro11,26]; [Pro30,10]. Sólo
quien tiene poder sobre alguien o algo tiene derecho a maldecir; por
eso, en la Biblia, toda maldición que pretenda ser válida ha de
remitirse, en última instancia, a Dios [Núm22,6]; [Jue9,20];
[Jue9,56]; [1Re16,34] "ver
[Jos6,26]"; [Zac5,3]; [Sal109,18-20], que además tiene poder
para transformar en bendición una maldición injusta [Núm23,11-12];
[2Sam16,12]; [Sal109,28] y para hacer que no se cumpla una maldición
sin motivo [Pro26,2]; ver [Sal91,9-11]. De ahí que cuando en la
Biblia maldice un padre, un jefe de tribu, un profeta, un rey o un
justo cualquiera, en realidad lo hace investido del poder de Dios.
Pero, en todo caso la maldición es en la revelación bíblica sólo
y siempre el contrapunto de la bendición [Dt11,26-29]; [Dt28,1]. La
bendición es la palabra prevalente de Dios con respecto al hombre,
por lo que sólo al diablo y a los definitivamente suyos alcanza una
maldición sin paliativos [Gén3,14-15]; [Sap2,24]; [Mt25,41];
[Jn8,44]; [Ap22,15]. De ahí también que en el NT apenas haya lugar
para la maldición [ver sin embargo, [Mc11,14]; [Mc11,21];
[1Cor16,22]; [Gál1,8]; [Gál3,10-12]. Cristo y los apóstoles mandan
bendecir siempre, incluso a los enemigos [Lc6,28]; [Rom12,14];
[Sant3,8-10].
Matrimonio
(ver Familia. Esposo-a) El matrimonio,
en cuanto unión de un hombre "esposo" y de una mujer
"esposa" en orden a constituir una familia, tiene para la
Biblia su origen en Dios [Gén1,27-28]; [Gén2,20-24], quien de suyo
lo desea monógamo e indisoluble [Mt19,4-5]; ver [Gén4,23-24], donde
el primer polígamo es presentado como un hombre cruel y vengativo.
Cierto que la Biblia se hace eco de la condescendencia de Dios con
las costumbres matrimoniales del tiempo [Gén24,2-8]; [Gén29,15-30];
[Gén38,6-26]; [Lev18,6-19]; [Dt7,1-3]; [Dt25,10]; [Rut2,20], entre
las que merecen especial atención la posibilidad de divorcio
[Dt21,15]; [Dt24,1] y la poligamia, favorecida esta última por el
gran aprecio de la fecundidad [Gén16,2]; [Gén29,15-30]; [Éx21,10];
[Dt21,10-15]; [1Sam1,2]. Pero el ideal es otro, por lo que desde
siempre se canta el amor exclusivo [Gén25,19-28]; [Gén41,50];
[Tob11,5-15]; [Jdt8,2-8]; [Pro5,15-20]; [Pro18,22]; [Si26,1-4]; todo
el Cantar de los Cantares y se valora muy positivamente la
estabilidad del matrimonio y la fidelidad de los esposos [Lev20,10];
[Dt22,22]; [Ez18,6]; [Mal2,14-16]. Con esto se va alumbrando el ideal
religioso del matrimonio que Jesús [Mt19,3-9]; [Mc10,2-12];
[Jn2,1-11] y Pablo [1Cor7,2-5]; [1Cor7,10-11]; [Ef5,31-33] reafirman
con fuerza, hasta el punto de considerar el matrimonio cristiano como
símbolo de la unión existente entre Cristo y la Iglesia
[Ef5,23-32]. Sin embargo, tanto Jesucristo como Pablo reconocen que
el hombre y la mujer pueden también realizarse fuera del matrimonio
como personas y como hijos y servidores del reino [Mt19,12];
[Lc14,26]; [Lc18,29-30]; [1Cor7,7-8]; [1Cor7,25-40].
Mediador
La historia bíblica recoge ejemplos de
hombres o mujeres que actúan como mediadores, es decir, como
intercesores o intermediarios ante otros hombres [1Sam19,1-7];
[1Sam25,14-35]; [Est7,1-7]; [He12,20].
La misma ley israelita preveía este tipo de
mediación [Éx21,22]; [Job9,33]. Pero
la Biblia se hace eco sobre todo de la mediación ejercida ante Dios
por una serie de personajes históricos: Abrahán [Gén18,22-33]
Moisés [Éx32,11]; [Éx32,14]; [Éx32,30-32]; [Dt5,23-30]
sacerdotes, reyes y profetas [Lev4,16-35]; [Núm15,22-28];
[1Sam7,8-9]; [1Sam12,19-23]; [2Sam6,18]; [Jer15,11]; [Jer18,20], el
siervo del Señor [Is53,4-12].
Mediaciones todas ellas que son anuncio y anticipo del único y
definitivo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo [Rom5,1];
[1Cor8,6]; [Col1,15-20]; [1Tim2,5]; [Heb4,14-16]; [Heb7,25];
[Heb12,24].
Mentira
Sobre todo en cuanto falso testimonio
contra el prójimo está severamente prohibida [Éx20,16];
[Éx23,1-3]; [Lev19,11-12]; [Dt5,20]; [Dt19,16-19]; [Pro12,17];
[Pro21,28]; [Zac8,17]; ver [Mt19,18] par. Pero la Biblia aborrece
cualquier tipo de conducta falsa y mentirosa [Jer9,7]; [Os4,2];
[Os7,1]; [Nah3,1]; [Sal5,7]; [Sal101,7]; [Pro6,16-19]; [Pro12,19];
[Pro12,22]; [Pro19,5]; [Pro19,9]; [Si7,13]; [Si20,24-26]; [He5,3-10];
[Ef4,25]; [Col3,8-9]; [1Tim1,10]; [Ap2,2]; [Ap21,8]; [Ap21,27];
[Ap22,15]. En todo caso, la mentira más radical consiste en no
reconocer a Dios y a su enviado Jesucristo [1Jn2,22], que son la
verdad esencial. Por eso al diablo se le llama padre de la mentira
[Jn8,44]; [Ap20,10]; ver [Gén3,1-5]; [Gén3,13-14]; por eso también,
mentira e idolatría se identifican frecuentemente en la Biblia
[Is44,9-20]; [Jer10,1-5]; [Sal115,4-8]; [Rom1,25].
Mesianismo. Mesias
Mesianismo es el término abstracto (no
usado en la Biblia) que deriva del vocablo Hebreo "mesías"
= "ungido, consagrado", y que en griego se traduce por
"Cristo". En su origen, la palabra "mesías" se
aplicaba a los sacerdotes [Lev4,3-5], a los patriarcas [Sal105,15],
probablemente a los profetas [1Re19,16], al pueblo entero de Israel
[Hab3,13] y sobre todo al rey, que era considerado el "ungido
del Señor" por antonomasia [1Sam9,16]; [1Sam11,35];
[1Sam15,1-17]; [Sal18,51]; [Sal20,7]; [Lam4,20]. A partir de la
profecía de Natán [2Sam7,12-16], el pueblo israelita comienza a
esperar la venida de un gran rey, descendiente de David, poderoso y
triunfador, a través del cual Dios hará realidad las promesas de
liberación y salvación hechas a su pueblo. A este personaje se
reserva el título de Mesías [Sal2,2]; [Sal132,10], [Sal132,17], que
con el paso del tiempo va incorporando diversos rasgos reales
[Gén49,8-12]; [Núm24,3-9]; [Núm24,15-19]; [Is7,10-25]; [Is9,1-6];
[Is11,1-9]; [Zac9,9-10]; [Sal2,1]; [Sal72,1]; [Sal110,1], proféticos
[Is42,1-7]; [Is49,1-9]; [Is50,4-9]; [Is52,13-53]; [Is52,12],
sacerdotales [Zac4,1-6]; [Zac4,10-14]; [Sal110,1], Apocalípticos
[Dan7,13-14]. El NT reclama para Jesús de Nazaret el título de
Mesías y el cumplimiento en él de todas las esperanzas mesiánicas
[Mt1,1]; [Mt1,16-18]; [Mt2,4]; [Mt11,2]; [Mt16,16]; [Mt16,20-21];
[Mt22,42]; [Mt23,10]; [Mt24,5]; [Mt26,63]; [Mt27,17]; [Mt27,22];
[Mc1,1]; [Mc9,41]; [Mc14,61]; [Lc2,11]; [Lc2,26]; [Lc24,26];
[Jn1,17]; [Jn1,41]; [Jn9,22]; [Jn11,27]; [Jn17,3]; [Jn20,31];
[He2,31]; [He2,36]; [He3,18]; [He3,20]; [He5,42]; etc. Parece cierto
que Jesús mismo apenas utilizó este título "si es que lo
utilizó alguna vez", sin duda para evitar que fuese entendido
como un mesías político [Mt16,20]; [Mc1,34]; [Mc8,29-30]; [Lc4,41].
Pero a partir de su muerte y resurrección, la primera comunidad
cristiana, superado el peligro de malentendidos, empleó con
profusión y sin reservas el título de Mesías = Cristo como nombre
propio de Jesús. San Pablo lo usa más de cuatrocientas veces.
Milagro
La Biblia se hace eco con relativa
frecuencia, atribuyéndolos a la potencia divina, de acontecimientos
extraordinarios que desbordan el curso normal de la naturaleza y
resultan, por tanto, humanamente inexplicables. Son acontecimientos
que provocan asombro y admiración [Éx3,2-3]; [Éx3,7-15];
[Dt4,32-37]; [1Re17,7-24]; [1Re18,36-39];
[2Re2,19-25]; [2Re4,1] - [2Re5,1];
[Mc1,25-28]; [Mc2,11-12]; [Mc4,41]; [Mc5,42]; [Mc6,51-52]; [Mc7,37];
[Mc9,6]; [Lc5,26]; [Jn6,19]; [He3,6-10]; [He8,13]; [He14,10-11];
[He28,5-6]. Pero en tales casos, más allá del asombro y la
admiración, la Biblia pone el énfasis no en lo maravilloso del
acontecimiento, sino en lo que dicho acontecimiento tiene de
revelación de Dios y de signo de salvación [Éx10,1]; [Éx15,1-21];
[Núm14,22]; [Jos24,11-18]; [Sal106,7]; [Sal107,8]; [Mt8,25-27];
[Mt9,1-8] par; [Mt11,4-5], [Mt14,30-32]; [Lc5,6-10]; [Lc13,12-16].
Esto vale sobre todo para el cuarto evangelio [Jn2,11]; [Jn4,48-54];
[Jn5,1-20]; [Jn6,1-15]; [Jn6,26-27]; [Jn9,1]; [Jn11,1]. No es el
milagro por el milagro lo que interesa a la Biblia, sino el milagro
en orden a la salvación. De ahí su profunda y permanente relación
con la fe y la conversión [Gén15,2-6]; [Núm14,11]; [Dt8,3];
[Is7,10-14]; [Sal78,32]; [Sal95,8-9]; [Mt11,20-24] par; [Mt13,58];
[Mt16,1-4]; [Mc2,5-12]; [Mc5,34-36]; [Mc6,5-6]; [Mc9,23-24];
[Mc10,52]; [Lc1,45]; [Lc1,49]; [Lc7,9-10]; [Jn9,7]; [Jn9,35-38];
[He9,32-35]; [He9,40-42]; [He16,25-34]. De ahí que los milagros
bíblicos nunca son signos arbitrarios y ostentosos, sino que en
cierta manera realizan ya incoativamente lo que significan: inician
la victoria sobre la enfermedad [Mt4,23-24]; [Mt8,1-17], sobre el
pecado [Mc2,1-12], sobre la muerte [Lc7,11-17]; [Jn11,1-44], sobre
una naturaleza hostil [Mt8,23-27], sobre Satanás [Mt4,1-11];
[Mt4,16]; [Mt4,28-33]; [Mt9,32-34]; [Mt12,22]; [Mt17,14-21].
Ministerio. Ministros
(ver Diácono) Palabras todas ellas que
en la Biblia evocan la idea de servicio o dedicación a una cosa.
Pueden hacer referencia a un servicio profano [Est1,10]; [Est6,1-5],
aunque ejercido por lo común dentro de la Iglesia-pueblo de Dios
[Éx24,13]; [Jos1,1]; [He6,1]; [He11,29]; [He12,26]; [Rom15,31];
[2Cor8,4]; [2Cor9,1]; [2Cor9,12]. Casi siempre, sin embargo, designan
un servicio estrictamente religioso [Is61,6]; [Ez44,11]; [Jl1,9];
[He1,17]; [He1,25]; [He20,24]; [He21,19]; [1Cor16,15]; [2Cor4,1];
[2Cor5,18]; [2Cor6,3-4]; [2Cor11,23]; [Col1,23]; [Col4,17]; [Ef3,7];
[1Tim1,12]; [2Tim4,5]. Son diversas las personas a quienes se concede
el título de ministro [1Cor3,5]; [Ef6,21]; [Col1,7]; [Col4,7];
[1Tim4,6] y variados los ministerios a desempeñar [Rom12,7];
[1Cor12,5-11]; [1Cor12,28-30]; [Ef4,11-12]; [1Pe4,11]. Pero el NT da
sobre todo el título de ministros a los responsables y animadores de
la comunidad cristiana: apóstoles, obispos, presbíteros, diáconos,
catequistas [He6,1-6]; [He14,23]; [He15,2]; [He15,4]; [He15,6];
[He15,22]; [He16,4]; [He20,17]; [He20,28]; [1Cor3,5]; [2Cor6,4];
[Ef3,7]; [Flp1,1]; [Col1,7]; [Col1,23-25]; [1Tim3,1-7];
[1Tim5,17-22]; [2Tim1,6]; [Tit1,5-9]; [Sant5,14]; [1Pe5,14].
Misericordia
(ver Amor) Es el amor en cuanto se
compadece eficazmente de las necesidades y las dolencias ajenas. El
Dios de la Biblia es un Dios misericordioso con todos [Éx34,6-7];
[Sal86,15-16]; [Sal145,8-9]; [Jon4,2]; [Jon4,11]; [Mt5,45];
[Mt6,25-33], pero especialmente con su pueblo [2Re13,23]; [Is30,18];
[Is54,8]; [Jer12,15]; [Jer30,18]; [Zac1,12-13] y con los más débiles
e indefensos [Éx22,26]; [Os14,4]; [Sal25,15-16]; [Sal103,1].
Misericordia de Dios que se hace personalmente visible y operante en
Jesús de Nazaret [Mc1,41]; [Mc6,34]; [Mc10,46-52]; [Lc1,50];
[Lc1,54]; [Lc4,18-21]; [Lc7,13], a quien todos los cristianos deben
imitar [Mt5,7]; [Mt9,13]; [Mt12,7]; [Lc6,36]; [Sant2,13].
Misión: (ver Vocación) Encargo
especial que Dios hace a todo un pueblo o a unos personajes
singulares dentro de él, para que Colaboren en la realización de su
plan universal de salvación. Abrahán [Gén12,1-3], Moisés
[Éx3,10-16], los profetas [Is6,8-9]; [Jer1,5-10]; [Ez3,1-9];
[Am7,15], el siervo del Señor [Is42,6-7]; [Is49,1-6], María
[Lc1,30-31], Juan el Bautista [Lc1,16-17]; [Lc1,76-79], Pablo
[He9,6]; [He9,15-16], el pueblo entero de Israel [Dt4,5-6];
[Is43,10-12]; [Is55,3-5] son destinatarios de una misión salvífica.
Pero la misión por excelencia es la que Dios Padre confía a su Hijo
Jesucristo [Mt3,17]; [Mt17,5]; [Mt21,33-42]; [Jn3,17]; [Jn5,24];
[Jn12,49]; [Rom8,3]; [Gál4,4-5], que se completa con el envío del
Espíritu [Jn14,16]; [Jn14,26]; [Jn15,26]; [Jn16,7] y se
prolonga en la misión de la Iglesia
[Mt10,5-16]; [Mt28,10-20]; [Jn4,38]; [Jn17,18].
Misterio
Con esta palabra se alude no tanto a la
realidad divina, desconocida e inaccesible al hombre, cuanto a los
planes profundos de Dios susceptibles de ser revelados a los suyos
[Gén18,17]; [Núm24,16]; [Am3,7]; [Dan2,17-19]; [Dan2,27-28];
[Dan2,47]; [Dan4,6]; [Bar2,22]; [Sap6,22]. Planes encaminados a
salvar a su pueblo, ocultos durante siglos [Ef3,5]; [Ef3,9];
[Col1,26]; ver [1Cor2,7], pero descubiertos y dados a conocer en la
persona de Cristo [Mc4,11]; [Rom16,25-26]; [Ef1,9]; [Ef3,3-5];
[Col1,26-27]; [Col2,2]; [Col4,3]. Planes de salvación, que Dios
llevará a su término [Ap10,7] venciendo cualquier oposición
[2Tes2,7-8].
Muerte
La Biblia habla de dos clases de muerte
la física-biológica y la espiritual. a) La muerte física es el
acabamiento del hombre en cuanto ser terreno. Se trata de un destino
que afecta a todos los hombres [2Sam14,14]; [1Re2,1-2]; [Sal89,49];
[Sal90,3]; [Qo3,2]; [Qo9,5]; [Si8,7]; [Si14,17]; [Heb9,27]; sólo
Dios conoce el momento [Job14,5]; [Qo3,20]; [Si17,1-2], mientras que
el hombre lo ignora por completo [Qo9,12]; [Lc12,20]; [Lc12,40];
[Ap3,3]. La muerte física tal como hoy acontece, entre angustias e
incertidumbres, es consecuencia del pecado del hombre [Gén2,17];
[Gén3,3]; [Gén3,19]; [Bar1,13-14]; [Si41,4]; [Rom5,12-17];
[1Cor15,21-22]; [1Cor15,56]. Dios puede liberarnos de esta muerte,
tanto manteniéndola de momento alejada de nosotros [Sal13,4];
[Sal49,15-16]; [Sal116,3] como sobre todo venciéndola mediante un
proceso de resurrección e inmortalidad [Is25,8]; [Ez37,1-14];
[Os13,14, [Sal16,10-11]; [Sal49,16]; [Dan12,2-3]; [2Mac7,9-33];
[Bar3-5]. Esta victoria sobre la muerte alcanza su punto culminante
en Jesucristo, que la anticipa ya en su vida mortal a través de sus
milagros [Mt9,23-26] par; [Lc7,11-16]; [Jn11,28-44], la verifica en
su propio cuerpo resucitado [Mt28,1-6] par; [Jn2,1-9]; [He2,23-24];
[He3,15]; [Rom6,9]; [1Tes1,10]; [Ap1,18] y la comparte con la nueva
humanidad redimida por él [1Cor15,26]; [Heb2,14-15]; [1Pe4,6];
[Ap20,13-14]; [Ap21,4]. b) La muerte espiritual es la situación de
lejanía de Dios en cuanto Dios es vida y fuente de vida. Durante la
existencia terrena del hombre, esta muerte espiritual se materializa
en el hecho del pecado, que, si no se elimina oportunamente, acarrea
la ruptura definitiva de la comunión con Dios o "segunda
muerte" [Ap2,11]; [Ap20,6]; [Ap20,14]; [Ap21,8]. Esta
muerte-lejanía de Dios, temporal o definitiva, causada por el
pecado, había sido intuida por los profetas [Ez18,1]; [Ez33,7-20];
los autores del NT se refieren expresamente a ella [Rom1,32];
[Rom6,16]; [Rom6,21-23]; [Rom8,6]; [Gál6,8];
[Sant1,15]. También, y sobre todo, de
esta muerte "lo mismo que de la muerte físico-biológica"
nos libera Cristo [Jn5,24-26]; [Rom5,21]; [1Cor15,21]; [1Jn3,14].
Mujer
En el plan creador de Dios descrito por
la Biblia, la mujer desempeña un papel en todo semejante al del
hombre [Gén1,27-28]; [Gén2,18-24]; [Gén3,20]; [Pro19,14]; ver
[Mc10,6-12]. Igualmente en la historia religiosa de Israel, y en
última instancia en la historia de la salvación, el protagonismo de
la mujer es importante, tanto para el mal [Gén3,6]; [Núm12,1-10];
[Jue14,15-20]; [Jue16,4-21]; [1Re11,1-8]; [1Re18,13]; [1Re19,1-2];
[1Re21,25-26]; [Is3,16-24]; [Am4,1-3]; [Pro9,13-18]; [Pro21,9];
[Pro21,19]; [Qo7,26]; [Si25,13-26] como para el bien [Gén3,15];
[Éx15,20-21, [Jos2,1-6]; [Jue4,1] - [Jue5,1]; [Rut1,1] - [Rut4,1];
[Jdt8,16]; [Est2,1]; [Est4,1]; [Est8,1]; [2Re22,14-20]; [Sal68,26];
[Pro31,10-31]; [Si26,1-3]; [Si36,21-27]. No obstante, debe
reconocerse que el ambiente cultural en el que se mueve la Biblia
"incluso en el NT" limita un tanto los derechos y valores
de la mujer [Núm5,11-28]; [Núm27,1-11]; [Dt24,1]; [Si42,9-12].
Jesús, sin embargo, reclama para la mujer la misma dignidad y los
mismos derechos que para el hombre; y lo hace no tanto con sus
palabras cuanto con su actitud, nace de mujer [Mt1,25]; [Lc2,7]; no
rehuye el trato con las mujeres [Lc7,36-47]; [Lc10,38-41];
[Jn4,1-28], a las que alaba por su fe y su generosidad [Lc7,50];
[Lc8,48]; [Lc21,1-4]; [Mt15,28]; [Mt26,10-13] y de las que acepta sus
servicios [Lc8,1-3]; ver [Mt27,55-56] y [Jn19,25]; las hace
protagonistas de sus milagros y parábolas [Lc7,12]; [Lc8,43-55];
[Lc13,10-13];
[Lc15,8-16]; [Lc18,1-5]; [Mt8,14-15];
[Mt13,33]; [Mt18,21-28]; las pone como ejemplo [Mt25,4] y las
constituye en primeras anunciadoras de su resurrección [Mt28,5-9];
[Mc16,7-10]; [Lc24,9-10]; [Jn20,1-2]; [Jn20,18]. Más aún, en la
perspectiva del NT, la criatura cumbre de Dios, la escogida para ser
la más cercana Colaboradora de Jesús en la obra de la salvación,
es una mujer: María [Lc1,26-38]; [Lc1,42-49]; [Lc2,7]; [Lc2,33-35];
[Jn2,1-5]; [Jn19,25-27]; ver [Ap12,1-6]. En esta misma línea de
valoración positiva de la mujer se mueve el resto del NT [He1,14];
[He9,36-41]; [He12,12]; [He16,14-15]; [He18,2]; [He18,18], incluido
san Pablo, a quien se ha acusado de un cierto antifeminismo (ver
[1Cor11,3]; [1Cor11,8]; [1Cor11,10]; [1Cor11,12]; [1Cor14,34];
[Ef5,22-24]; [Ef5,33]; [Col3,18]; [1Tim2,11-12]); este antifeminismo
no es tal si se tiene en cuenta el marco sociológico en el que se
mueve san Pablo y el papel que, a pesar de este marco, hace jugar a
la mujer [1Cor11,11]; [Gál3,28]; [Ef5,25]; [Ef5,32]; [Col3,11].
N
Nacimiento
Siempre en la Biblia el nacimiento de
un hijo es motivo de alegría [Gén4,1]; [Jer20,15]; [Lc1,58]. Pero
esta alegría alcanza su punto culminante con el nacimiento del
mesías [Lc2,10], que es anuncio y prenda del nuevo nacimiento según
el Espíritu, barruntado ya en el AT [Is66,10-13] y hecho realidad en
el NT [Jn1,13]; [Jn3,3-8]; [2Cor5,17]; [Gál6,15], [Tit3,5];
[1Pe1,23]; [1Jn2,29]; [1Jn3,9]; [1Jn4,7]; [1Jn5,1].
Naciones
Con este vocablo designa la Biblia a
todas las gentes que no forman parte del pueblo de Dios. Las naciones
no gozan de los privilegios de Israel [Dt4,6-8]; [Dt4,32-38];
[Dt7,6]. Israel, por su parte, no debe dejarse seducir religiosamente
por los cultos idolátricos de las naciones [Jue2,11-13];
[Jue2,20-23]; [Jue3,1-7]; [1Re11,5-10]; [2Re16,10-18]; [2Re21,3-7];
[1Mac1,41-54], so pena de ser sojuzgado políticamente por ellas. El
juicio de Dios será especialmente severo con las naciones [Is13,1] -
[Is21,1]; [Is24,7-23]; [Jer46,1] - [Jer51,1]; [Ez25,1] - [Ez32,1];
[Jl4,9-14]; [Zac14,1-6]; [Zac14,12-14]; ver [Bar13,1-9];
[Rom1,18-32], pero los planes definitivos de Dios sobre las naciones
son también planes de salvación [Gén12,3]; [Gén49,10]; [Is2,2-5];
[Is11,10]; [Is19,16-25]; [Is42,4]; [Is45,14-25]; [Is49,6];
[Is60,1-16]; [Is66,18-21]; [Zac14,16]; [Sal47,1]. Así lo confirma de
manera contundente el NT [Mt8,11]; [Mt28,19]; [Lc2,30-32]; [Lc24,47];
[He1,8]; [He2,1]; [He10,1]; [He15,1]; [Rom1,16]; [Rom3,21-30];
[Rom10,12-18]; [Gál1,15-16]; [Gál2,7-9]; [Gál3,6-9].
Nombre
En el mundo semita el nombre se
identifica casi con el ser mismo de una persona o de una cosa. Si
Dios revela su nombre misterioso, revela todo su poder y su grandeza
[Gén32,30]; [Éx3,13-20]; [Éx6,3]; [Jue13,18]. Conocer e invocar el
nombre de Dios equivale a solicitar y sentir su protección
[2Crón20,8-9]; [Sal91,14-15]; [Pro18,10]. Alabar [Is25,1], amar
[Sal5,12], santificar [Is29,23]; [Is36,23] o, por el contrario,
profanar [Is52,5]; [Ez36,20-23]; [Am2,7] el nombre de Dios, son
acciones que tienen por objeto a Dios mismo. Poner cambiar o
pronunciar el nombre de una persona o de una cosa es señal de
dominio sobre ella [Gén2,19-20]; [Gén17,1]; [2Sam12,27];
[2Re23,34]; [2Re24,17]. Con frecuencia la Biblia destaca el contenido
salvífico de un nombre concreto [Gén17,15]; [Gén32,29]; [Is7,3];
[Os1,4-9]; [Mt1,21]; [Mt16,18]; [Lc1,13]; [Jn1,42]. En el NT el
nombre por excelencia es el de Jesús [Lc2,21]; [Mc9,39]; [Mc16,17];
[Jn14,14]; [Jn15,16]; [Jn16,23]; [Jn16,26]; [He4,12]; [He8,16];
[He10,43]; [He10,48], [1Cor6,11]; [Flp2,9-10].
Número
En relación con el uso de los números
en la Biblia es preciso tener en cuenta lo siguiente a) Hay que
verificar si el texto en que aparecen números se ha transmitido con
fidelidad o ha sido alterado. b) Es frecuente el empleo de los
números con valor simplemente aproximativo [Gén43,34]; [Núm9,22];
[1Re7,23]; [Mt10,29]; [Lc12,6]; [1Cor14,19]. c) Es indudable el
empleo convencional de ciertos números: el 3 indica énfasis o
insistencia [1Re17,21]; [Is6,3]; [Jer7,4]; el 4 sugiere totalidad
[Gén2,10]; [Is11,12]; [Ez37,9]; con el 7 se alude a una cantidad
considerable [Gén4,15]; [Gén4,24]; [Pro24,16]; [Mt18,21-22];
[Mc16,9]; el 5 y el 10 tienen valor mnemotécnico [Gén31,7];
[Éx7,14]; [Éx12,29]; [Éx34,28]; [Núm7,17]; [Núm7,23]; [Núm7,29];
[Dt4,13]; el 40 designa los años de una generación, y por tanto un
período amplio sin precisar demasiado [Gén7,4]; [Éx24,18];
[Núm14,34]; [Jue3,11]; [Jue3,30]; [Jue5,31]. d) Del empleo
convencional se pasa con facilidad al empleo simbólico: el 4 es
símbolo de plenitud [Ez1,5]; [Ez14,21]; [Mt5,1-10] "8
bienaventuranzas = 2 veces cuatro"; [Lc6,20-23]; [Ap4,6]; el 7
simboliza todo lo que está perfecto y acabado [Gén2,1-3]; [Lev4,6];
[Lev4,17]; [Núm28,11]; [Ez45,23]; [Job42,8]; [Dan9,2]; [Dan9,24];
[Ap1,12]; [Ap1,16]; [Ap3,1]; [Ap4,5]; [Ap5,1]; [Ap8,2]; [Ap10,3];
igualmente el 12 "número de las tribus israelitas"
llega a ser cifra sagrada dentro del pueblo de Dios [Mt19,28];
[Ap7,4-8]; [Ap12,1]; [Ap21,12-14]. Digamos, para concluir, que el
valor aritmético de un número en la Biblia debe ser probado en cada
caso.
O
Obediencia
Es la escucha atenta de la palabra de
Dios y el acatamiento de su voluntad [Gén26,5]; [Éx4,1]; [Éx5,2];
[Dt4,30]; [Dt15,5]; [Dt26,17]; [Jos24,24]. Jesucristo es el mejor
ejemplo de esta escucha y este acatamiento [Mt14,36]; [Jn4,34];
[Jn5,30]; [Jn5,36]; [Jn6,38]; [Jn8,55]; [Rom5,19]; [Flp2,8];
[Heb5,8]; [Heb10,9-10]. Los cristianos deben imitar esta actitud de
Cristo "y de María [Lc1,38]" en lo que se refiere a
los planes de Dios [Rom1,5]; [Rom10,16]; [Rom16,26]; [2Cor10,5]; ver
[Dt17,14]; [Dt18,22], sin olvidar que, mantenida en sus justos
límites, la obediencia es también un valor importante en las
relaciones familiares y sociales [Dt21,18]; [Pro30,17]; [Rom13,1-2];
[Ef5,22]; [Ef6,1].
Obras
La revelación bíblica habla de las
obras de Dios y de las obras del hombre. Las obras de Dios
""maravillas de Dios", como las llama el salmista
[Sal77,12-15]" se hacen presentes en la creación del mundo
[Gén14,19]; [Is40,12-26]; [Job36,22-39]; [Job36,30]; [Sal8,1];
[Sal19,1]; [Sal145,1] y en la historia de la salvación [Dt3,24];
[Dt11,2-7]; [Jos24,31]; [Is5,12]; [Is22,11]; [Is41,4]; [Is45,1-6];
[Sal28,5]; [Sal66,3-6]. Pero la obra maestra de Dios es Jesucristo, a
través del cual el Padre realiza toda su acción recreadora y
salvadora [Jn5,17]; [Jn5,20]; [Jn5,36]; [Jn7,3]; [Jn9,4];
[Jn10,32-38]; [Jn15,24]; [Jn17,4]. Las obras del hombre, por su
parte, tienen como fin Colaborar a que la obra de Dios, tanto
creadora como salvadora, alcance su perfección [Gén1,28];
[1Cor3,9]; [Col4,11]; [1Tes3,2]. Por lo mismo, también aquí la obra
por excelencia del hombre consiste en "creer en Dios y en su
enviado Jesucristo" [Jn6,28-29]. Expresión necesaria de esta fe
vivificada por el amor [Gál5,6], que es don de Dios [Ef2,8-10], al
que el NT vincula la salvación [Rom3,22]; [Rom3,28]; [Gál3,16], son
todas las demás obras buenas con las que el cristiano debe Colaborar
al plan salvador de Dios [Mt25,1-46]; [Gál5,22-23]; [Ef2,10];
[1Tes1,3]; [Sant2,14-26]; [Ap14,13].
(ver Trabajo. Trabajador)
Obrero
Oración
La Biblia entera, en cuanto historia de
salvación, está traspasada por esta intercomunicación entre Dios y
el hombre que llamamos "oración". En el AT, Abrahán y
Moisés interceden
por los suyos [Gén18,22-32];
[Éx32,11-14]; Moisés, Ana, David, Tobías y Judit alaban y
dan gracias a Dios [Éx15,1-18];
[2Sam2,1-10]; [2Sam22,1]; [Tob13,1]; [Jdt16,2-21] David y Salomón
alaban, interceden y suplican [2Sam7,18-29]; [1Re8,22-53]; Jeremías,
Daniel, Ester, Esdras y Nehemías reconocen los pecados propios y del
pueblo solicitando el perdón de Dios [Jer14,7-9]; [Jer14,19-22];
[Dan9,4-19]; [Est4,17]; [Esd9,6-15]; [Neh1,5-11]; [Ezequias, Josafat,
Jonás, Sara, Judit, Judas Macabeo piden ayuda y protección
[2Re20,3]; [2Crón8,6-12]; [Tob3,11-15]; [Jdt9,1-14]; [2Mac15,22-24]
El libro entero de los Salmos es una magnifica antologia de toda
clase de oraciones, públicas y privadas, recitadas y cantadas. En el
NT Jesucristo es modelo de oración [Mt11,25-26]; [Mt26,36-42];
[Mc8,6]; [Lc3,21]; [Lc5,16]; [Lc6,12]; [Lc9,18]; [Lc9,28]; [Lc11,1];
[Lc22,32]; [Lc23,34]; [Lc23,46]; [Jn11,41]; [Jn17,1-26] e invita a
los suyos a una oración continua perseverante, humilde, agradecida y
confiada [Mt6,5-13]; [Mt7,7-11]; [Mt9,38]; [Mt17,21]; [Mt18,19];
[Mt26,41]; [Mc11,24]; [Lc11,5-13]; [Lc17,16-18]; [Lc18,1-14];
[Jn4,23-24]. La oración preside todos los momentos importantes de la
primera comunidad cristiana [He1,14]; [He1,24-25]; [He4,24-31];
[He6,4-6]; [He8,15]; [He9,40]; [He10,9]; [He12,5]; [He13,3];
[He14,23]; [He20,36]; [He21,5], y san Pablo sobre todo hace de ella
uno de los pilares insustituibles de la vida cristiana [Rom1,10];
[Rom15,30-31]; [1Cor1,4]; [2Cor9,11-15]; [2Cor12,8]; [Ef6,18];
[Flp1,3]; [Flp4,6]; [Col1,9]; [Col4,12]; [1Tes3,10]; [1Tes5,17];
[1Tim2,1-3]; [Flm4,22].
Oráculo
Palabra que Dios dirige a los hombres,
bien directamente, bien a través de intermediarios. Originariamente
es posible que tenga el sentido de respuesta a una consulta que se
hace a la divinidad [Gén25,22-23]; [Éx18,15]; [Éx33,7];
[2Sam7,1-7]; [1Re22,5-9], sobre todo a través de los sacerdotes
[Éx28,30]; [Jue18,4-6]; [Jue20,23-28]. Frecuentemente, sin embargo,
es Dios mismo quien toma la iniciativa, ya sea mediante visiones o
sueños [Núm12,6]; [1Sam3,1-14]; [1Re19,1]; [Is6,1]; [Jer1,11-13];
[Ez1,1]; [Ez3,1]; [Ez37,1-10]; [Dan7,1]; [Dan10,1]; [Mt1,20-21];
[Mt2,13]; [Mt2,19-20]; [Ap1,2], ya mediante la palabra de los
profetas, que suelen introducir sistemáticamente muchos de sus
mensajes con la expresión "oráculo del Señor" [Is1,24];
[Is13,1]; [Is14,22]; [Is15,1]; [Is17,1]; [Jer2,3]; [Jer2,9];
[Jer2,12]; [Jer2,19]; [Jer2,22]; [Jer2,29]
P
Padre Dios
La consideración de Dios como padre
"común, por lo demás, a las antiguas religiones orientales"
adquiere ya en el AT caracteres singulares. En primer lugar, la
paternidad de Dios se afirma en una perspectiva comunitaria: los
hijos de Israel, en virtud de la elección-alianza, son también
"hijos del Señor" [Éx4,22]; [Núm11,12]; [Dt14,1];
[Is1,2]; [Is30,1]; [Is30,9]; [Is45,11]; [Jer3,14]; [Os11,1-6]. El
Señor es el Padre de Israel [Is63,16]; [Is64,7]; [Jer3,19];
[Mal1,6]; [Tob13,4]. No se trata, evidentemente, de una paternidad
física, sino de una función de protección amorosa y de soberanía
providencial que alcanza también a los individuos singulares del
pueblo [Si23,1-4]; [Sap2,13-18]; ver [Sal27,10]; [Sal103,13];
[Pro3,12], entre los que destaca el rey [2Sam7,14-15]; [Sal2,7];
[Sal89,27-28] Pero será Jesús de Nazaret quien revele de forma
definitiva toda la profundidad de la paternidad divina, tanto en su
dimensión intratrinitaria: Dios es el Padre de nuestro Señor
Jesucristo [Mt7,21]; [Mt11,27]; [Mt16,18]; [Mt1,11]; [Mt9,7];
[Lc2,49]; [Lc22,29]; [Jn1,14]; [Jn1,18]; [Jn5,19-47]; [Jn6,40];
[Jn8,54-55]; [Jn10,36-38]; [Jn11,41-42]; [Rom15,6]; [2Cor1,3];
[2Cor11,31]; [Ef1,3]; [1Pe1,3], como en relación con los hombres
[Mt6,1-18]; [Mt6,25-34]; [Mt7,11]; [Lc6,36]; ver [Lc15,11-32];
[Rom8,14-17]; [Gál4,5-7]; [Ef1,5]; [1Jn3,1-2].
Padres
En sentido amplio, la Biblia entiende
por "padres" los antepasados de un pueblo o de un clan
familiar [Gén10,21]; [Gén28,13]; [Éx3,13-16]; [Dt1,11]; [Dt1,21];
[Dt26,5]; [2Re14,3]; [Mt23,30]; [Lc1,55]; [Lc6,23]; [Jn4,20];
[Jn6,31]; [He3,13]; [He7,2]; [He13,36]; [He15,10]; [Rom9,5];
[1Cor10,1]; [2Pe3,4]. En alguna ocasión se usa el vocablo padre en
sentido figurado para designar una relación de cercanía entre dos
cosas o personas [2Re6,21]; [Job29,16]; [Job38,28]; [Mt23,9]. En
sentido estricto, padres son los que engendran físicamente a un
hijo. El AT concede a los padres la máxima autoridad, y recaba para
ellos el mayor honor y respeto dentro de la familia [Éx20,12];
[Éx21,17]; [Lev19,3]; [Dt5,16]; [Dt27,16]; [Pro19,26]; [Pro20,20];
[Pro23,22]; [Pro30,17]; [Si3,1-16]. Lo mismo hace el NT [Mt15,4];
[Mt19,19]; [Ef6,1-4]; [Col3,20-21]; [1Tim5,4], pero con una
importante salvedad el reino de Dios Padre y de su Hijo Jesús
prevalece ante cualquier paternidad humana [Mt10,37]; [Lc2,48-50];
[Lc9,59-60]; [Lc14,26]; [Lc18,29]
Palabra. Palabra de Dios
En el mundo al que pertenece la Biblia
la "palabra" no es un simple medio de comunicación entre
los hombres, no es el mero signo sensible representativo de una idea.
Es algo más. Es un principio activo, dotado de eficacia, que
participa del dinamismo de la persona que la pronuncia y en cierto
modo subsiste por sí misma [Pro18,4]; [Dt32,1-2]. De ahí la
eficacia que se atribuye a las bendiciones y maldiciones
[Gén27,7-38]; [Dt27,1] - [Dt28,1]; [Jos6,26]; [1Re16,34]. De ahí el
valor de la palabra pronunciada a la hora de enjuiciar la vida del
hombre [Sal5,10]; [Sal10,7]; [Pro10,20-21]; [Si5,13-14]; [Si27,4-7]
De ahí la importancia del buen o mal uso de la palabra [Pro12,6];
[Pro12,18]; [Pro15,23]; [Qo3,7]; [Si5,14]; [Si28,25]; [Sal39,2];
[Sal141,3]; [Sant1,19]; [Sant3,1-2]. En este marco
religioso-cultural no debe extrañar
que la palabra de Dios cobre un protagonismo singular. Es el medio
privilegiado por el que Dios entra en comunicación con el hombre. En
primer lugar, en cuanto palabra creadora, conservadora y salvadora,
que hizo y sigue haciendo eficazmente lo que quiere [Gén1,3];
[Jdt16,14]; [Is40,8]; [Is40,26]; [Is44,26-28]; [Is48,12-15];
[Is55,10-11]; [Jer1,12]; [Lam3,37]; [Job37,6]; [Sal29]; [Sal33,6-9];
[Sal107,20]; [Sal107,25]; [Sal147,15-18]; [Sap9,1]; [Sap11,25];
[Sap16,26]; [Sap18,14-16]; [Si42,15]. En segundo lugar, en cuanto
realidad reveladora del sentido de los acontecimientos y las cosas
[Jos24,2-13]; [Éx3,13-15]; [Éx20,1]; [Is2,3-5]; [Os2,16];
[Am8,11-12], en cuanto ley y regla de vida [Éx20,1-17]; [Éx34,28];
[Dt4,13]; [Dt10,4]; [Dt5,6-22]; [Sal119,1] y en cuanto anuncio y
promesa de un porvenir glorioso [Gén15,13-15]; [Éx3,7-10];
[Jos1,1-5]; [Is40,1] - [Is55,1]; [Jer31,31-34]. Como portadores
privilegiados de su palabra, Dios escoge a unos hombres, los
profetas, en cuya boca la palabra de Dios es como la espada y el
fuego [Is49,2]; [Jer5,14]; [Jer23,29]; [Os6,5] y exige ser proclamada
por encima de todos los riesgos [1Re19,9-11]; [Jer20,7-9] "ver
[Jer15,16]"; [Am3,8]. El AT inicia un proceso de personificación
de la palabra divina [Is55,11]; [Sal107,20]; [Sal147,5]; [Sap16,2];
[Sap18,14-16], proceso que culmina en el NT cuando Dios se nos revela
en su Hijo Jesucristo como palabra substancial, que se hace hombre
entre los hombres [Jn1,1-14]; [1Jn1,1-3]; [Ap1,2]; [Ap19,13] A partir
de este hecho fundamental se entiende todavía mejor que la palabra
de Dios en Cristo sea una realidad creadora [Heb1,3], reveladora de
los misterios de Dios [Mt7,24]; [Mt13,19-23] par; [Jn2,22]; [Jn4,41];
[Jn5,24]; [Jn5,38]; [Jn8,37-38]; [Jn17,14-17], resucitadora y
portadora de vida y salvación [Mc5,41]; [Lc7,14]; [Jn5,24-28];
[Jn6,63]; [Jn8,51]; [Jn11,43-44]; [1Tim4,5]; [Sant1,21], poderosa,
penetrante y eficaz [1Tes2,13]; [2Tim2,9]; [Heb4,12]; [1Pe1,23];
[2Pe1,19]. Por tanto, nadie puede permanecer indiferente ante la
palabra de Dios [Mt7,24-27]; [Mt13,18-23]; [Mc8,38]; [Lc6,46-49];
[Jn5,24]; [Jn10,19]; [Jn12,47-49]; [He13,46-48]; [1Cor15,1-2];
[Ef1,13]; [Col1,5-6]; [1Tes1,6]; [Sant1,21-25], llegando si es
preciso hasta el martirio [Ap1,9]; [Ap6,9]; [Ap12,11]; [Ap20,4].
Parusía
Término técnico utilizado en el NT
para designar la "venida" gloriosa de Jesús al término de
la historia humana [Mt24,3]; [Mt24,27]; [Mt24,37]; [1Cor15,23];
[1Tes2,19]; [1Tes3,13]; [1Tes4,15]; [1Tes5,23]; [2Tes2,1]; [2Tes8,1];
[Sant5,7-8]; [2Pe1,16]; [2Pe3,4]; [2Pe3,12]; [1Jn2,28]. La primera
comunidad no distinguió bien entre proximidad teológica y
proximidad cronológica, por lo que durante algún tiempo esperó la
parusía como algo inminente [Rom13,11-12]; [1Cor7,29-31];
[1Cor10,11]; [Flp3,20]; [Flp4,5]; [Heb10,37]; [1Pe4,7]; [1Jn2,18];
[Ap3,11]; [Ap22,20]. En [2Pe2,8-10] se da una explicación del
retraso de la parusía.
Parábola
Narración más o menos extensa que,
bajo el aspecto de una comparación, está destinada a ilustrar y
profundizar el sentido de una enseñanza ético-religiosa. Cuando
todos los detalles de la narración tienen un significado propio, la
parábola se convierte en alegoría [Is5,1-6]; [Ez17,1]; [Jn10,1-16];
[Jn15,1-6]. En el AT son escasas las parábolas (ver [Jue9,8-15];
[2Sam12,1-4]; [2Sam14,5-7]; [2Re14,9]). En cambio, Jesús las utilizó
ampliamente en relación con el reino de Dios, tanto para llamar la
atención sobre su misteriosa profundidad [Mt13,10-16]; [Mc4,10-12]
como para iluminar los múltiples aspectos del mismo [Mt13,1];
[Mt18,21-35]; [Mt20,1-16]; [Mt21,28-46]; [Mt22,1-14]; [Mt25,1-30];
[Lc8,16]; [Lc10,29-37]; [Lc15,1]; [Lc16,1-8]; [Lc16,19-31];
[Lc18,1-14].
Pascua
Es la fiesta más solemne de los judíos
y de los cristianos. Tiene probablemente un origen prejudío y se
celebraba en primavera ver [Éx3,18]; [Éx5,1-3], pero el pueblo
israelita la incorporó a su historia para celebrar con ella la gran
gesta de la liberación egipcia [Éx12,1] - [Éx14,1]. Con el tiempo
se le unió la fiesta de los panes sin levadura, originariamente
distinta [Éx12,15-20]; [Lev23,5-8]; [Núm28,16-25]; [Dt16,1-8];
[2Crón8,13]. Comenzaba la celebración de la pascua al atardecer del
14 del mes de abib, o de las espigas "llamado nisán después
del destierro", y el rito central consistía en la comida del
cordero pascual [Éx12,1-14]; [Núm9,1-14]; [Dt16,1-8]. Cada año, en
cada pascua, el pueblo israelita actualizaba la liberación del
éxodo; hubo, sin embargo, pascuas más solemnes [Núm9,1];
[Jos5,10-11]; [2Re23,21-23]; [2Crón30]; [Esd6,19-22]. Pero la
liberación del éxodo es el tipo de la liberación definitiva
realizada por Cristo en el misterio de su muerte y resurrección];
este misterio constituye, pues, la nueva y definitiva pascua
[Jn13,1]; [Jn19,36]; [1Cor5,7-8]; [1Pe1,18-19], que los cristianos
celebran como fiesta mayor de su calendario religioso.
Patriarcas
Con este vocablo se designa en primer
lugar a los personajes bíblicos que van desde Adán hasta Abrahán
[Gén5,3-32]; [Gén11,10-27]. Pero sobre todo se reserva el título
para Abrahán, Isaac, Jacob y sus doce hijos en cuanto antepasados
insignes del pueblo israelita [He7,8-9]; [Heb7,4]. Por extensión se
aplica el título a David [He2,29] y a los cabeza de familia
israelitas [1Crón24,31]; [2Crón19,8]; [2Crón26,12].
Patrón. Empresario
La Biblia subraya las relaciones de
afecto y pacífica convivencia que deben existir entre amos y
criados, entre patrones y trabajadores [Si7,20-21]; [Si33,31-33];
[Ef6,9]; [Col4,1]. En última instancia, todos son iguales ante el
Señor [1Cor12,13]; [Gál3,28]; [Flm1,16]. Pero la Biblia destaca,
por encima de todo, la justicia que debe presidir las relaciones
laborales [Lev19,13]; [Dt15,12-15]; [Dt24,14-15]; [Jer22,13-16];
[Mal3,5]; [Sant5,1-4]. De Dios proviene todo poder y Dios vengará
toda injusticia [Jue1,7]; [1Sam15,33]; [Job31,13-23]; [Sap6,3-53].
Paz
La palabra Hebrea "Shalom",
que traducimos por "paz", es muy rica de contenido:
significa, por supuesto, ausencia de guerra y vida tranquila
[Jos9,15]; [Jos23,1]; [Jue3,11-30]; [Jue5,32]; [2Sam10,19];
[2Sam7,1]; [1Re5,4]; [Qo3,8]; [Lc14,32]; [Ap6,4], pero significa
también bendición, gloria, riqueza, descanso, bienestar, salud
física, esperanza de éxito, justicia, salvación; en una palabra,
felicidad [Gén15,15]; [Gén26,29]; [Gén43,27]; [Núm62,22-27];
[Jos21,44]; [Jue8,9]; [1Sam1,17]; [2Sam18,28-29]; [1Re22,27-28];
[1Cor22,9]; [Is32,17-18]; [Is48,22]; [Is57,19]; [Jer6,14]; [Sal28,3];
[Sal34,15]; [Sal37,11]; [Sal37,37]; [Pro3,2]; [Pro12,20]; [Si45,24];
[Mt10,12-13]; [Mc5,34]; [Lc1,79]; [Lc2,14]; [Jn14,27]; [Jn16,33];
[Jn20,19-26]; [He9,31]; [He10,36]; [He15,13]; [Ef4,3]; [Ef6,15].
Aparecen especialmente unidos los conceptos de paz y
justicia [Is32,17]; [Sal37,37];
[Sal71,3]; [Sal71,7]; [Sal85,11-14]; [Sal122,5-8]; [Mt5,9-10];
[Rom14,17]; [Heb12,11]; [Sant3,18]. La paz es don precioso de Dios
[Lev26,6]; [Núm6,26]; [Jue6,24]; [1Re2,33]; [Is26,12]; [Is52,7];
[Jer29,11]; [Ez34,25]; [Sal29,11]; [Pro16,7]; [Rom1,7]; [1Cor1,3];
[1Cor14,33]; [2Cor13,11]; [Flp4,9]; [1Tes5,23]. De ahí que el futuro
mesías, Jesucristo en definitiva, sea ante todo un portador de paz,
e incluso se identifique con la paz [Is9,5-6]; [Zac9,9-10]; [Miq5,4];
[Rom5,1]; [Ef2,14-19]; [Col1,20], [2Tes3,16], que ya ahora se nos
comunica por medio del Espíritu como anticipo de la paz definitiva
[Rom8,6]; [Rom14,17]; [Gál5,22].
Pecado
Es la ruptura voluntaria de la comunión
con Dios; la Biblia designa de múltiples maneras esta ruptura
rebelión, iniquidad, injusticia, transgresión, desobediencia,
culpa, ofensa, deuda, delito, etc. La Biblia se hace eco de una serie
de pecados-tipo: el de la primera pareja humana [Gén3,3-17], el de
Caín [Gén4,8-15], el de la generación del diluvio [Gén6,1-8], el
de los constructores de la torre de Babel [Gén11,1-9], el de Israel
durante su estancia en el Sinaí [Éx32,1-10]; [Éx32,30-35];
[Dt9,7-24]; [Núm11,1-10]; [Núm11,33], el pecado de idolatría
cometido por Salomón y sus sucesores [1Re11,5-13]; [1Re12,28-33];
[1Re13,33-34]; [1Re14,21-24]; [2Re17,7-23]. El pecado, al que todos
están sometidos [1Re8,46]; [Job14,4]; [Job15,14]; [Job25,4];
[Sal14,3]; [Sal51,7]; [Pro20,9]; [Qo7,20];
[Jn8,7]; [Rom3,9-18]; [1Jn1,8-10] y del
que sólo Dios puede librarnos [Is1,18]; [Job9,29-30]; [Jer2,22];
[Sal51,9-12] acarrea al hombre desastrosas consecuencias:
maldiciones, sujeción a los bajos instintos, enfermedades y
sufrimientos de todo tipo, una muerte rodeada de angustias y, en
última instancia, la exclusión del reino de Dios [Gén2,16];
[Gén3,7-19]; [Dt27,15-26]; [Dt28,16-68]; [Si40,1-10]; [Rom1,24];
[Rom2,12]; [Rom5,12-14]; [Gál5,19-21]; [Ef5,5]; [1Cor6,9-10];
[Col2,13]; [Sant1,15]; [Ap22,15]. Pero Jesús, que "se hizo
pecado" por nosotros [2Cor5,21], nos ha liberado del pecado y de
sus consecuencias [Mc2,5]; [Mc2,17] par; [Mt26,28]; [Lc15,4-10];
[Rom4,25]; [Rom6,6-14]; [Rom8,3]; [1Cor15,3]; [Gál1,4]; [Ef1,7];
[Col1,14]; [1Jn2,2].
Pena de muerte
Eran unos 35 los crímenes que la ley
mosaica castigaba con la pena de muerte [Éx21,12ss]; [Éx22,17-18];
[Lev20,1]; [Dt13,6]; [Dt13,10]; [Dt21,22]; [Dt24,7]. De hecho, sólo
en casos contados se aplicaba, y tenia como fin: a) poner a salvo la
identidad socio-religiosa de la comunidad eliminando a los individuos
perniciosos [Dt17,12]; b) escarmentar a los demás [Dt13,12]; c)
alcanzar el perdón expiando un crimen [Núm35,31-33]. La forma más
corriente de ejecutar la pena de muerte era la lapidación [Dt13,11];
[Dt22,21-24]; [Lev20,2]; [Núm15,34-36], pero también se mencionan
la espada [Dt13,16] y la hoguera [Lev20,14]. El NT nada dice
expresamente sobre la pena de muerte.
Pentecostés
(ver Fiestas). Fiesta que los
israelitas celebraban cincuenta días después de la pascua y de la
ofrenda de la primera gavilla [Lev23,15-16]. Fiesta de origen
agrícola [Éx23,16]; [Éx34,22]; [Núm23,10]; [Dt16,9], fue
ulteriormente teologizada para celebrar el hecho de la alianza y el
don de la ley. Como fiesta cristiana celebra la efusión del Espíritu
Santo sobre los apóstoles reunidos en el cenáculo, y el nacimiento
de la Iglesia del NT [He2,14].
Perdón
El Dios bíblico no es un Dios
inmisericorde y cruel, sino clemente y compasivo [Éx34,6-7];
[Sal86,15]. Por encima de cualquier infidelidad, cuando el hombre se
arrepiente, Dios perdona [2Sam12,13]; [Neh9,17]; [Is55,6-9];
[Ez18,21-23]; [Ez33,11-20]; [Dan9,9]; [Os11,7-9]; [Jl2,13];
[Jon3,10]; [Jon4,2]; [Zac1,3]; [Sal32,5]; [Sal51,1]; [Sal78,38-39];
[Sal103,1-14]; [Sap11,23-26]. El AT vincula la concesión del perdón
al reconocimiento y confesión de los pecados [2Crón7,14];
[Neh4,2-37]; [Jer18,7-11]; [Sal86,5], a la ofrenda de sacrificios y
al ayuno [Lev5,1], [Núm15,22-28]; [2Sam12,13-16]; [1Re21,27-29],
siempre que sean sinceros [Is58,3-10]; [Am5,21-25], y a la limosna
[Dan4,24]; [Tob4,7-11]; [Tob12,8-9]. En Jesús de Nazaret se encarna
el amor perdonador del Padre [Lc1,77]; [Lc4,19]; [Lc5,20-24];
[Lc7,41-50]; [Lc15,1]; [Lc19,9]; [Lc23,34], que debe hacerse presente
en medio de la comunidad [Mt6,12-15]; [Mt18,21-35]; [Mc11,24-25];
[Lc17,3]; [2Cor2,7-10]; [Ef4,32]; [Col3,13], especialmente en los
responsables de la misma [Mt18,18]; [Jn20,23].
Persecución
Experiencia dolorosa que Israel vivió
como pueblo ante la oposición violenta de otros
pueblos a su credo religioso
[Éx1,8-14]; [Est3,1]; [Dan3,1-23]; [1Mac1,20-64]. Experiencia vivida
también por numerosos personajes del pueblo israelita a causa de su
fidelidad al Señor [1Sam19,1] - [1Sam24,1]; [1Re19,1]; [Jer11,18];
[Jer12,6]; [Am7,10-17]; [Sal3,1]; [Sal7,1]; [Sal13,1]; [Sal17,1];
[Sal22,1]; [Sal35,1]; [Sap2,10-20]; [Sap5,1-4]. Experiencia que Dios
Padre no ahorró a su Hijo Jesucristo [Mt2,16-20]; [Mt16,21-22];
[Jn5,18]; [Jn7,1]; [Jn8,38]; [Jn8,40]; [Jn11,47-53] ni va a ahorrar a
los cristianos [Mt10,16-25]; [Mt24,9]; [Mc10,30]; [Mc10,39];
[Lc21,12]; [Jn15,18-20]; [He5,17]; [He8,1-3]; [He9,1-5]; [He12,1];
[2Tim3,12]; [1Pe4,12-16].
Pobreza. Pobre
La Biblia conoce una pobreza
consistente en la simple carencia de bienes materiales, situación
que designa con diversos vocablos y que describe como algo que de
suyo no acarrea más que inconvenientes [Pro10,15]; [Pro14,20];
[Pro19,4]; [Pro19,7]; [Si13,3]; [Si13,22]; [Si13,23]. Incluso en los
primeros estadios de la revelación bíblica, este tipo de pobreza se
considera como efecto y signo del pecado, como consecuencia de la
maldición divina [Lev26,3-33]; [Dt28,17]; [Dt28,18]; [Dt28,38-42];
[Job4,7-9]; [Pro6,10-11]; [Pro13,18]; ver [Jn9,2]. Pronto, sin
embargo, la pobreza material pasa a considerarse como algo de suyo
moralmente neutro, preferible desde luego a otras actitudes
[Pro19,1]; [Pro19,22]; [Pro28,6]; [Qo4,13], aunque ni pobreza extrema
ni riqueza abundante es el ideal del sabio [Pro30,8-9]; ver
[Tob5,18-19]. Pero es que, además, la pobreza es con frecuencia
efecto de la injusticia y de la opresión de los poderosos
[Job24,2-12]; [Job34,28]; y contra esto claman con fuerza los
profetas [Is5,8]; [Is10,1-2]; [Jer22,13-17]; [Ez24,29]; [Am2,6-8];
[Am4,1-3]; [Am5,7-12]; [Am8,5-8]; [Miq2,2], apoyando lo que ya la ley
prescribía en favor de los necesitados [Éx22,21-26]; [Dt15,1-15];
[Dt24,10-15]; [Dt26,12], y que los sabios recuerdan sin cesar
[Pro14,21]; [Pro17,5]; [Pro19,17]; [Pro22,22-23]; [Pro23,10-11]. En
esta misma línea de lucha contra la pobreza material en cuanto
efecto de la injusticia, de la avaricia y de la prepotencia, se
manifiesta también el NT [Mt6,19-21]; [Mt6,24]; [Mt19,23-26];
[Mt25,31-46]; [Lc3,10-14]; [Lc16,19-25]; [Lc19,6-10]; [Sant1,9-11];
[Sant1,27]; [Sant2,2-7]; [Sant2,14-16]; [Sant5,1-6]. Pero junto a
esta pobreza material y social, mal que es preciso erradicar
[Rom15,26]; [Gál2,10]; [2Cor8,1] - [2Cor9,1], la Biblia conoce
también una dimensión más profunda de la pobreza en cuanto
sinónimo de desprendimiento, de sencillez de corazón, de humildad,
de mansedumbre, de aceptación dócil de la voluntad de Dios, de
acogida amorosa y servicial al hermano. Es la dimensión positiva de
la pobreza, cuyo valor religioso descubren los profetas y salmistas,
y que florece en la espiritualidad de los pobres de Yavé [Is49,13];
[Is66,2]; [Jer20,13]; [Sof2,3]; [Sof3,12-13]; [Sal10,14]; [Sal10,17];
[Sal18,28]; [Sal37,11]; [Sal74,19]; [Sal149,4]. Es la dimensión que
más destaca el NT, que incluye, por supuesto, la renuncia a los
bienes terrenos, aunque no como elemento único y ni siquiera
principal, y que tiene en Jesucristo y en la Virgen María los
modelos supremos [Mt5,3-4]; [Mt6,25-34]; [Mt8,20-21]; [Mt9,9];
[Mt11,5]; [Mt11,25]; [Mt11,29]; [Mt18,1-4]; [Mt21,5]; [Mc9,35-37];
[Lc1,38]; [Lc1,45-48]; [Lc1,52]; [Lc2,7]; [Lc2,19]; [Lc4,18-21];
[Lc6,20]; [Lc7,22]; [Lc8,19-21]; [Lc9,46-48]; [Lc21,14];
[Jn13,12-15]; [2Cor6,10]; [2Cor8,9]; [Ap2,9].
Poder
Atributo esencial de la divinidad, que
el AT reconoce al Señor dándole, entre otros, el título de "el
fuerte de Israel" "o de "Jacob""
[Gén49,24]; [Is1,24]; [Is49,26]; [Sal132,2]. En el mismo sentido
deben interpretarse los apelativos del Señor como "roca",
"cuerno" o "escudo" de Israel [Gén15,1];
[1Sam2,1-2]; [2Sam22,2-3]; [2Sam22,31]; [Is30,29]; [Sal18,2-3];
[Sal71,3]; [Sal71,7]. El poder de Dios se manifiesta sobre todo en el
hecho de la creación y en su dominio sobre ella [Gén1]; [Is40,26];
[Job38]; [Sal33,6]; [Sal46,9]; [Mt19,26]; [Rom1,20]; [2Cor9,8];
[Ap9,11]; [Ap7,12]; [Ap11,17-18]; [Ap12,10-11]. Jesucristo comparte
en plenitud el poder de Dios [Mc2,5-12]; [Mc4,39-41]; [Mt12,22-28];
[Mt28,18] y lo comunica a sus discípulos [Mc16,17]; [Lc9,1];
[Lc10,19]; [1Tes1,5].
Poligamia
(ver Matrimonio)
(ver Idolatría)
Politeísmo
Primicias
Primeros frutos ofrecidos a la
divinidad. Esta ofrenda debió realizarse en un principio libremente
y sin ritual preciso [Gén4,3-4], pero poco a poco fue
reglamentándose como un acto importante de la vida religiosa
[Éx22,28-29]; [Éx23,19]; [Éx34,22]; [Lev22,10]; [Lev22,17];
[Lev22,20]; [Núm15,20]; [Dt18,4]; [Dt26,1-10]; [2Re4,42]; [Tob1,6];
[Neh10,36]; [1Mac3,49]; [Ez44,30]; [Pro3,9]; [Si7,31]; [Si35,7]. Ya
el AT conoce un empleo figurado del término [Jer2,3]; [Pro8,22], que
en el NT hace más insistente, aplicado a Cristo [1Cor15,20];
[1Cor15,23], al Espíritu [Rom8,23] y a los cristianos [Rom16,5];
[1Cor16,15]; [Sant1,18]; [Ap14,4].
Primogénito
El primer nacido, tanto de los hombres
como de los animales, si es macho, tiene en el mundo socioreligioso
de la Biblia un estatuto especial. Socialmente, al primer varón
nacido en el seno de una familia le asisten unos derechos especiales
[Gén25,31]; [Gén27,19-40] "ver [Heb12,16]"; [Dt21,17].
Religiosamente, unos y otros han de ser ofrecidos al Señor como
aplicación particular de la ley de las primicias, pero también como
recuerdo del día en que el Señor liberó de la muerte a los
primogénitos israelitas [Éx13,2]; [Éx13,12-16]; [Éx34,19];
[Núm8,17]; [Dt15,19]. Los primogénitos de los animales debían ser
sacrificados al Señor [Núm18,17]; [Dt15,19-20] o sustituidos o
destruidos, si se trataba de animales defectuosos o impuros
[Éx13,13]; [Éx34,20]; [Núm18,15]; [Dt15,21-22]. Los primogénitos
varones son también consagrados a Dios [Éx13,2], pero rescatados
mediante una ofrenda sustitutoria [Éx13,13]; [Éx34,20];
[Núm3,12-13]; [Núm3,40-51]; [Núm8,16-18]; [Núm18,15]; ver
[Lev27,1-8]; [Lev27,26-27]. Jesús, como primogénito de María
"sin que ello suponga en manera alguna que María tuviera más
hijos", se somete a estas prescripciones legales [Lc2,22-24]. El
autor de (Hebreos llama a Jesucristo "Hijo primogénito" de
Dios [Heb1,6], y otros pasajes del NT emplean el término en sentido
figurado referido ya a Cristo [Col1,15]; [Col1,18]; [Ap1,5], ya a los
cristianos [Heb12,23])
Profanar. Profanación
Consiste en desacralizar lo santo; en
aplicar indiscriminadamente a cualquier uso lo que está consagrado
al Señor y a su culto [Éx31,13-14]; [Ez20,39]; [Ez36,20-23];
[1Mac1,11-64]; [1Mac2,12]; [1Mac4,36-45]; ver [Dan5,2-3]; [Dan5,23].
En este sentido, Dios mismo "profana" a su pueblo cuando ya
no lo considera como suyo [Is47,6], el padre "profana" a su
hija "que debe ser para él algo sagrado" cuando la
dedica a la prostitución [Lev19,29], y el rey Josías "profana"
"desacralizándolos" los lugares de culto idolátrico
[2Re23,10]; [2Re23,13]. El NT, al suprimir los conceptos rituales de
puro e impuro, al interiorizar la religión [Mc7,14-23] y al
considerar toda la creación como buena y santa [1Tim4,4], utiliza
los conceptos de profanar y profanación como simples sinónimos de
algo moralmente malo [1Tim1,9]; [1Tim4,7]; [1Tim6,20]; [2Tim2,16].
Profeta. Profetismo
El profeta bíblico no es un simple
adivino o vaticinador del futuro, aunque sus palabras se refieran con
frecuencia a lo que está por suceder. Es fundamentalmente el
confidente, el mensajero, el portavoz de Dios, como Aarón es
portavoz de Moisés [Éx4,10-16]; [Éx7,1]. En este sentido, Abrahán
[Gén20,7] y Moisés [Núm11,17-25]; [Núm12,6-8]; [Dt18,15], como
grandes confidentes de Dios y partícipes de su Espíritu, reciben el
título de profeta. El profeta, a diferencia de reyes y sacerdotes
recibe la llamada y la misión directamente de Dios [Is6,1-10];
[Jer1,4-10]; [Ez1,1] - [Ez2,1]; [Am7,14-15]; [Lc1,11-17], aunque a
veces actúen otros profetas como intermediarios [Núm27,15-23];
[1Re19,16]. La Biblia conoce profetas de acción: Débora [Jue4,4],
Samuel [1Sam3,19-20], Natán [2Sam7,1-4]; [2Sam12,1-15], Gad
[2Sam24,11-19], Ajías [1Re11,29-38], Elías [1Re17,1] - [1Re22,1],
Eliseo [2Re2-13], etcétera; y conoce también los llamados profetas
escritores Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Amós, etc., que han
dejado testimonio escrito de su mensaje, bien directamente, bien a
través de sus discípulos (ver [Is8,16]; [Jer36,1]). En todo caso,
la misión del profeta es iluminar y orientar en nombre de Dios la
vida y la historia del pueblo israelita denunciando todo cuanto
suponga ruptura de la alianza. Por eso, cuando falta esta palabra
iluminadora del profeta, el pueblo se siente huérfano de Dios
[1Sam3,1]. Pero hay también falsos profetas, que pretenden hablar en
nombre de dioses inexistentes [1Re18,19] o tratan de medrar a costa
de adular al rey y de anunciar al pueblo éxitos falaces
[1Re22,11-13]; [Jer14,14-16]; [Jer23,9-40]; [Lam2,14]; [Lam4,13];
[Ez13,1-23]; [Miq3,5-8]. Jesucristo rodea su nacimiento y aparición
en público de un ambiente profético: Juan el Bautista [Mt11,7-14];
[Mt14,5]; [Mt21,26]; [Lc1,76], Isabel [Lc1,41-45], Simeón y Ana
[Lc2,25-38]; reivindica para sí, aunque de manera indirecta, la
condición de profeta [Mt13,57]; [Lc13,33]; [Jn6,14]; [Jn7,40]; ver
[He3,22-23]; [He7,37] y hace partícipe a la Iglesia de su propio
espíritu profético [He2,16-18]; [1Cor11,4]; [1Cor2,28-29];
[Ef2,20]; [Ef4,11]
Prójimo
Designa al que está cerca, con una
cercanía no de sangre, sino de amistad, compañerismo, nacionalidad,
convivencia o simple vecindad [Éx20,16-17]; [Lev19,13]; [Lev19,16];
[Lev19,18]; [Dt5,21]; [Miq2,2]; [2Sam13,3]; [Job2,11]; [Job30,29];
[Pro3,29]; [Pro14,20]; [Pro25,17]. En Israel, prójimo es el
compatriota o, a lo sumo, el extranjero residente [Éx22,20];
[Lev19,33-34]; [Dt10,18-19]; [Sal146,9], y de éstos hay que
preocuparse ver sin embargo, [Éx23,4-5]; [Jer15,11]; [Pro25,21]. El
NT, que reafirma el precepto de amar al prójimo [Mt22,36-40];
[Rom13,8-10], alarga el concepto de prójimo a todos los hombres,
aunque sean desconocidos o incluso enemigos [Mt5,44-48];
[Lc10,25-37]; [Gál6,10].
Promesa
(ver Mesianismo) Constituye el hilo
conductor de toda la historia de la salvación, historia que se tensa
como un arco entre promesa y cumplimiento. El AT no dispone de un
vocablo especial para expresar el concepto de promesa; lo hacen con
los de bendición, palabra, alianza, juramento. Arranca de [Gén3,15];
toma impulso con Abrahán, Isaac y Jacob [Gén12,1-3]; [Gén12,7];
[Gén13,15-17]; [Gén15,18]; [Gén26,3]; [Gén28,13-15]; se continúa
con Moisés [Éx3,8]; [Éx6,8]; [Dt11,10-17], con David [2Sam7,8-16],
con los múltiples y variados oráculos mesiánicos [Is7,14];
[Is9,5]; [Is11,1-9]; [Jer31,23-34]; [Jer33,14-16]; [Ez36,23-30];
[Miq5,1-5]; [Zac6,12-13], hasta que en Jesucristo se hacen realidad
todas las promesas veterotestamentarias [Lc1,55]; [Lc1,68-75];
[Lc2,29-32]; [Lc4,21]; [Rom4,13-25]; [Rom9,4-9]; [Rom15,8];
[2Cor1,20]; [Gál3,13-22]; [Heb6,12-18]; [2Pe3,4]; [1Jn2,25].
Prostitución
(ver Lujuria y Adulterio) La Biblia
conoce desde antiguo el hecho de la prostitución [Gén38,14-18];
[Jos22,1]; [Jos6,22]; [Os1,2]; [Os3,3]; [Lc7,37]; [Lc15,30];
[Mt21,31-32]; [1Cor6,15-16] y, en conjunto lo valora negativamente
[Lev19,29]; [Lev21,7]; [Dt22,21], aunque no tanto como pecado sexual
cuanto como lacra social que favorece la infidelidad. De ahí que la
prostitución "lo mismo que el adulterio" viene a ser
el mejor símbolo de la idolatría en cuanto infidelidad a Dios
[Núm15,39]; [Jer3,1]; [Jer3,6-13]; [Ez16,1]; [Ez23,1]; [Os2,4-7];
[Os4,12-15]; [Os5,4]; [Ap17,1-2]; [Ap17,5]; [Ap17,15-16]; [Ap18,3];
[Ap19,2].
Pueblo de Dios
La nación israelita, en cuanto
portadora de una promesa de salvación para toda la raza humana, es
en la Biblia el pueblo de Dios por antonomasia [Éx6,7]; [Lev26,12];
[Dt26,17-18]; [Dt29,12]; [2Sam7,24]; [Jer7,23]; [Ez11,20]. Un pueblo
a quien Dios elige [Dt7,6-7]; [Is41,8] y llama [Is48,2], y con quien
establece una alianza inquebrantable [Éx24,7-8]; [Jer31,35-37]; ver
[Heb9,19-20], no por su fuerza o sus méritos [Dt7,7]; [Dt8,17];
[Dt9,4], sino únicamente por amor [Dt7,8]; [Os11,1]. Un pueblo con
una dimensión esencialmente religiosa [Éx19,6] y una indeclinable
vocación de universalidad [Gén12,2]; [Is42,1-7]; [Is43,10-12];
[Is49,6]; [Is55,4-5]; [Jer4,1-2]. Un pueblo que, precisamente a causa
de sus repetidas infidelidades a la alianza [Dt4,27]; [Is1,10];
[Is10,22]; [Jer7,10-12]; [Os1,9]; [Os13,7-11]; ver [Rom9,25-29],
anuncia y deja paso al pueblo de la nueva alianza compuesto
"novedad sorprendente y revolucionaria" por judíos y
"gentiles" [He15,14], nuevo pueblo de Dios, es decir, la
Iglesia de Jesucristo, que hereda los títulos, atributos y funciones
del pueblo de Dios del AT [Rom9,6-8]; [Gál3,29]; [Gál6,16];
[Tit2,14]; [1Pe2,9]; [Ap18,4]; [Ap21,3].
Pureza. Purificación. Puro
Estos vocablos tienen en la Biblia un
doble sentido: a) cultual o legal, en cuanto es preciso
evitar el contacto con determinadas
cosas o personas para poder participar en el culto o en la misma vida
ordinaria de la comunidad. Cuando alguien ha incurrido en impureza
legal, debe purificarse mediante una serie de ritos instituidos para
cada caso [Lev11,1]; [Lev17,1]; [Núm19,1]; [Dt14,1-21];
[1Sam21,5-6]; [Is52,11]; ver [Lc2,22]; [Mc7,2-6]; [Jn2,6]; [Jn18,28];
b) un sentido moral, que consiste en la limpieza interior, es decir,
en la ausencia de pecado. Profetas y salmistas proclaman que lo
importante es tener un corazón nuevo y una conciencia limpia
[Is1,15-18]; [Ez36,25-33]; [Os6,6]; [Sal18,21-25]; [Sal24,4];
[Sal51,12]; [Sal73,1]. Jesús lo confirma plenamente [Mt5,8];
[Mt15,1-20]; [Jn12,10]; [Jn15,3]; ver [1Tim1,5].
Recompensa: (ver Retribución) Es la
dimensión positiva de la retribución. El Dios de la Biblia es un
Dios justo, que recompensará toda acción buena. Recompensará,
sobre todo, la fidelidad a la alianza y a la ley; y aun cuando en los
primeros estratos de la revelación bíblica la recompensa se cifra
en bienes materiales y terrenos [Dt11,13-15]; [Dt28,1-14], pronto se
va atisbando una recompensa de rango superior, que se centra en Dios
mismo [Gén15,1]; [Gén17,19]; [Éx6,7]; [2Sam7,14] y en una
irrompible comunión de vida con él [Sal16,10-11]; [Sal73,23-28];
[Dan12,2-3]; [2Mac7,9]: [2Mac7,14]; [2Mac7,36-37]; [Bar3,1-9]. El NT
rubrica esta dimensión ultraterrena de la recompensa con las
expresiones "vida eterna" [Mt25,46]; [Mc10,17]; [Jn3,36];
[Jn5,24]; [Jn6,47]; [Jn6,53-54]; [1Jn3,14]; [1Jn5,11-13], "visión
de Dios" [1Cor13,12]; [1Jn3,2] y "estar con Cristo, el
Señor" [Lc23,42-43]; [Jn14,3]; [Jn17,24]; [2Cor5,8]; [Flp1,23];
[1Tes4,17]; [Ap3,20].
R
(ver Perdón)
Reconciliación
Redención
(ver Liberación) Etimológicamente
significa rescate, compra o adquisición de algo que se poseía y se
perdió. En la Biblia está estrechamente ligado a los conceptos de
liberación y salvación. En el AT las liberaciones y por tanto,
redenciones-tipo son la de la opresión egipcia [Éx6,6-7];
[Éx14,13]; [Is63,8-9]; [Jer31,32] y la del destierro babilónico
[Is43,1]; [Is43,14]; [Is45,17]; [Is46,13]; [Is55,3]; [Is62,12]. En el
contexto de esta última liberación, el Señor recibe el título de
"redentor de Israel" [Is41,14]; [Is43,3]; [Is44,6];
[Is44,24]; [Is45,15]; [Is48,17]; [Is49,26]. Redenciones y
liberaciones históricas que son anuncio y prenda de una redención
superior: la de la esclavitud del pecado [Is38,17]; [Ez36,23-26];
[Sal130,7-8]. Y ésta es precisamente, según el NT, la redención
operada por Cristo [Mt1,21]; [Mt20,28]; [Lc1,68]; [Lc1,77]; [Lc2,38];
[He20,28]; [Rom3,24-26];
[Rom6,17-18]; [1Cor6,19-20];
[1Pe1,18-19], a quien la tradición cristiana distingue con el título
singular de el Redentor. Por otra parte, su obra redentora se
extiende a la entera creación [Rom8,19-22]; [Ef1,10]; [Col1,20].
Reino. Reino de Dios
El tema del reino de Dios es central en
la Biblia y reviste una gran complejidad. Yavé, el
Dios de Israel, es rey, y su reino
abarca el universo entero [Éx15,18]; [Jer10,7]; [Jer10,10];
[Sal11,4]; [Sal47,3]; [Sal93,1];
[Sal95,3]; [Sal96,10]; [Sal97,1]; [Sal97,9]; [Sal99,1], pero se
manifiesta especialmente en Israel, su pueblo [Éx19,6]; [Jue8,23]
"ver [1Sam8,7]; [1Sam12,12]" [Is33,22]; [Jer8,19];
[Sal48,3]. A partir de David [2Sam7,12-16], el reino de Dios tiene
como soporte temporal un reino humano [1Crón28,5]; [2Crón13,8];
[Sal2,6]. Pero como la experiencia monárquica israelita terminó en
fracaso [2Re17,7-23]; [2Re24,1-4], el tema del reino de Dios, aun
perdurando, adquiere poco a poco en la Biblia una dimensión
escatológica y trascendente [Is24,23]; [Is52,7]; [Sof3,15];
[Zac14,9]; [Sal96,1] - [Sal99,1]; [Sal145,11-13]; [Sap3,8];
[Dan2,44]; [Dan7,14]; [Dan7,27]. Este reino de Dios escatológico y
transcendente es precisamente el concepto clave en la predicación de
Juan el Bautista [Mt3,2], de Jesús [Mt4,23]; [Mt9,35]; [Mt13,24];
[Mt13,38]; [Mt13,44-47]; [Mt20,1]; [Mt22,2]; [Mt24,14]; [Mc1,15] y de
los apóstoles después de pentecostés [He14,22]; [He19,8];
[He20,25]; [He28,23]; [He28,31]; [Rom14,17]; [1Cor4,20]; [Col4,11];
[1Tes2,12]; [2Tes1,5]. Un reino que se hace básicamente presente en
la persona de Cristo [Mt12,28]; [Lc17,21], que conoce una
prolongación en el tiempo teniendo a la Iglesia como fundamental
mediación humana querida por Dios [Mc4,26]; [Mt13,31-33];
[Mt16,18-19], que exige unas disposiciones muy singulares para
pertenecer a él [Mt5,3-10]; [Mt6,25-33]; [Mt7,21]; [Mt13,44];
[Mt18,1-4]; [Mt19,14]; [Mt25,34]; [Jn3,3-5] y que tiene una dimensión
trascendente [Jn18,36] a consumarse, por tanto, en el más allá
[Mt6,10]; [Mt25,34]; [Lc13,28]; [Lc14,15]; [Lc21,33]; [Lc22,16-18];
[1Cor6,9-10]; [1Cor15,50]; [Gál5,21]; [Ef5,5].
Resto de Israel
Con esta expresión se designa, en un
primer momento, la parte del pueblo israelita que sobrevive a una
concreta calamidad. Es el llamado "resto histórico"
[Is10,22]; [Is37,4]; [Jer6,9]; [Ez9,8]; [Ez11,13]; [Am5,15];
[Ag1,12]; [Ag2,2]; [Zac8,11-12]. Pero poco a poco se convierte en
expresión técnica para referirse a la comunidad de los últimos
tiempos que, a través de un proceso de purificación, será el
pueblo beneficiario de las promesas salvíficas: es el "resto
escatológico" [Is4,3]; [Is28,5]; [Jer23,3]; [Jer31,7];
[Miq5,6-7]; [Sof3,12-13], el resto santo o fiel que se concentra en
el mesías-siervo de Yavé-Jesucristo y se expande en la Iglesia del
NT [Is49,3-6]; [Rom11,1-7].
Resurrección
Victoria del hombre sobre la muerte,
recuperando la vida para siempre también en su dimensión corporal.
Es obra exclusiva de Dios, afirmada ya en el AT [Dan12,2-3];
[2Mac7,9-14]. La creencia en la resurrección, compartida por los
ambientes más religiosos del tiempo de Jesús [Jn11,24]; ver
[Mc12,18], [He23,6-8], recibe el espaldarazo definitivo con la
resurrección del propio Jesucristo [Mt28,6]; [Mc16,6]; [Lc24,6];
[Jn20,8-9]; [He2,24]; [He3,15]; [He4,10]...; [Rom6,4]; [1Cor15,4];
[1Cor15,20]; [1Pe1,21]. Jesucristo se proclama a sí mismo como "la
resurrección y la vida" [Jn11,25], afirma contundentemente la
resurrección de todos los hombres [Mc12,25-27]; [Jn5,28-29];
[Jn6,39-40]; [Jn6,54], realiza resurrecciones provisionales como
signo de la resurrección definitiva [Mt9,23-25]; [Lc7,12-15];
[Jn11,38-44] y es presentado por los autores del NT como fundamento,
primicia y modelo de la resurrección de los cristianos [Rom6,5-8];
[Rom8,11]; [1Cor6,14]; [1Cor15,12]; [2Cor4,14]; [Ef2,5-6];
[Flp3,10-11]; [Col1,18], [1Tes4,14-16].
Retribución
La idea de retribución es fundamental
en la Biblia, pues va unida a la de un Dios absolutamente justo ver
[Éx34,6-7]. En los primeros estadios de la revelación bíblica
reviste un carácter terreno y fundamentalmente Colectivo [Lev26,1];
[Dt28,1]; [Is22,1]. Con Ezequiel toma consistencia el hecho de la
retribución individual [Ez18,1]; y con los libros de Daniel,
Macabeos y Sabiduría se abre paso la idea de una retribución
ultraterrena [Dan12,2]; [2Mac7,1]; [Sap3,1]. El NT confirma
plenamente tanto la responsabilidad personal y la consiguiente
retribución individual como la dimensión ultraterrena de dicha
retribución [Mt6,19-20]; [Mt7,21-23]; [Mt12,36-37]; [Mt13,47-50];
[Mt18,8-9]; [Mt19,28-30]; [Mt25,1]; [Lc12,35-40], [Lc16,19-31];
[Jn6,53-58]; [2Cor5,10];
[2Tim4,7-8].
Revelación
En sentido objetivo, es el conjunto de
noticias sobre el misterio de Dios contenidas en los libros de la
Biblia. En sentido subjetivo, es el hecho mismo de la comunicación
que Dios hace de sí mismo al hombre, bien a través de las obras de
la creación [Gén1,1]; [Sal19,2-7]; [Sal104,2-22]; [Pro8,22-31];
[Si42,15-43]; [Si42,33]; [Sap13,1-9]; [Rom1,19-21], bien a través de
sus intervenciones histórico-salvíficas [Gén12,1-3];
[Gén13,15-17]...; [Éx3,1-15]; [Éx6,4-8]; [Éx12,1] - [Éx17,1];
[Éx20,2-17]; [Éx34,1]; [Dt5,6-22], bien a través de sus mensajeros
los profetas [1Sam3,10-21]; [Is6,8]; [Jer1,2]; [Dan1,19]; [Os1,1];
[Jl1,1]. Pero el gran revelador del misterio de Dios y de su reino es
Jesucristo, el Hijo de Dios [Mt11,27]; [Mt13,10-17]; [Mt13,35];
[Mc4,11]; [Jn1,14]; [Jn1,18]; [Jn3,11]; [Jn8,12]; [Jn14,7-11];
[Jn17,1-8]. Nos revela, sobre todo, a Dios como padre amoroso
[Mt6,9]; [Mt6,15-32]; [Lc11,2]; [Lc12,32-34]; [Lc15,11-32]; [Jn3,16];
[Rom5,8] "ver [Gál4,6]"; [1Jn4,8-16] nos revela sus
designios de salvación universal [Rom3,21-24]; [Rom16,25-26];
[1Cor2,1]; [Ef1,1]; [Ef2,11-18]; [Ef3,3-9]; [Col1,13-23];
[2Tim1,9-10], nos revela la presencia protectora y santificadora del
Espíritu [Jn14,16]; [Jn15,26]; [Jn16,7-14]. La auténtica revelación
viene únicamente de Dios [Mt11,25]; [Mt16,17]; [1Cor2,6-12];
[Gál1,16]; [Col1,26]; la simple sabiduría humana no alcanza a
reconocerla [He17,32]; [Rom1,18]; [1Cor1,18-25]; [2Cor4,3-4], y sólo
en la fe encuentra acogida [Rom1,17]; [Gál3,11]; [Heb10,38].
Riqueza. Rico
(ver Pobreza) Numerosos pasajes de la
Biblia, sobre todo antiguos, consideran la abundancia de bienes
materiales como señal de bendición divina [Gén30,43];
[Gén26,12-13]; [Gén40,12-25]; [Dt8,7-10]; [Dt28,1-12];
[Is66,13-14]; [Sal23,1]; [Sal34,10]; [Pro10,6], aunque más que las
riquezas se valoran siempre otras cosas tales como el temor de Dios
[Pro15,16], la honradez [Pro16,8], la buena fama [Pro22,1]; la salud
[Si30,14-16] y, sobre todo, la sabiduría [1Re3,11-14];
[Job28,12-19]; [Pro2,1-6]; [Sap7,7-12]. Pero la Biblia reconoce muy
pronto la posibilidad de riquezas mal adquiridas, y por tanto
injustas [Is5,8]; [Jer5,27-28]; [Pro21,6]; [Pro23,4]. Incluso las
riquezas presuntamente bien adquiridas constituyen un peligro moral
[Dt31,20]; [Dt32,15]; [Job15,27]; [Sal73,4-9]; [Pro10,15];
[Pro11,28]. En esta misma idea abunda el NT [Mt13,22]; [Mt19,22-26];
[Lc6,24]; [Lc12,15-21]; [Lc16,19]; [1Tim6,9-10]; [Sant5,1-6] que por
lo mismo recomienda encarecidamente el desprendimiento, la austeridad
de vida y hasta la misma pobreza efectiva [Mt6,19-21]; [Mt6,24];
[Mt19,21]; [Lc5,11]; [Lc6,20]; [Lc14,33]; [He2,42-45], [He4,32-37];
[1Tim6,8]. En cualquier caso, la riqueza terrena es efímera
[Mt6,19]; [Sant1,11], y lo verdaderamente importante es usar
evangélicamente de los bienes terrenos [Lc16,9]; [Flp4,10-20];
[1Tim6,17-19]; [Heb13,5-6], uso que incluye el deber ineludible de
compartirlos con los hermanos necesitados [He4,34-35]; [2Cor8-9],
[Gál6,6].
S
Sábado
Día de fiesta semanal, probablemente
de origen premosaico, pero al que la legislación israelita vincula
una fuerte motivación religiosa como signo de la alianza entre Dios
y el pueblo [Éx20,8-11]; [Éx23,12]; [Éx31,13-16]; [Éx34,21];
[Dt5,12-15]; [Ez20,12]; ver [Gén2,2-3]. El descanso sabático era
algo absolutamente sagrado y estaba minuciosamente reglamentado
[Éx16,22-30]; [Éx31,13-16]; [Éx35,2-3]; [Lev23,3]; [Núm15,32-36];
[Núm28,9-10]; [Neh13,15-22], su observancia condicionaba la
realización de las promesas escatológicas [Is58,13-14];
[Jer17,19-27]. Jesús no deroga expresamente la ley del sábado, pero
rechaza el formalismo de quienes la habían llevado a una rigidez
inhumana [Mt12,5]; [Mc2,27]; [Lc13,10-16], y se considera a sí mismo
señor del sábado [Mc2,28].
Sabiduría
En cuanto atributo excelso de Dios, que
ha presidido y guiado la obra de la creación [Jer10,12]; [Jer51,15];
[Sal104,24]; [Sal136,5]; [Pro3,19]; [Pro8,27-30]; [Sap7,21],
[Sap8,5-6]; [Sap9,2], es ampliamente cantada por los autores del AT,
que incluso llegan a personificarla [Bar3,9-4]; [Bar4,1];
[Job28,1-28]; [Pro1,20]; [Pro8,31]; [Pro9,1-6], [Pro14,1];
[Bar7,22-30]; [Bar9,4]; [Si24,1]. Dios, por su parte, comunica a los
hombres la sabiduría como un don singular y precioso [1Re3,9-12],
[1Re3,28] "ver [2Crón1,10-12]"; [Esd5,25]; [Dan2,20-21];
[Pro2,4]; [Qo2,26]; [Si1,1-10]; [Si14,20-27]; [Si15,1-10]. Al hombre
corresponde desearla y acogerla [Pro8,17]; [Bar6,12-21]; [Si6,18-37],
[Si51,13], huyendo de la falsa sabiduría [Is5,21]; [Jer8,8-9];
[Job5,13]; [Pro3,7]; [Qo2,1]. Llegada la plenitud de los tiempos, la
sabiduría de Dios se hace presente de manera desconcertante y
misteriosa en Jesucristo, piedra de toque para distinguir la
verdadera de la falsa sabiduría [Mt7,24-27]; [Mt11,25]; [1Cor1,18];
[1Cor2,8]; [1Cor3,18-20]; [2Cor1,12]; [Sant3,13-17].
Sacerdote
La Biblia se hace eco de dos tipos de
sacerdocio: a) El sacerdocio ministerial, que en el pueblo israelita
era ejercido por los miembros de la tribu de Leví, con la familia de
Aarón a la cabeza [Éx28,1] - [Éx29,1]; [Éx32,25-29];
[Núm25,10-13]; [Dt33,8-11]; [1Re1,7-8]; [1Re1,25-26]; [2Re23,9];
[Ez44,15-31]. A estos sacerdotes ministeriales correspondía
custodiar el arca de la alianza [1Sam2,12-17], ofrecer sacrificios
[Lev2,2-10]; [Núm18,1-19]; [Si50,5-21], recordar a los israelitas la
ley y demás beneficios divinos [Dt27,9]; [Dt33,10], [Neh8,10]. No
siempre fueron fieles a su misión [Is28,7]; [Jer2,8]; [Os4,4-11];
[Jer5,1], por lo que los profetas anuncian un nuevo sacerdocio
[Jer33,18];
[Zac3,6-10]; [Mal3,14]; [Sal110,4], que
tendrá pleno cumplimiento en Jesucristo [Heb5,1] - [Heb10,1] y en
los sacerdotes de la nueva alianza [Lc22,19-20]; [1Cor11,24-25]. b)
El sacerdocio común, que afecta a todos los miembros del pueblo de
Dios y del que el sacerdocio familiar es una especie de tipo
[Gén12,7-8]; [Gén13,18]; [Gén16,25]. Ya el AT proclama esta
condición sacerdotal de todo el pueblo [Éx19,6]; [Is61,6], y el NT
la confirma [1Pe2,5]; [1Pe2,9]; [Ap1,6]; [Ap5,10]; [Ap20,5]; ver
[Rom12,1]; [Heb12,28].
Sacrificio
En cuanto elemento privilegiado del
culto externo a la divinidad, también en la religión bíblica, ya
desde los mismos orígenes [Gén4,3-5]; [Gén18,20]; [Gén22,1-14];
[Éx5,3], ocupa el sacrificio un puesto de primera fila. La
legislación israelita reglamentaba minuciosamente las distintas
clases de sacrificios [Éx29,38-42]; [Lev1,1] - [Lev7,1]; [Lev9,1];
[Lev10,16-20]; [Lev14,12]; [Lev22,18-30]; [Núm8,8]; [Núm15,1];
[Núm28,1] - [Núm29,1]. Pronto los profetas llamaron la atención
sobre la necesidad de interiorizar el sacrificio profundizando en su
verdadero significado [Is1,11]; [Jer6,20]; [Am5,22]; [Si35,1-6]. Pero
los sacrificios del AT eran simplemente prefigurativos [Heb10,1] del
único y definitivo sacrificio con el que Jesucristo se ofrece al
Padre [Mt20,28]; [Mt26,28]; [Mc10,45]; [Jn1,29]; [Jn3,14-17];
[Jn13,1]; [Jn19,31-37]; [Rom5,6-8] de una vez por todas con una
eficacia absoluta y eterna [Heb7,27-28]; [Heb9,12-15]; [He9,26-28];
[He10,5-18]; [1Pe1,18-19]; [Ap5,9]. En adelante, todo sacrificio
"externo o interno" será repetición y continuación del
de Cristo [1Cor11,24-25]; [Rom12,1]; [Flp4,18]; [Heb13,15-16];
[1Pe2,5].
Salvación
(ver Liberación) Acción por la que
Dios libera a su pueblo en particular, y en general a todos los
hombres, de una situación calamitosa, que puede ser material o
espiritual, temporal o escatológica. El Dios de la Biblia es un Dios
esencialmente salvador [Éx14,13]; [Jue2,16]; [Jue2,18];
[Jue6,14-16]; [Jue13,3-5]; [1Sam7,8]; [1Sam11,13]; [2Sam3,18];
[2Re19,34]; [Is33,22]; [Is35,4]; [Is43,3]; [Is45,15]; [Is45,21-22];
[Is60,16]; [Is62,11]; [Jer17,14]; [Jer23,6]; [Jer31,7]; [Ez34,22];
[Dan3,21-24]; [Dan13,60]; [Sof3,17]; [Sal22,6]; [Sal27,1]; [Sal35,3];
[Sal51,16]; [Sal62,7]; [Sal107,13]; [Sal107,19]; [Sal107,28]...;
[Si51,1]; [Si51,11]. Con la nueva alianza Dios sigue siendo el
salvador de los hombres [Lc1,47]; [1Tim1,1]; [1Tim2,3-4]; [1Tim4,10];
[2Tim1,9]; [Tit1,3]; [Tit2,10]; [Tit3,4]; [Jds1,25], pero ahora la
salvación de Dios ha tomado cuerpo humano en Jesucristo, el Salvador
[Mt1,21], [Lc2,11]; [Jn3,17]; [Jn4,42]; [Jn12,47]; [He4,12];
[He5,31]; [He13,23]; [Rom3,24]; [Ef5,23]; [Tit2,13]; [Tit3,6];
[2Pe1,11]; [2Pe2,20].
Sangre
En la cultura semita se consideraba la
sangre el asiento de la vida [Gén9,4]; [Lev17,11]; [Lev17,14];
[Dt12,23]. De ahí el especial valor que se le concedía en la vida
religiosa y cultual [Éx24,8]; [Éx29,20-21]; [Éx30,10]; [Lev1,5];
[Lev1,11]; [Lev16,14]; [Ez43,30]; [Zac9,11]; [Heb9,7]; [Heb9,18-22].
De ahí la prohibición de alimentarse de sangre [Gén9,4];
[Lev7,26]; [Lev17,13]; [Dt12,16]; [Dt15,13]; [1Sam14,32-33];
[He15,10-29] y sobre todo de derramar injustamente sangre humana
[Gén4,10]; [Gén9,5-6]; [2Sam21,1]; [Ez35,6]; [Ap16,6]. De
ahí,finalmente, el valor redentor que se atribuye a la sangre
derramada por Cristo [Mt26,28]; [Mt27,4]; [Mt27,24-25]; [Lc22,20];
[Jn19,34]; [He20,28]; [Rom5,9]; [Ef1,7]; [Ef2,13]; [Col1,20];
[Heb9,14]; [1Pe1,19].
Santidad. Santo
Con estas palabras designa la Biblia
ante todo el misterio del ser divino inaccesible e insondable: Dios
mismo, en cuanto infinitamente perfecto, distinto de las criaturas,
elevado por encima de ellas y a cubierto de toda impureza humana
[Lev11,44-45]; [Lev19,2]; [Lev20,26]; [Jos24,19]; [Is6,3]; [Jer3,12];
[Os11,9]. El apelativo "santo" es, pues, de suyo privilegio
exclusivo de Dios [Is12,6]; [Is30,11]; [Is40,25]; [Is41,14-16]...;
[Job6,10]; [Sal71,22]; [Jn17,11]. Pero como Dios es un misterio que
se comunica, las personas y cosas que participan del ser divino, en
la medida que lo participan y pertenecen a Dios, son y pueden
llamarse santas. En primer lugar, son santos por excelencia
Jesucristo y el Espíritu [Mc1,24]; [Lc1,15]; [Lc1,35]; [Lc1,40];
[Lc2,27]; [Lc4,14]; [Lc4,34]; [Jn6,69]; [He2,4]; [He2,33]; [He2,38];
[He3,14]; [Rom5,5]; [1Jn2,20]; [Ap3,7]; es santo el pueblo elegido
del AT [Éx19,6]; [Éx33,16]; [Dt7,6]; [Dt29,19]; [Is61,6]; son
santos los sacerdotes y profetas [Lev21,6]; [Lc1,70]; [He3,21];
[1Pe2,5]; son santos los miembros del nuevo pueblo de
Dios [He9,13]; [Rom1,7]; [Rom15,26];
[Rom15,31]; [Rom16,2]; [1Cor1,2]; [1Cor6,1-2];
[1Pe2,9], son santos los ángeles
[He10,22] y, en fin, todas las acciones, objetos, tiempos y lugares
especialmente relacionados con la divinidad [Éx3,5]; [Éx30,35-37];
[Éx31,14-15]; [Lev23,3-4]; [1Mac1,46]; [1Mac1,63]; [1Mac4,36];
[Mt24,27]; [He6,13]; [He21,28]; [Rom12,1]. Esta participación en la
santidad ontológica de Dios "con sus connotaciones culturales y
legales según las distintas épocas" lleva necesariamente
consigo la exigencia de acomodar lo más posible la conducta del
hombre a la voluntad divina. Es la santidad moral a la que, sobre
todo el NT, invita constantemente [Rom6,19]; [Rom12,1]; [1Tes3,13];
[1Tim2,15]; [2Pe3,11]; [Ap22,11].
Seguimiento. Seguir
Con estas palabras se designa la
respuesta positiva a la llamada de Dios. Seguir a Dios es, en el AT,
observar fielmente la alianza y la ley apartándose de rendir culto a
cualquier dios que no sea Yavé [Dt1,36]; [1Re14,8]; [1Re18,21];
[Jer2,2]; [Jer7,5-9]; [Jer9,12-13]. En el NT el seguimiento de Dios
se concreta en el seguimiento de Jesucristo (ver [Jn14,7-10]),
seguimiento que implica acoger su llamada y su mensaje, incluso a
costa de cualquier renuncia o sacrificio [Mt4,20-22]; [Mt8,19-22];
[Mt10,37-39]; [Mt19,16-22]; [Mc1,17-20]; [Mc2,14]; [Lc5,11];
[Lc5,27]; [Jn8,12]; [Jn10,4-5], compartir su destino entregándose a
él con una confianza ilimitada [Mt16,24]; [Mt19,27-28]; [Lc9,23];
[Lc9,57-62]; [Lc14,26]; [Jn1,37-51]; [Jn13,36]; [Jn21,19], imitar, en
fin, su ejemplo [Jn12,24-26]; [1Cor11,1]; [Flp2,5].
Señor
Es ante todo el nombre "Kyrios"
con que la Biblia griega designa a Yavé, que es Dios de dioses y
Señor de señores [Dt10,17]; [Sal136,2-3] "ver [2Mac13,4]";
[Lc10,21]; [Lc20,37-38]. Dado que el NT en todos sus libros confiere
permanentemente a Jesucristo el título de Señor, quiere decir que
le reconoce, sin lugar a la más mínima duda, una indiscutible
condición divina: Jesucristo, el Señor, es Dios [Lc1,43]; [Lc2,11];
[Lc6,46]; [Lc7,13]; [Lc7,18]; [Lc9,59]; [Lc10,17]; [Lc10,39-41]...;
[Mt8,25]; [Mt22,43-45];
[Jn11,2-3]; [Jn20,28]; [Jn21,7];
[He2,36]; [He20,21]; [Rom10,9]; [1Cor12,3]; [Flp2,11]; [Col2,6]. Lo
mismo que el Dios del AT, Jesús es Señor de señores [Ap17,14];
[Ap19,16], Señor de vivos y muertos [He10,42]; [Rom14,9], Señor de
la gloria [1Cor2,8], Señor del universo [Flp2,10-11].
Seol
(ver Infierno) Representación muy
primitiva de la morada de los muertos. Según las antiguas
concepciones semitas, y hasta que se abra paso en la Biblia la idea
de la retribución ultraterrena, allí van todos, buenos y malos
[Is14,9-11]; [Ez32,18-32], para llevar una existencia reducida al
mínimo, como sombras impalpables, incapaces de relación alguna con
Dios [Is38,18]; [Sal6,6]; [Sal115,17]. Es el país sin retorno, el
lugar del silencio, del olvido y de la perdición [Job16,22];
[Sal88,4]; [Sal88,12-13]; [Sal94,17]
Servicio. Servir
Estos conceptos tienen con frecuencia
en la Biblia un contenido socio-económico que los aproxima a los de
esclavitud-esclavo. Pero tienen también una dimensión religiosa con
la que se designa una actitud del hombre frente a Dios hecha de
adoración, obediencia, agradecimiento y fidelidad [Dt13,4-5];
[Jos24,14]; [Jos22,22]. El culto es una manifestación peculiar de
este servicio [Núm18,5-7]; [1Sam2,11]; [1Sam2,18]; [1Sam3,1];
[Jer33,21]. El NT se hace eco de esta misma actitud con respecto a
Dios [Mt4,10]; [Mt6,24]; [Rom6,19], propone a Jesús como modelo de
servicio [Mt20,28]; [Mc10,45]; [Lc22,27]; [Jn13,12-16]; [Flp2,6-7] y
subraya que sólo se sirve bien a Dios cuando se sirve
comprometidamente a los hermanos [Mt25,14-30]; [Gál5,13]. Por lo
demás, el servicio a Dios se concreta en el servicio a Cristo y su
evangelio [Rom1,1]; [Rom6,18-19]; [2Cor5,18]; [2Cor11,23]; [Ef3,7];
[Flp2,22]; [Col1,23]; [Col3,24]; [1Tim4,6]; [2Tim2,24]; [Tit1,1];
[Sant1,1]; [2Pe1,1].
Sexualidad
La Biblia considera al sexo en
relación, sobre todo, con la institución matrimonial y el misterio
de la vida. Valora positivamente la sexualidad como fuerza ligada al
don sagrado de la vida y como importante factor de convivencia entre
el hombre y la mujer [Gén1,27-28]; [Gén2,18-24]; [Gén29,15-30];
todo el libro del Cantar de los Cantares; [1Cor7,3-5], pero siempre
que se ejerza legítimamente dentro del matrimonio. Fuera del ámbito
matrimonial, la Biblia reprueba "aunque a veces parece
disculpar [Gén19,30-38]; [Gén38,12-26]" el ejercicio de la
sexualidad [Éx20,14]; [Dt5,18]; [1Cor6,9-10]; [Gál5,19-21];
[Ef5,5]; [Ap22,15], sobre todo cuando implica profanación de las
relaciones familiares [Lev18,6-18]; [Lev20,10-14]; [Dt27,20-23];
[2Sam13,1-14], violación de derechos ajenos [Lev18,20]; [Lev19,20];
[Lev20,10]; [Dt22,22-25] o aberraciones antinaturales [Lev18,22-23];
[Lev20,15-16]; [Dt27,21]; [Rom1,26-27].
Siervo de Dios
Título que en la Biblia reciben
determinados personajes especialmente relacionados con Dios: los
patriarcas [Gén24,14]; [Gén26,4]; [Éx32,13], Moisés y Josué
[Éx14,30]; [Núm12,7]; [Jos24,29], los profetas [Jer7,25]; [Am3,7],
los sacerdotes [Sal134,1], incluso paradójicamente Nabucodonosor
[Jer27,6] y todo el pueblo de Israel en conjunto [Is41,8]; [Is42,19];
[Is43,10]; [Is44,1]; [Is44,21]; [Is48,20]. Pero el título se
reserva, sobre todo, para un misterioso personaje que llevará a cabo
los planes de Dios con total fidelidad [Is41,1-7]; [Is49,1-6];
[Is50,4-10]; [Is52,13-53]; [Is53,12]. La tradición cristiana no ha
dudado en considerar a Jesús de Nazaret como este siervo de Dios por
excelencia [He3,13]; [He3,26]; [He4,27]; [He4,30]; ver [Mt12,17-21];
[Mt22,27]; [Lc4,17-21].
Sinagoga
Vocablo de procedencia griega, que ya
en el AT se usa para designar a la comunidad judía [Éx12,19];
[Éx16,1-2], sobre todo en cuanto reunida con una finalidad
religiosa. Viene, pues, a ser sinónimo de asamblea, iglesia. Este
empleo de la palabra "sinagoga" perdura en el NT [Jn9,22];
[Jn12,42]; [Jn16,2]; [He9,2]; ver [Mt10,17]; [Mt23,6]; [He6,9];
[He22,19]. Alguna vez se usa para aludir a una reunión de cristianos
[He13,43]; [Sant2,2] o incluso a sectas heréticas [Ap2,9]; [Ap3,9].
Desde este valor original, el mismo término pasa a significar el
edificio (algo así como sucursales del templo de Jerusalén) en el
que la comunidad judía se reúne para la oración, la lectura de la
Biblia y la enseñanza religiosa [Mt4,23]; [Mt6,2]; [Mt12,9];
[Mt13,54]; [Lc7,5]; [He9,20]; [He13,5]; [He15,21]. Al frente de cada
sinagoga estaba un rabino [Mc5,35-36]; [Lc8,41]; [He13,15]; [He18,8],
al que solía asistir un ayudante [Lc4,20]. En la época de Jesús
había sinagogas por todas partes [He13,14]; [He17,1]; [He17,10];
[He17,17]; [He18,4]; [He18,26]; de Roma se dice que contaba con trece
sinagogas. La sinagoga tenía siempre forma rectangular,
ordinariamente de tres naves; el lugar destinado a guardar los libros
santos estaba oculto tras una cortina. Las reuniones en la sinagoga
tenían lugar los sábados, y nunca se ofrecían allí sacrificios,
reservados únicamente al templo de Jerusalén.
Soberbia
Uno de los pecados más aborrecidos por
Dios [Sal119,21]; [Si10,7]; [Lc1,51]; [1Pe5,5]. Existe la soberbia
diabólica de quien pretende escalar los cielos e igualarse a Dios
[Gén3,5]; [Gén11,4]; [2Re18,33-35]; [Jdt6,2]; [2Mac9,4-10];
[Is14,11-15]; [Is47,5-10]; [Dan5,22-23]; [Sal119,51]; [He12,21-23];
ver [Jn5,18]; [Flp2,6]; [2Pe3,4]. Existe la soberbia de quienes
oprimen a los pobres y desvalidos [Dt17,17]; [Dt17,20];
[Jer22,13-19]; [Am8,4-8]; [Sal73,6-9]; [Sal123,4]. Existe la soberbia
del fatuo y vanidoso, que pretende ser más que los otros [Si10,9];
[Mt23,4-7]; [Lc14,7-11]; [Lc18,9-14]; del insolente y arrogante, que
hace ostentación de su riqueza [Am6,8]; [Pro6,17]; [Pro21,24];
[Sant4,16]; del hipócrita, que hace todo para ser visto [Mt23,5];
[Mt23,25-28]. Todos conocerán el castigo de Dios [Gén3,14-19];
[Gén11,7-9]; [Is14,3-20]; [Is37,26-29]; [Is37,36]; [Ez28,6-10];
[Dan5,24-30]; [Sal31,24]; [Pro16,18]; [Sap5,814]; [Mt23,12];
[He12,23]; [Ap18,10-21].
Sueño. Sueños
El sueño, además de fenómeno
fisiológico reparador de las fuerzas humanas, es en la Biblia: a)
Momento privilegiado para que Dios haga llegar al hombre su palabra
[Gén15,12]; [Gén28,11-19]; [Gén37,5]; [Jue6,25-26]; [1Sam3,1];
[1Re3,5]; [Dan7,1]; [Mt1,20]; [Mt2,12]; [He16,9]; [He18,9] "ver
[Gén40,5]; [Gén41,1]; [Dan2,1]; [Dan4,2]; [Mt27,29]". Puede,
sin embargo, suceder que los sueños no sean válidos [Dt13,2-6];
[Jer23,25-28]; [Jer23,32]; [Jer27,9]; [Jer29,8]; [Si34,1-8]. b) El
sueño es también imagen de la muerte, tanto física [Dt31,16];
[2Sam7,12]; [1Re2,10]; [Sal13,4]; [Dan12,2]; [Mc5,39]; [Jn5,25];
[Jn11,11-13]; [1Cor7,39]; [1Cor15,6]; [1Tes4,13-15]; [1Tes5,10] como
espiritual [Is51,17]; [Rom13,11]; [Ef5,14]; [1Tes5,6].
T
Temor
Tiene en la Biblia el sentido de
reacción ante el misterio de lo divino, que se presenta como algo
potente, majestuoso y terrible, pero al mismo tiempo atrayente y
fascinador. Yavé es el Dios terrible y temible [Éx15,11-12];
[Éx34,10]; [Dt7,21]; [Dt10 21]; [2Sam7,23]; [Sal47,3]; [Sal89,8],
pero al mismo tiempo es el Dios que salva, protege, guía y ama a su
pueblo, el Dios que tranquiliza al hombre diciendo: "No temas"
[Gén26,24]; [Dt1,21]; [Jue6,23]; [Sof3,15-17]; [Ag2,5], [Dan10,12];
[Lc1,13]; [Lc1,29]; [Lc2,10]; [Mc4,40]; [Mc6,50]. Tiene, pues, el
temor bíblico una dimenión saludable que se aproxima al concepto de
amor-respeto-fidelidad-confianza [Dt10,12-13]; [Sal22,1];
[Sal25,12-14]; [Sal31,20]; [Sal66,16]...; [Si1,11-20]; [Si2,5-17]. Es
el temor que la Biblia canta como fuente de sabiduría y camino de
salvación [Job28,28]; [Pro1,7]; [Pro9,10]; [Pro15,33]; [Si1,20];
[Lc1,50]; [He10,34-35]; [Ap11,18]. El temor al que se refiere
[1Jn4,18] no es el auténtico temor bíblico.
Templo
El templo de Jerusalén fue una
institución clave en la vida religiosa del pueblo israelita.
Edificado por Salomón [1Re6,4-36], destruido por Nabucodonosor
[2Re25,9], reconstruido por Zorobabel [Esd3,7ss]; [Esd5,1];
[Ag2,2-9], restaurado y dedicado de nuevo por Judas Macabeo
[1Mac4,49], demolido y suntuosamente reedificado por Herodes el
Grande [Jn2,20], fue finalmente arrasado por los romanos en el año
70 d.C. Ya los profetas pusieron en guardia al pueblo israelita ante
una consideración mágica del templo [Jer7,4-15]. Igualmente Jesús,
que acepta la realidad del templo [Lc2,22-24]; [Lc2,46]; [Lc19,47];
[Lc21,37]; [Lc22,53]; [Mt21,12]; [Jn8,2]; [Lc18,20], relativiza
radicalmente su papel [Jn4,20-23]; ver [Mt24,1-2]; [Lc21,5-6]. En
adelante, el verdadero templo será el propio cuerpo de Jesús
[Jn2,19-21]. La Iglesia entera construida sobre Cristo como piedra
angular [He4,11]; [Ef2,20]; [1Pe2,4-5], cada cristiano en particular
[1Cor3,16-17]; [1Cor6,19] y, en último término, la morada celeste
de Dios [Heb9,12]; [Heb9,24]; [Heb10,19]; [Ap7,15]; [Ap21,22].
Tentación
Con el sentido general de "poner a
prueba", tiene en la Biblia los siguientes significados: a)
Poner a prueba a Dios exigiendo de él una intervención
extraordinaria [Éx17,2]; [Núm14,22]; [Dt6,6]; [Jdt8,12-16];
[Is7,12-13]; [He5,9]; [He15,10]; [1Cor10,9]. Ésta es una actitud
reprobable. b) Dios pone a prueba al hombre para ver si le es fiel
[Éx16,4]; [Dt8,2]; [Dt8,16]; [Dt13,4]; [Jdt8,25-27]; aveces Dios
simplemente permite estas pruebas [Job1,8-12]; [1Cor10,13];
[Sant1,2]; [Ap3,10]; en todo caso, Dios nunca tiene intenciones
malévolas [Si15,11-20]; [Pro19,3]; [Sant1,13]. c) La acción del
espíritu del mal y sus
Colaboradores humanos en cuanto incitan
a otros a la práctica del mal [Si44,20]; [Mt26,41]; [1Cor7,5];
[1Tes3,5]; [2Tes3,3]; [Sant1,14]; [1Pe1,6-7]; [1Pe5,6-7]. Jesús, que
quiso pasar por la prueba de la tentación [Mt4,3-10] par; [Jn12,27];
[Heb2,18]; [Heb4,15], nos invita a orar para superarla [Mt6,13];
[Lc22,40].
Testamento
(ver Alianza) Palabra de origen latino,
que responde al griego "diazeke", y que tiene el sentido
fundamental de alianza o pacto entre Dios y su pueblo [Mt26,28];
[Lc22,20]; [He3,25]; [Rom9,4]; [Rom11,25]; [2Cor3,6.14]; [Gál4,24];
[Ef2,12]; [Heb7,22]; [Heb8,8]; [Heb9,15]; [Heb9,20]; [Heb10,29]. De
ahí pasó a significar, con los adjetivos "viejo" y
"nuevo", el conjunto de libros que contienen la revelación
divina ver [Éx24,7]; [2Re23,2]; [2Re23,21]; [1Mac1,57]; [2Cor3,14].
Naturalmente, con la palabra "testamento" se traduce
también cuando lo requiere el caso, la idea de última voluntad de
un hombre con respecto a sus bienes para después de la muerte
[Gál3,15]; [Heb9,16].
Testigo. Testimonio
La moral bíblica fue siempre
particularmente exigente con la veracidad de los testigos, en
especial cuando se trataba de dar testimonio en juicio [Éx20,16];
[Éx23,1]; [Dt5,20]; [Dt19,16-19]; [Pro6,19]; [Pro12,17]; [Pro14,5];
[Pro14,25]; [Pro19,5]; [Pro19,9]; [Pro19,28]; [Pro21,28]; [Pro24,28];
[Pro25,18]. Pero es, sobre todo, en el NT donde los conceptos de
testigo y testimonio adquieren un singular valor religioso. En primer
lugar, Jesucristo es por antonomasia el testigo fiel y fidedigno
[Jn3,11-32]; [Jn18,37]; [2Cor1,19-21]; [1Tim6,13]; [Ap1,2]; [Ap1,5];
[Ap3,14]; por su parte, de Jesús dan testimonio: el Padre [Mt3,16];
[Mt17,5]; [Jn5,36]; [Jn8,18]; [Jn10,25]; [1Jn5,9], el Espíritu Santo
[Jn14,26]; [Jn15,26]; [1Jn5,6-8], los profetas [He10,43] Juan el
Bautista [Jn1,7-32]; [Jn3,26]; [Jn5,33-35], y deberán darlo los
apóstoles y cristianos todos [Mt10,18]; [Mc13,9]; [Lc24,48];
[Jn15,27]; [Jn19,35]; [He1,8]; [He2,32]; [He3,14]...; [2Tes1,10];
[1Pe5,1]; [1Jn1,1-4].
Tiempo
Es el marco dentro del cual Dios
desarrolla su acción salvífica [Gén1,1]; [Ap22,20]. Así pues, lo
importante en la Biblia no es el tiempo históricocronológico
""chronos"", sino el tiempo histórico-salvífico
""Kairós"", que se concreta en expresiones
cualificadas como "el correr de los tiempos" [Gén49,1],
"el día del Señor" [Is2,12]; [Is11,10]; [Is12,1-4];
[Am5,18], "la plenitud de los tiempos" [Mc1,15]; [Gál4,4];
[Ef1,10], "los signos de los tiempos" [Mt16,1-3];
[Lc19,44], "el fin de los días" o "los tiempos
últimos" [Is2,2]; [Miq4,1]; [Dan11,40]; [Dan12,1]; [1Tim4,1];
[Heb1,2]; [Heb9,26-28]; [1Pe1,5], "el tiempo favorable, de
gracia y de salvación" [He1,7]; [Rom3,26]; [Rom5,6]; [Rom11,5];
[Rom13,11]; [1Cor7,29]; [2Cor6,2]; [Ef5,16]; [1Tim2,6]; [1Tim6,15];
[Tit1,3]; [1Pe5,6].
Tierra. Tierra Prometida
La tierra es para el pensamiento
bíblico el marco providencial de la existencia humana. Y para los
estratos más antiguos de la revelación bíblica es el único marco
[Gén1,28-30]; [Sal115,16]. La relación hombre-tierra es íntima ya
desde los orígenes [Gén2,7];
[Gén3,19]; [Gén12,1]; [Is64,7];
[Si17,1-2]. Por eso uno de los componentes básicos de la promesa que
Dios hace a su pueblo a través de los patriarcas es, precisamente,
la promesa de una "tierra" [Gén12,7]; [Gén13,15];
[Gén15,18]; [Gén17,8]; [Gén26,4]; [Gén28,13]; [Éx12,25];
[Dt1,8]; [Dt1,25]; [Dt1,35-38]; [Dt3,18-28]; ver [Heb11,9].
Históricamente, esta tierra prometida es Palestina, anunciada como
lugar de reposo, como tierra espléndida "que mana leche y miel"
[Núm13,25-29]; [Núm14,20-38]; [Núm32,9-11]; [Dt4,21-22];
[Ez20,15]. Pero la experiencia demostró que esa tierra no suponía
el cumplimiento definitivo de la promesa (ver [Dt28,63]; [Am5,27]), y
sobre todo los profetas fueron intuyendo la existencia de una tierra
nueva [Is11,6-9]; [Is65,17]; [Ez47,1] - [Ez48,1]; [Zac14,6-11], que
el NT sitúa ya en el más allá de este mundo [Mt5,4]; [Mt24,35];
[2Pe3,10-13]; [Ap21,1].
Tinieblas
Aparecen ya en el AT como contrapunto
de la luz [Gén1,3-5]; [Gén1,18], y por tanto como expresión
plástica de cuanto está lejos o se opone a Dios, como símbolo del
mal y de todo lo malo [Is5,20]; [Is59,9]; [Is60,1-2]; [Am5,18];
[Job10,21-22]; [Tob4,10]. Este
simbolismo se mantiene en el NT
[Mt4,16]; [Lc1,79]; [Lc11,35]; [Lc16,8]; [Lc12,53];
[2Cor6,14]; [Ef5,8]; [Col1,13];
[1Tes5,4]; [1Pe2,9], especialmente en los escritos de san
Juan [Jn1,5]; [Jn3,19]; [Jn8,12];
[Jn9,4-5]; [Jn12,35]; [Jn12,46]; [1Jn1,6]; [1Jn2,8-11].
Trabajo. Trabajador
A pesar de algunas apariencias
contrarias [Gén3,17-19]; [Sal90,10]; [Qo2,11]; [Si38,24], el trabajo
es valorado positivamente por la Biblia [Gén1,28]; [Gén1,31];
[Gén2,2-3]; [Gén2,15]; [Éx20,9]; [Dt5,12]; [Pro6,6];
[Pro10,4-5]; [Pro18,9]; [Sap14,2]; [Si7,15]; [Si38,32]; [Si38,34].
Dios bendice el trabajo [Dt14,29]; [Dt16,15]; [Dt28,12]; [Sal128,2] y
reclama para el trabajador el salario justo [Lev19,13]; [Dt24,14-15];
[Jer22,13]; [Mal3,5]. En el NT se presenta a Dios mismo en permanente
actividad [Jn5,17]; ver [Jn15,1], y es significativo el ejemplo de la
familia de Nazaret [Mt13,55]; [Mc6,3]; ver [Jn6,42], de los apóstoles
[Mt4,18-21]; [Jn21,3], particularmente de Pablo [He18,3]; [He20,34];
[1Cor4,12]; [1Tes2,9]; [2Tes3,8]. El
cristiano no puede ser ni un ocioso ni un parásito [1Tes4,11];
[2Tes3,6-12]; al contrario, con su trabajo debe ayudar a los demás
[Ef4,28]. Finalmente, aunque todo trabajo debe ser justamente
remunerado [Lc10,7]; [Sant5,4], hay que evitar el ansia desmesurada
de ganancia [Lc12,15-21]; [Heb13,5].
Transfiguración
Importante suceso de la vida de Jesús
en el que anticipa la gloria de su resurrección [Mt17,2-9];
[Mc9,2-9]; [Lc9,28-36]; [2Pe1,17-18]. San Pablo habla de una especie
de transfiguración de los cristianos, consistente en incorporar a su
vida la imagen gloriosa de Cristo [1Cor15,49]; [2Cor3,18]; [Flp3,21].
Trinidad
La existencia de tres personas
distintas en el seno de la divinidad es un misterio profundo que el
AT solamente atisba cuando aplica a Dios plurales intensivos "entre
ellos, el mismo nombre Elohím" [Gén1,1]; [Gén1,26];
[Gén3,22]; [Gén11,7]; [Is6,8] o cuando somete a un proceso de
personalización los conceptos de espíritu [Gén1,2]; [Jue3,10];
[Jue6,34]; [Jue11, 29]; [Jue13,25]; [Jue14,6]; [Jue14,19];
[1Sam10,6]; [1Sam11,6]; [1Sam19,20]; [1Sam19,23]; [Is11,2]; [Is42,1];
[Is59,21]; [Sal51,13]; [Sal104,30]; [Sap1,5]; [Sap9,17] y sabiduría
[Pro1,20-33]; [Pro3,19]; [Pro8,1]; [Pro9,1]; [Sap7,22-30]; [Sap8,1];
[Si24,1]. Pero sólo en el NT se revela en plenitud la existencia
"que no la esencia" de este insondable misterio [Mt3,16]
par; [Mt28,19]; [Lc1,35]; [Jn1,32-34]; [Jn14,14-26]; [Jn16,13-15];
[He1,4-5]; [Rom8,15-16]; [2Cor13,13]; [Ef2,18]; [1Tes1,1]; [2Tes1,5];
[2Tes2,13-14]; [Heb10,29]; [1Pe1,2]; [Jds20,1]; [Jds21,1].
Tristeza: La Biblia constata tanto los
efectos nocivos de la tristeza [Pro12,25]; [Pro15,13]; [Pro17,22];
[Pro18,14]; [Si30,21-22] como las múltiples causas de la misma
[Sal13,2-3]; [Pro25,23]; [Si22,11-12]; [Si25,23]; [Si30,9-10];
[Si37,2]. Pero, sobre todo resalta la relación tristeza-pecado. Una
relación que puede ser negativa en cuanto la tristeza se manifiesta
como signo y efecto del pecado [Éx33,3-6]; [Jer4,18]; [Jer8,18];
[Jer9,1]; [Jer9,16-19] o positiva en cuanto la tristeza por el pecado
conduce a la conversión [Is63,10-11]; [Is63,17-19]; [Is64,4-8];
[Bar3,1-8]; [Dan9,4-19]; [Esd9,6-15]; [Neh9,6-37]; [Mt26,75]. En todo
caso, más allá de la tristeza, en la perspectiva bíblica está
siempre la esperanzay la alegría [Is25,8]; [Is35,10]; [Is40-55];
[Is57,18]; [Is61,2-3]; [Jer31,15-17]; [Sal126,2]; [Sal126,5]. Por eso
Jesucristo, que quiso compartir las tristezas humanas [Mc3,5];
[Lc19,41]; [Mt26,37] par, [Jn11,33-36], anuncia para los suyos una
definitiva victoria sobre la tristeza [Mt5,4]; [Lc6,21];
[Jn16,20-22]; [Jn17,13]; [Jn20,20]; [Rom8,35-39]; [1Tes4,13-14];
[2Cor6,10]; [Ap7,17]; [Ap21,4].
U
Unción
(ver Consagración) Además del sentido
bíblico ya explicado del término "consagración", la
unción con aceite se utiliza en la Biblia como muestra de honor y de
respeto [Sal23,5]
"ver 92,11"; [Lc7,38-46];
[Mt26,6-13] par; [Jn12,1-8]; [Jn19,40] y también como elemento
curativo [Is1,6]; [Lc10,34]; [Mc6,13]. De ahí que la unción pase a
constituir un elemento sacramental para simbolizar la fuerza
curativo-salvífica de la acción divina sobre el hombre [Sant5,15].
V
Venganza
En la Biblia tiene con alguna
frecuencia el sentido positivo de restablecimiento de un derecho
atropellado. Así entendida puede ser, en ciertos casos, lícita
[Gén4,10]; [Éx21,14]; [Núm35,21]; ver [2Sam3,27]; [Jer50,15]. Pero
pronto se vio que la venganza humana podía extralimitarse fácilmente
[Éx21,12]; [Dt19,5-6], y por lo tanto Dios fue revelándose como el
único vengador legítimo de la justicia conculcada [Dt32,35];
[Is35,4]; [Jer11,20]; [Jer46,10]; [Ez25,15-17]; [Nah1,2]; [Heb10,30];
[Ap18,6-8]. En todo caso, se reprueba la venganza indiscriminada
[Gén4,24]; [Lev19,18]; [Prov20,22]; [Prov24,29] y se recomienda el
perdón [Prov25,21-22]; [Si10,6]; [Mt5,38-41]; [Rom12,19-20].
Verdad
No es desconocido por la Biblia el
concepto de verdad como sinónimo de sinceridad [Sal12,2-3];
[Sal17,1]; [Rom9,1]; [2Cor7,14]; [2Cor12,6]; [Ef4,25]; [Flp1,18];
[1Tim2,7]. Pero no es este, ni de lejos, el principal concepto
bíblico de verdad. En el AT verdad es, ante todo, sinónimo de cosa
segura, firme, digna de confianza]; sinónimo, por tanto, de
fidelidad y lealtad de Dios a los hombres [Dt7,9]; [Dt32,4];
[2Sam7,28]; [Is49,7]; [Sal25,5]; [Sal25,10]; [Sal26,3]; [Sal30,10];
[Sal31,6]; [Sal54,7]; [Sal111,7-8]; [Sal119,86]; [Sal119,138];
[Sal119,142] ... y de los hombres a Dios o a otros hombres
[Gén47,29]; [Éx18,21]; [Jos2,14]; [Jos24,14]; [1Re2,4]; [1Re3,6];
[1Re20,3]; [2Crón31,30]; [Is38,3]; [Ez18,9]. En el NT, manteniendo
esta referencia a la fidelidad [Jn3,33]; [Rom3,3]; [Rom3,7];
[Rom15,8], la noción de verdad adquiere el sentido de plenitud de la
revelación en Cristo [Jn1,14]; [Jn1,17]; [Jn3,21]; [Jn5,33];
[Jn8,32]; [Jn8,40]; [Jn8,44-46]; [Jn17,17-19]; [Ef4,21]; [1Tim3,15];
[1Tim6,5]; [2Tim2,18]; [2Tim4,4]; [Tit1,14]. De ahí la
identificación de la verdad con Cristo [Jn14,6] y con el Espíritu
[Jn14,17]; [Jn15,26]; [Jn16,13]; [1Jn5,6].
Vida
La vida humana es para la Biblia un don
precioso [Dt30,19-20]; [Job2,4]; [Sal27,13]; [Qo11,8]; [Mt6,25];
[Mt16,26], aunque frágil [Is38,12]; [Job14,1]; [Sal37,36];
[Sal39,6]; [Sal144,4]; [Sap2,2]; [Sant4,14]; [1Pe1,24]. Pero es
también un don sagrado, que tiene su fuente en el Dios "viviente"
[Dt5,26]; [Jos3,10]; [Jer10,10]; [Dan6,21]; [Sal42,3]; [Sal84,3] y
que es origen y señor de toda vida [Gén1,20-27]; [Gén2,7-9];
[Gén2,24]; [Jer2,13]; [Jer17,13]; [Ez18,4]; [Dan5,23];
[Job10,10-12]; [Sal36,10]; [Sal66,9]; [Sal139,13-16]; [He17,25];
[1Tim6,13]. Así las cosas, la noción bíblica de vida es un
concepto teológico que desborda los límites estrictamente físicos
y biológicos: la vida es fundamentalmente la relación de comunión
con Dios]; la muerte es la ruptura de esa relación con Dios
[Ez18,21-32]; [Ez33,10-16]; [Hab2,14]; [Prov2,19]; [Prov11,19];
[Sal69,29]. Esto hace que los autores bíblicos vayan intuyendo la
existencia de una vida más allá de la muerte física [Is53,10];
[Sal16,10-11]; [Sal49,16]; [Sal73,23-28]; [Cant8,6], intuición que
se hace afirmación rotunda en los últimos libros del AT
[Dan12,2-3]; [2Mac7,23]; [2Mac7,36]; [Sap3,1]; [Sap5,15] y que es
plenamente confirmada por el NT, donde al sustantivo "vida"
acompaña con frecuencia el adjetivo "eterna" [Mc10,17];
[Mc10,30]; [Mt25,46]; [Jn6,51]; [Jn6,58]; [Jn8,51]; [Jn10,28];
[Jn11,25-26]; [Rom2,7]; [Rom5,21]; [Gál6,8]; [1Tim1,16]; [Tit1,2];
[Tit3,7]. Esta vida, de la que Jesucristo es suprema encarnación y
garantía [Jn1,4]; [Jn5,26]; [Jn6,39-54]; [Jn11,25]; [Jn14,6];
[1Jn1,1-2]; [Ap1,18], se anticipa ya en este mundo mediante la fe y
la unión con Cristo [Jn3,16]; [Jn3,36]; [Jn5,24]; [Jn6,40];
[Jn6,51-58]; [Jn10,28]; [Jn20,31]; [He13,48]; [Rom6,4]; [Rom6,23];
[Rom8,10]; [Gál2,20]; [Col3,3]; [1Jn5,11-13])
Virginidad
En el AT es una cualidad estimada -y
requerida- en la mujer antes del matrimonio [Lev21,13-14];
[Dt22,16-21]. Pero en una sociedad donde la maternidad y la
descendencia constituían una singular bendición de Dios, no se
apreciaba la virginidad como estado permanente [Jue11,37];
[1Sam1,5-11]; [Sal127,3]; [Sal128,3]. Con el NT cambian las cosas. La
virginidad se convierte en un importante valor como anuncio de los
tiempos escatológicos [Mt22,29]; [1Cor7,26]; [1Cor7,31], como
imitación de Jesús y María [Lc1,27]; [Lc1,34] y como manifestación
de un amor reservado exclusivamente a Dios y al servicio del reino
[Mt19,12]; [Lc18,29]; [1Cor7,8]; [1Cor7,32-35].
Viudas. Viudez
En la Biblia las viudas, junto con los
huérfanos, son el prototipo de la gente débil e indefensa. Por eso
la ley israelita las protegía particularmente contra toda posible
injuria u opresión [Éx22,21-23]; [Dt10,18]; [Dt24,17]; [Is1,23];
[Is10,1-2]; [Jer7,6]; [Ez22,7]; [Mal3,5]; [Sal94,6]; [Mc12,40]. Dios
vela de modo especial sobre ellas [Sal68,6]; [Sal146,9]; [Prov15,25],
y lo mismo deben hacer los demás [Dt14,28-29]; [Dt24,19-21];
[Job29,13]; [Is1,17]; [He6,1]; [He9,39]; [1Tim5,3]; [Sant1,27].
Vocación
(ver Misión) Llamada que Dios hace,
bien a todo un pueblo, bien a individuos singulares, para encargarles
una misión especial en la historia salvífica. En el AT Dios llama a
Israel confiándole una misión iluminadora [Dt4,1]; [Dt5,1];
[Dt6,4]; [Is43,10-12]; [Is55,3-5]; [Sap18,4], y llama también a una
serie de personajes dentro del pueblo [Gén12,1-3]; [Éx3,7-12];
[Jue6,11-24]; [Jue13,1-25]; [1Sam3,1-14]; [1Sam16,11-13]; [Is6,1-13];
[Is42,6-7]; [Is49,1-6]; [Jer1,4-10]; [Ez3,1-4]; [Am7,15]. En el NT
cabría hablar de una llamada de Dios a María [Lc1,26-38], pero
resalta, sobre todo, el llamamiento que Jesús hace a los apóstoles
[Mt4,18-22]; [Mt9,9]; [Mc3,13-18], a Pablo en particular [He9,1];
[1Cor15,9]; [Gál1,11-16] y a todos los hombres de buena voluntad
[Mt16,24]; [Mc10,21]; [Lc9,57-62]; [He2,39]. En realidad, la entera
comunidad cristiana primitiva percibió inmediatamente su existencia
como una vocación [Rom1,1]; [Rom1,7]; [Rom12,6-8]; [1Cor 1,1-2];
[1Cor1,26]; [1Cor7,24]; [Ef1,4]; [1Tes1,4]; [2Tes2,13]; [2Tim1,9].
Voluntad de Dios
(ver Designio de Dios)
Voto
Compromiso que se adquiere delante de
Dios en orden a realizar una acción buena, mejor que su contraria.
En el mundo de la Biblia se valora muy positivamente y es ampliamente
practicado [Gén28,20-22]; [Núm21,2]; [Jos6,17]; [Jue11,30-39];
[1Sam1,11]; [2Sam15,8]; [Sal132,2-5]. Estaba regulado por la ley
[Lev27,2-5]; [Núm30,3-16]; [Dt23,22-24], y su incumplimiento atraía
la maldición divina [Mal1,14]; [Sal50,14]; [Sal56,13]; [Sal76,12];
[Qo5,3-5]; [Si18,22-23]. Especial notoriedad adquiere el voto del
nazireato [Núm6,1-21]; [Jue13,5-7]; [Jue16,17]; [Lc1,15]; [He18,18];
[He21,23].